Me gusta leer y ver la tele

Monday, February 05, 2007

London Calling (1)

Como lo prometido es deuda, y a buen deudor pocas palabras bastan, y aunque la mona se vista de seda, ande yo caliente, aquí empieza la miniserie de posts en la que hablaré del viaje a Londres con el que mi novia Rebeca y yo nos dimos un lujo durante la semana del 22 al 29 de Enero. De lunes a lunes y tiro porque me toca.

Lunes, 22 de Enero de 2007

Pese a que nos levantamos medianamente pronto para terminar de hacer la maleta (y no me miréis así, que seguro que a casi todos os pasará lo mismo), y a que un amigo, el gran Kbass, nos llevó en coche al aeropuerto de Villanubla para estar un par de horas antes de que saliera nuestro vuelo, no por ello llegamos antes a Londres. Todo lo contrario.

Nuestro vuelo salía de Villanubla, el aeropuerto de Valladolid, por dos razones. La primera, y más poderosa: porque es desde aquí desde donde salen los vuelos de la compañía de bajo coste por antonomasia, RyanAir. Sobra decir que no viajamos con Iberia o British Airways, precisamente.

La segunda razón es que, pese a que en mi no-muy-larga-vida he cogido unos cuantos aviones y he estado en unos cuantos aeropuertos, nunca había visto siquiera el de mi ciudad natal. Y tenía ganas. Por supuesto, lo que me imaginaba se cumplió: el aeropuerto de Villanubla es un descampado con un pequeño edificio en forma de terminal. Para el tráfico que tiene, tampoco es que haga falta nada más, eso es cierto. Pero la en principio insignificante idea que tuvimos de facturar el equipaje y pasar pronto la aduana, para poder esperar tomando un café u ojeando alguna tienda en la zona de embarques, se convirtió en decepción, al comprobar que allí no había ni cafetería, ni tiendas, ni un mísero kiosko para comprar unas pipas. Todo lo que hay es una salita pequeña con unos bancos, a la que dan las únicas dos o tres puertas de embarque, por las que entra un frío exagerado del exterior.

Cuando quedaba cosa de diez minutos para empezar a embarcar, empezó a nevar ligeramente. En cuanto hubimos subido al avión la nevada se incrementó, y el piloto decidió esperar a ver si amainaba. La espera se prolongó durante lo que al final fueron cuatro horas, sin poder bajar del avión, porque parecía que podía dejar de nevar en cualquier momento. Y, como digo, dejó de nevar, y despegamos: cuatro horas después.

Cuando en principio yo había calculado que llegaríamos a nuestro hotel en Londres a eso de las cinco de la tarde, acabamos aterrizando en Stansted airport hacia las nueve menos algo de la noche. No recuerdo a qué hora llegamos al hotel exactamente, pero al tiempo en el avión hay que añadir la recogida de equipaje, pasar la aduana, casi una hora de Terravision hasta Liverpool St. Station y un paseo en metro, (previo pago de un par de Oyster cards para una semana, zonas 1 y 2), desde allí hasta la parada del tube en Bayswater, a tres minutos andando del hotel. Y yo pensando que podríamos aprovechar algo aquella tarde de lunes por la ciudad...

El hotel en que nos alojamos, el Central Park Hotel, lo elegimos por una razón obvia: un amigo nuestro trabaja allí de conserje, y nos hacían descuento por la habitación. El sitio en si está bastante bien, y 56 libras en alojamiento/desayuno en un 3*** no es para despreciarlo, si hablamos de Londres. Nuestro amigo, Antonio, nos había reservado una de las habitaciones más grandes, y todo eso estando a tres minutos andando de dos paradas del underground que cubren las líneas central y circular. A tiro de cinco o seis paradas de metro de todas las zonas interesantes de la ciudad, en resumen.

No es que Rebeca y yo seamos tan sibaritas que necesitemos tantas comodidades. El descuento y la buena posición del hotel vienen bien, tampoco vamos a ser idiotas, pero si no llegamos a tener ningún contacto privilegiado por allí, probablemente habríamos acabado durmiendo en un hostel o un B&B por unas pocas libras (siempre teniendo en cuenta lo carísima que es esta ciudad para tantas y tantas cosas).

En fin, que llegamos al hotel, hicimos la entrada, y nos pusimos a esperar a Antonio, que tenía libres ese día y los tres siguientes y no había parado de llamar al hotel durante la tarde para ver si ya habíamos llegado.

Tras la alegre y medianamente emotiva reunión, dispuestos a no desaprovechar lo poco que quedaba de día, nos fuimos los tres al centro, a dar un paseo por Leicester Sq. y el Soho, a cenar algo y a tomar algo en un pub. Y eso hicimos. Lo primero, la cena.

Guiados por Antonio, al que a partir de ahora llamaré Bombero, o Gila, o Antonio "Bombero" Gila, a secas, acabamos en una baguetería de la cadena Subway. A mi bocadillo pedí que le echaran de todo, y craso error cometí, porque, si bien la baguette en cuestión no era incomestible, la mezcla de carne de cordero con guindilla con pepinillo y con pepino es como para replantearse la necesidad de comer como parte del proceso de la vida. Pero había hambre, y nos acabamos los bocadillos, grandes y por tanto caros como eran, sin protestar demasiado. Para eso ya habría tiempo después.

Y luego nos metimos en un pub, a tomar una buena pinta de Foster's, que para eso que voy a London, me dije, voy a beber cerveza australiana. Con un par. El sitio se llamaba The Old Greyhound, o The Odd Greyhound, o algo así. La verdad es que lo único que puedo decir es que estaba en Dean St., y eso porque lo tengo apuntado.

Sobre el pub no queda mucho que decir. Bebimos cerveza, cerraron la barra, previo toque de campana, cinco minutos después de que hubiéramos pedido, conocimos a un tío que estaba borracho como él solo y que cuando supo que éramos españoles se soltó cuatro o cinco frases que en algún momento le debieron ser muy útiles en su estancia en países de lengua castellana ("ponme otra más" kinda like), y, tras veinte minutos, hacia las once y media de la noche, nos echaron nada vilmente. Sin mucho más que hacer, y un cansancio mortal, nos volvimos al hotel a dormir, pobres de nosotros.

Para otras entregas de London Calling:
- London Calling (2): Martes, 23 de Enero.
- London Calling (3): Miércoles, 24 de Enero.
- London Calling (4): Jueves, 25 de Enero.
- London Calling (5): Viernes, 26 de Enero.
- London Calling (6): Sábado, 27 de Enero.
- London Calling (y 7): Domingo, 28 de Enero.

19 comments:

Nash said...

Parece que Mario y tu teneis un iman para que los vuelos en avion sean mas interesantes de lo que toca. Cuatro horas metido en un avion sin salir...con lo estrechos que son los aviones continentales para terminar con claustrofobia. Eso de tener amigos en hoteles esta genial yo cuando fui a londres me salio un poco mas barato pero eramos 6 personas en literas en mitad de ninguna parte. Por que mira que es caro Londres. Por cierto el nombre del aeropuerto es ese, o se lo pusieron tras leer Jurasik park.

Anonymous said...

¿Eh? ¿Stansted? ¿Jurassic Park? Me leí el libro hace tantísimo tiempo que no lo pillo. :(

Jejeje, la verdad es que interesante no es la palabra que yo utilizaría para describirlo. Por suerte aquel avión no era el peor en el que yo haya viajado, y por mucho.

Y sí que está genial lo de tener contactos. Aunque me temo que, aparte de otro amigo en un hotel de Vilafranca del Penedés, no me quedan más conserjes/recepcionistas a los que acudir. Aunque creo que conozco a alguien en Chattanooga...

Lo que me recuerda: ya sabréis que si tenéis que pasaros por Pucela y pasar alguna noche aquí, mi casa está a vuestra disposición. Que no hace ni falta que lo diga, vamos. :)

Mario Alba said...

Yo tampoco pillo lo de Stansted, pero bueno (aunque Nacho tiene memoria fotográfica para nombres de personajes en películas, así que vete tú a saber). Aunque conecté vuelos allí en Navidad de 2005, y recuerdo que el aeropuerto me pareció horrible.

Y lo poco que estuve en Londres me hizo terminar con la misma impresión que la vuestra: carísima.

Nacho ya ha probado la hospitalidad de Chez Mario aquí en Chattafiesta, así que, querido Pablo, eres bienvenido cuando quieras. Y si me paso por Valladolid, ya sé dónde quedarme. (Evidentemente, pues la única razón por la que iría allí es, precisamente, para verte a ti, hahaha.)

Nash said...

El aeropuesto de Villa nubla es al que me referia yo, ya que la isla de parque jurasico se llama isla nubla, un chiste facil seria si volavais en telodaptiro (o como se escriba) para tardar cuatro horas en llegar a vuestro destino.
La hospitalidad en Chatafiesta es magnifica, si vas cuando Mario esta currando lleva un trivial o una consola o muchos libros por que no hay nada en esa ciudad interesante que ver...menos la via apia.
Las veces que he ido a Valladolid han sido para ver a mi abuelo y solo he pasodo dos días a lo sumo pero la proxima vez intentare sacar tiempo y pasar a visitarte. Y si vienes para Alicante, como Mario sabe hay una pequeña habitacion a tu disposicion con cama y todo eso si, nada de dormir en el sofa :-).

Anonymous said...

Villa nubla > Isla Nubla .....

JAJAJAJAJA!!!

En fin... sobre lo de la diversión chattanooguil, no creo que tuviera muchos problemas. Se le echa mano a las estanterías de nuestro buen Fel, y arreglado.
Además, si algún día voy a Chattanooga, no podría irme sin visitar dos lugares que en este blog son casi de culto: el B&N y, principalmente, The Rave.

Yo no me muero sin comerme un cubo gigante de palomitas en The Rave.

Mario Alba said...

Hahahaha. Es verdad. Pues a The Rave que te llevaré, a que comas todas las palomitas que quieras. De hecho, creo que si pides el cubo gigante, tienes refill gratis!

Anonymous said...

¡Qué me dices! ¡¿En serio?! ¡¿Refill gratis?! Pero eso sería como un sueño... hecho realidad. Poder comer todas las palomitas que quiera... sin cortarme un pelo... sin tener que racionar para que me duren toda la película... Eso sería la gloria para mí*, la gloria bendita. Bendita seas, Gloria, entre todas las mujeres...**


* Aunque los comentarios vertidos por el autor de este comentario puedan indicar un grado extremo de obesidad mórbida por su parte, no es un hecho que se corresponda con la realidad. Y si está algo gordo, es porque tiene los huesos grandes.

** El grado de salud mental del autor de este comentrio puede variar dependiendo de su momento de estabilidad emocional.

Mario Alba said...

Hahahaha. Me alegra ver que estás tan emocionado. Pero es verdad. Si pides palomitas y refresco grandes en The Rave, tienes refill gratis. Otra cosa es quién es la bestia devoradora con forma de hombre que es capaz de terminarse un cubo de esos entero, ya no digamos pedir un refill.
Cuando fui a ver King Kong hace algo más de un año, hice lo que nunca -NUNCA- hago: compré refresco y palomitas, más que nada porque fui a la sesión de las ocho (o sea, los tráilers empiezan a las ocho), y sabía que la peli iba a ser larga y yo me iba a quedar dormido si no me mantenía en movimiento (aunque fuera sólo brazo-mandibular). El caso es que me compré el tamaño mediano (creo), y acabé dejándome la mitad por imposibilidad física. Pero si vienes, podemos intentarlo otra vez ;)

Nash said...

Los americanos estan locos, pero si que son capaces de repetir de palomitas y bebida asi estan de gordos.
Lo que o comparto en absoluto es la mania de comer en el cine, todo el mundo masticando y sorbiendo con las pajitas las ultimas gotas de bebida que quedan en el vaso...es molesto asi no te puedes concentrar en la pelicula deberia estar prohibido.

Mario Alba said...

Estoy de acuerdo: al cine se va a ver la peli, no a dejar el suelo pegajoso cuando (irremediablemente) se te caiga el refresco tamaño familiar al suelo. O sobre otro espectador...

Anonymous said...

Bueno, me gustaría mucho protestar como vosotros, pero yo NECESITO mis palomitas y mi refresco de cola. Y es curioso, porque yo, que siempre me he considerado un tío medianamente inteligente, y que aún hoy me sigo aprovechando de mi antiguo carnet de la universidad para que me hagan descuento en la entrada... en fin, sé que me voy a gastar más dinero en el bebercio y el comercio que en el ticket. Y aún así tengo que comprármelos en el cine. Y en tamaño gigante, que si no no me quedo a gusto.

De media el tanque de palomitas me dura cuarenta minutos. :(

Anonymous said...

Además, qué leches, al cine se va a pasárselo bien, no a rendir culto al actor de moda. Yo ruido no meto, eso lo primero, que soy muy respetuoso con los demás (y me gusta oir los diálogos). Pero me gusta comer palomitas. Demandadme. Joer.

Mario Alba said...

Bueno, bueno. Con tales argumentos, no podemos sino aceptarte> todos te queremos. Abrazo colectivo y tal.

Kbass said...

Comentario con un poco de retraso, pero miro ocasionalmente. Interesante historieta, no sabía lo de que habíais tenido que esperar 4h a que dejara de nevar. Espero la siguiente entrega

Anonymous said...

¡Bienvenido Kbass! Muchas gracias por tu comentario. Eres bienvenido por aquí siempre que te apetezca pasarte.

Por cierto: toDOS, os presento al Kbass, GRAN amigo, mejor persona.

Sí, nos tocó estar cuatro horitas en el avión, pero bueno, ya sabes, yo lo cuento en plan bien, para que quede bien al ser leído. Porque no fue exactamente una "historieta", esos seguro. :p

Mario Alba said...

Pues nada, Kbass: bienvenido a Sunny Jhanna, el que podría ser el blog más leído de la red si todo el mundo lo leyera!

Anonymous said...

Y todo el mundo podría estar haciéndolo... ¿por qué no?

Soñemos...

Mario Alba said...

Pues hombre, viendo lo visto en el Site Meter, creo que tenemos más regulares de lo que nos pensamos...

Nash said...

Halagan lo de comer en el cine no es por rendir culto al autor o la obra en cuestión es por que por norma general el comportamiento cívico brilla por su ausencia la gente es cerda como ella sola y no sabe comer palomitas, mas bien las engullen de forma que al pobre tipo de delante le caen palomitas en la cabeza, que esta claro que no es tu caso, pero bueno como tenemos la mala fortuna de no poder coincidir en el cine, no me molestaras :-)