Me gusta leer y ver la tele

Tuesday, August 28, 2007

London Calling (3)

Tras un sonrojante retraso de medio año, la serie London Calling, que narra el viaje a Londres que servidor hizo con su novia a la capital británica, ha vuelto para quedarse. Aquí tenéis la tercera parte de nuestro viaje, e iré colgando el resto durante los próximos cinco martes, para acabar a finales de Septiembre. Esta vez sin interrupciones ni cortes publicitarios.
PD.- Si queréis recordar los dos anteriores posts, no tenéis más que acudir a los links del final de este artículo.

Miércoles, 24 de Enero

Al día siguiente nos levantamos a las ocho menos cuarto de la mañana (es decir, unos 15 minutos antes de lo planeado, gracias al maravilloso servicio despertador del hotel), decididos a aprovechar el día al máximo. Una hora y media después, ni un solo minuto antes, salimos del hotel pensando en qué demonios se nos había ido ya media mañana. Pues en desayunar muy tranquilamente y en atender la visita de nuestro anfitrión, Gila, al que no estábamos viendo apenas más que quince minutos al día.

Habíamos preparado el día turístico típico londinense: Buckingham Palace y cambio de guardia, Westminster Abbey y Houses of Parliament, todo ello aderezado con unas buenas vistas del Támesis, y luego por la tarde a Trafalgar Sq., donde visitaríamos la National Gallery hasta que empezara el musical para el que ese día habíamos reservado entradas.

Así que cogimos el Tube hasta Victoria Station. Podríamos haber ido directamente a la parada de Westminster, pero preferimos ver esta estación, que, por otra parte, tampoco es que tenga nada de especial, y luego dar un paseo hacia Westminster por Victoria Street. El kilómetro de longitud de esa calle se nos hizo como si fuera el doble, debido al intenso frío que hacía a esas horas de la mañana. Y no serían más de las 10. Pero el vislumbrar a lo lejos el Big Ben, Westminster Abbey y el London Eye nos ayudó a hacerlo más llevadero.

Dejando atrás Westminster Cathedral y edificios tan emblemáticos como el Westminster City Hall o el mismísimo New Scotland Yard, centro de la policía metropolitana, desembocamos al fin en la plaza en que está ubicada la famosa Westminster Abbey, de planta y fachada impresionantes, y que da lugar al que es uno de los más importantes conjuntos de tumbas de personajes ilustres del mundo. Entre sus paredes están enterrados personajes de la realeza inglesa tales como Edward I, Henry III, Elizabeth I, Mary I, Henry VII; políticos como Oliver Cromwell (antes de ser exhumado) y David Lloyd George; poetas y dramaturgos ilustres como Geoffrey Chaucer, Charles Dickens y Rudyard Kipling (todos ellos en la famosa Poets' Corner); científicos como Charles Darwin, Charles Lyell y Ernest Rutherford; exploradores como David Livingstone; músicos como Henry Purcell y George Frideric Handel; o incluso famosos actores como Henry Irving y Lawrence Olivier. Y eso por no hablar del innumerable número de memoriales que pueden ser encontrados por doquier.
En resumidas cuentas: Westminster Abbey ha sido la primera iglesia en la que he mirado mucho más al suelo que al techo. Y puedo aseguraros que ya he visto unas cuantas.

Hacia las 11:30 empezaba puntualmente el cambio de guardia en Buckingham Palace, así que corrimos raudos a presenciarlo. Pese a que ya había empezado cuando llegamos, pudimos coger un sitio medianamente decente. Qué distinta es la estampa de la gente apiñándose en el mes de Julio contra el enrejado del palacio a la que nosotros vivimos en esas fechas de Enero. Había gente, sí, pero al menos pudimos ver más o menos todo el sarao con un mínimo de dignidad.
La ceremonia en si, supongo que es bonita, pero desde luego no es nada realmente especial, al menos desde mi en cierto modo ignorante punto de vista. Una de las características predominantes en el Londres actual es esa perfecta mezcla entre tradición y modernidad, entre pasado y futuro. Pues bien, la ceremonia del cambio de guardia es uno de esos trozos de pasado que los ingleses saben conservar tan bien y con tanto respeto.

Cuando el espectáculo acabó, desandamos lo andado hacia las Houses of Parliament, parándonos en un café Illy para calentarnos el estómago. El sitio estaba regentado por unos italianos, y nos pusimos a hablar con un napolitano acerca de Italia, de Trieste, y de lo pequeño que es el mundo. Al enterarse de que éramos españoles, el hombre señaló a un compañero suyo, que nos dijo algo. Es curioso como no entendí ni una sola palabra de la frase. Tras un "scusi?", el hombre repitió lo que había dicho, que resultó ser, en un cristalino castellano: "Yo soy gallego". Lo que prueba que: uno, mi italiano no debe ser tan malo como pensaba, si me meto tanto en él que no entiendo lo que me dicen en mi propia lengua materna; y dos, que, efectivamente, hay gallegos hasta en la Luna. Y en Londres más.

La visita a Houses of Parliament y, por extensión, al Big Ben (¡Salven el reloj de la torre!) fue forzosamente tan solo exterior, pues que yo recuerde solo se puede visitar por dentro si eres británico, y eso solo a través del correspondiente Member of Parliament. Aún así, es un conjunto arquitectónico que merece la pena ser visto, tanto artística como históricamente hablando. Pocos edificios hay tan simbólicos en el mundo como éste, y, por supuesto, no se puede dejar pasar la ocasión de hacerse la foto de rigor.

Tras la visita al Gran Ben, que en realidad no es el nombre del reloj, sino de la campana que da las horas en su interior, subimos por Parliament St. y Whitehall en dirección a Trafalgar Square, parando por el camino, por supuesto, en Downing Street, en donde, como bien es sabido, reside el primer ministro británico, además de hacer un alto también en los Horse Guards, junto a donde Rebeca se hizo una foto con la chica que estaba sufriendo en ese momento la guardia... y con ella por supuesto su caballo.

Trafalgar Square es una imponente plaza que presenta el edificio de la National Gallery de fondo, la iglesia St. Martin-in-the-fields a un lado, y la Nelson's Column, conmemorando la muerte del almirante homónimo en la Batalla de Trafalgar, en su centro. Un imponente pedazo de ciudad que, la verdad, bien poco me hubiera extrañado encontrarme en Roma.

La visita a la National Gallery nos llevó unas cuantas horas, y tuvimos que dejarlo antes de tiempo debido al extremo síndrome de ojos cansados que provoca el estar más de tres horas seguidas mirando cuadros. Bellísimos cuadros, sí, pero nuestros ojos son humanos, al fin y al cabo. Aún recuerdo la última vez que visité El Prado, cuando me lo tragué enterito en una mañana, y pasé por la última sala, la de los bocetos de Goya para sus Pinturas Negras, como una exhalación. Pero para eso nos habíamos reservado una semana entera en Londres, para poder revisitar algún sitio si hacía falta. Por supuesto, el hecho de que los museos sean gratis, ayuda bastante. Ya lo creo que sí.

Con los ojos cansados, aunque extasiados al haber contemplado obras de Jan van Eyck, Botticelli, Leonardo, Michelangelo, Rafael, Tiziano, Rubens, Velázquez, Caravaggio, Rembrandt o Turner, por mencionar solo a un puñado, nos fuimos directos al Dominion Theatre a coger nuestros tickets para esa noche, que ya habíamos comprado previamente por Internet (esas grandes ofertas 2x1...). Y, buscando algún sitio para cenar, acabamos metiéndonos en un noodle place, donde comimos caliente, extremedamente picante (al menos en mi caso), y nos pusimos a hablar con una pareja de chicos que entendían algo de español.

Tras pasar por la megatienda Virgin de Oxford Street para comprar algunos discos, al fin entramos en el Dominion Theatre, entradas en la mano, para ver We Will Rock You.
Desde que decidimos ir a ver un musical en Londres, estuvimos mirando posibles ofertas y posibilidades. Como grandes ventiladores de la música de Queen que somos, y dado que éste era uno de los pocos espectáculos para los que podíamos conseguir un 2x1 fácilmente, la elección estaba clara.
La obra resultó ser muy buena, y la puesta en escena, magníficamente deliciosa. El teatro estaba abarrotado, y todo el público rió, dió palmas y hasta se puso en pie (está bien, solo yo me puse en pie) durante el clímax de la obra. Nuestros asientos estaban muy centraditos en la cuarta fila, desde donde podíamos ver TODO el escenario a solo unos palmos de nosotros. Juro que, mientras pueda, nunca más volveré a ir al teatro si no me siento en esa posición. Creedme cuando digo que merece la pena pagar el dinero extra por poder sentir el aliento de los actores en tu frente. Y en un musical, la sensación es insuperable.
Pese a que es un género que me encanta, no he visto más que dos en directo. El primero fue Rent, y me encantó hasta límites insospechados. El segundo fue éste, y, simplemente, me derretí en la butaca del gusto.

A la salida del teatro, y tras hacer un intercambio de tiramiento de fotos ante la fachada del teatro con otra pareja de españoles que también habían ido a ver la función, nos dimos un paseo por Piccadilly Circus, otro punto clave de la urbe londinense, antes de volver al hotel. Imagino que todo el mundo conocerá esa intersección coronada por un puñado de carteles publicitarios luminosos, en plan Times Square. Un canto al capitalismo y a la tecnología que, la verdad, tiene encanto propio. En este mundo tiene que haber de todo. Gracias al cielo que disfruto tanto de un fin de semana en una casa rural como de un día en Disneyland.

Para otras entregas de London Calling:
- London Calling (1): Lunes, 22 de Enero.
- London Calling (2): Martes, 23 de Enero.
- London Calling (4): Jueves, 25 de Enero.
- London Calling (5): Viernes, 26 de Enero.
- London Calling (6): Sábado, 27 de Enero.
- London Calling (y 7): Domingo, 28 de Enero.

11 comments:

Mario Alba said...

Bieeeeeen! Ganas tenía ya de seguir leyendo tus andanzas londinenses. Y menudo día lleno de visitas y visitas y más visitas. Yo vi algunas de las cosas que mencionas cuando estuve en Londres una mañana, hace casi dos años, pero no entré a ver nada. Eso sí: dado que yo estuve allí a mediados de diciembre, entiendo perfectamente lo del frío criminal que mencionas.

Yo no soy muy dado a los musicales, pero he oído maravillas del We Will Rock You, que ahora tú confirmas. Me alegro de que te impactara tanto!

Lo de las butacas del teatro es verdad también. Cuando me llevé a mi familia a ver Nadie es perfecto hace un par de años, no sentamos si no en la primera fila en la segunda -pero creo que era la primera-, y el tener a Josema Yuste allí mismito delante de nuestras narices fue una experiencia estupenda -e hilarante.

Y qué envidia con esas obras de arte de Miguel Ángel y compañía. Eso sí que me encantaría verlo. Tal vez en el futuro...

Pero lo dicho: gran día, y ansioso espero el próximo martes.

Anonymous said...

Bueno, Fel, muchas gracias por tu efusividad. Si no fuera porque ya tengo escritos todos los posts siguientes, me pondría ahora mismito con el siguiente.

Ahora que lo mencionas, sí que me suena eso de que habías pasado allí una mañana. Lo que no recuerdo es por qué.
De todos modos, mucho tenías que haber corrido para poder haber disfrutado algo. Quiero decir, nosotros estuvimos siete días allí, y aún se quedaron se nos quedaron unas cuantas cosas en el "por hacer". Mejor, una excusa para volver.

WWRY me gustó muchísimo, aunque bien es cierto que el musical es un género al que voy predispuesto al divertimiento. Me encanta, no puedo evitarlo.

Nunca antes, que yo recuerde, había disfrutado una obra de teatro en el patio de butacas, y de hecho pensaba que tenía que ser algo horrible. Demasiado bajos, no se ve todo el escenario a la vez. Incluso tenía la idea preconcebida de que tenía que hacer daño a la vista, como en el cine. Ya ves tú.
De todos modos, lo dicho: mientras pueda evitarlo, NUNCA más me volveré a sentar en un sitio que no sea ése en un teatro.

Todo esto me lleva a la pregunta: tú que eres un cinéfilo empedernido, de esos de pagar su entrada, ¿dónde te sueles sentar en la sala? ¿Al fondo? ¿Centrado? ¿Pegado a la pantalla?
Por supuesto la pregunta está abierta a los demás. ¿Nash?¿Jorge?¿Alberto?... ¿Mamá?

Me imagino lo de la cercanía con Josema Yuste. Que le tienen que entrar a uno unas ganas de soltar un "Encarna de noche para todos los amigos de España"...

Sobre la National Gallery, es bastante impresionante. Y eso que no terminamos de verla, y nos dejamos en el tintero obras de artistas de la talla de Van Gogh, Cézanne, Monet, Degas, Renoir, Manet... y toda la panda de principios del siglo XX.

De todos modos, debe ser mi predileción por el arte renacentista, pero como los Museos Vaticanos o los Uffizi en Firenze, muy pocos.

Como apunte, decir que al día siguiente, nos pasamos por la Tate Modern, que principalmente expone arte contemporáneo de vanguardias. Ya podréis leer mi opinión sobre él el martes que viene, ya.

Anonymous said...

Por cierto, que no lo he comentado en el post. Es increíble lo impactantes que me resultan los cuadros de Caravaggio al natural. Vistos en fotografías, no parecen nada espectaculares. Pero tenerlos a dos palmos de la nariz... IM-PRE-SIO-NAN-TE. De verdad que sí.

Mario Alba said...

Pasé allí una mañana porque hice escala en Londres en mi anual viaje navideño Atlanta/Valencia. Dado que compré dos billetes distintos, llegué a un aeropuerto y salí desde otro, y me dejé todo el día entre medias para asegurarme de llegar a tiempo de un sitio al otro. Y dado que de di tantísimas horas, me dediqué a patearme la ciudad, maleta en ristre, para compensar por las horas que había pasado sentado en el vuelo transcontinental.
Y no me importaría volver y hacer turismo de verdad, pero me gustaría hacerlo con alguien, no yo solo.

De la National Gallery qué puedo decir: que si hubiera sido yo y hubiera tenido que elegir qué obras o período artístico dejarme en el tintero por falta de tiempo y/o energía, todos los que dices que no viste se hubieran quedado sin ver. Y es que ya sabes que yo y el "arte" moderno no nos llevamos muy bien.

Cuando yo estuve en el Metropolitan en New York hace un par de años, lo que me interesaba ver era lo viejo, no las vanguardias. Allí estaba yo, cara a cara con el famosísimo retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares de Velázquez que todos hemos tenido reproducido en nuestros libros de Historia del colegio...

Y Caravaggio ES impresionante incluso en fotos, hahaha. Pero el que debería decir algo es Jorge, que hace poco estuvo de visita por Roma, y seguro que comparte tu apreciación de los tesoros artísticos que allí se encuentran.

Nash said...

Mi sitio preferido en el cine es lo más centrado posible tanto de altura como de pantalla, en el teatro me gusta más cerca no digo primera fila pero 4ª o 5ª si. La verdad es que el teatro es impresionante yo vi el si de las niñas, que me rei muchisimo, y Wed side Story o como se escriba y me encantaron, es una pena que en Alicante solo tengamos un teatro y las entradas sean casi imposible de conseguir.
Respecto a Londres la verdad es que tengo que volver para ver todo eso que cuentas, yo solo vi la marcha nocturna, los mercadillos y los edificios por fuera, eso de ir a una despedida de soltero no deja mucho tiempo para visitas turísticas.

Jorge said...

Londres es una ciudad magnifica, una de mis preferidas sin duda. Puede que hasta MI preferida hasta que estuve en Roma hace un par de meses. Despues de ver Roma, me quedo con el aire latino, aunque la flema britanica me tira y mucho. De Londres me quedo con todo lo que tu comentabas, Halagan, sitios alucinantes. Aunque si tuviera que elegir alguno diria Covent Garden, Notting Hill y el mercadillo de los ssbados (y es que me gustan los mercadilos, que le voy a hacer!) de Portobello Road.

La National Gallery, madre, que placer! Y el British Museum, ahhhhhhhhhhh!!! Si es que esta TODO PERO TODO alli, es un alucine. La primera vez que lo vi pense que era una broma.

Por cosas de la vida estuve en Londres hace cosa de 1 mes y se la enseñe (perdon, por no poner acentos pero esto es un cyber y va como le da la gana) a mi madre. Le encanto.

Y Roma, madre mia, otra locura, el absurdo del arte hecho ciudad. La de cosas que hay para ver, es algo increible. Finn5fel, ya tardas en ir a Roma, un apasionado del arte clasico como tu, deberias ir pero YA.

Respecto al cine, cuando estaba medio ciego (antes de operarme la miopia y ser viste de aguila, que soy ahora, jejeje) me sentaba centrado hacia delante. Ahora me conformo en centrado-centrado. Pero muchas veces me ha tocado ver pelis en sitios horrendos. Recuerdo que fui a ver "Alatriste" con mi novia en segunda fila, lateral. Toma ya!! Digamos que en las escenas "que parecian cuadros de Velazquez" yo le veia los pelos de la nariz al Mortensen!!

Anonymous said...

Bueno, Fel, apunto un viaje a Londres en nuestra lista de "cosas que molaría realizar y para las que probablemente nunca tengamos tiempo". Justo debajo de la Ruta 66.
Lo que no me explico es que digas eso de artistas como Van Gogh o Renoir. ARTISTAS con mayúsculas. No gente que pretende hacer obras de arte, sino gente que las hace. ¿Que experimentan? Pues sí. Pero eso también lo hacía Miguel Ángel.
Otra cosa son esos que dicen y pretenden que lo que han hecho es digno de elogio, por el mero hecho de ser algo sin precedentes. Aunque lo que hayan hecho sea ponerle un pedestal a una mierda pinchada en un palo. Eso sí que es basura. Lo dicho, a la Tate Modern me remito.

Nash, totalmente de acuerdo con todo lo que dices. En Valladolid nos pasa algo bastante parecido.
Por cierto, lo que me encantaría ver Wed (jeje) Side Story en vivo y en directo. Impresionante musical, mejor película.
Y, ¿una despedida de soltero en Londres? Dame ideas, dámelas, que mis amigos están a un pelo de pasar por la vicaría... Jejeje...

Jorge, yo supongo que no podría elegir una ciudad con la que quedarme, aunque desde luego Londres y Roma estarían entre las principales candidatas. De todos modos, yo no sé qué tiene Firenze, que es que me hace perder el sentido. E incluso Salamanca. Pedazo de obra de arte hecha calles, oye.
Mi novia y yo estuvimos una semana en Londres, y aún nos quedaron mil cosas interesantes por ver. Algo que no hicimos, si bien sí que estuvimos el sábado por Portobello, por supuesto, fue dedicarnos a pasear por sus barrios. Porque Londres más que una gran ciudad parece cien pequeñas ciudades distintas pegadas unas a otras. Cada una con sus propios encantos. La próxima vez que vaya por allí haré precisamente eso. Pasear, no visitar.
Y coincido plenamente contigo en que, Fel, ya estás tardando en pisar suelo italiano. Porque, para respirar arte, nada mejor que Roma, el Vaticano, y Firenze. Es algo espectacular.
Londres tiene la National y el British, cierto; París el Louvre, Madrid el Prado, Nueva York el Met... pero Roma y Firenze son arte en si mismas. Nada como pasear por Roma, colarte en una pequeña iglesia, y toparte de frente con el Moisés de Michelangelo, o con el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini. O, para pasear, también Venezia. Y Salamanca, también.
En cuanto a preferencias sentatoriales cinematográficas, estamos todos igual. Yo, cuanto más al centro geomátrico de la sala esté, mejor.
A mí me paso lo mismo que a ti, Jorge, con Perdita Durango. En primera fila, y en la esquina derecha. Ahora, menudos primeros planos del busto de Rosie Pérez. Santo cielo.

Mario Alba said...

Vale, vlae: Pongo Roma/Italia (y Grecia, ya puestos) en mi lista de ciudades/países que debo visitar en algún momento del futuro.

Con respecto a mis preferencias a la hora de sentarme en el cine (que me doy cuenta ahora se me olvidó comentar ayer), siempre trato de ponerme en el centro exactísimo, normalmente en la cuarta o quinta fila. En The Rave ya tengo identificado el sitio exacto, que es la primera fila de la segunda "sección", justo delante del pasillo perpendicular a las paredes de la sala (y paralelo por tanto a la pantalla), exactamente detrás y un poco a la izquierda de la butaca izquierda de la pareja de butacas para discapacitados en el centro del pasillo. Vamos, que aparte de estar en el centro centrísimo, tengo una conveniente barandilla metálica para apoyar los pies, y dado que este cine tiene stadium seating en todas las salas, no hay ningún problema cuando alguien cruza el pasillo.

Y hablando de ver la pantalla de lado, eso fue lo que nos pasó a Jorge y a mí (junto con Alberto y Lori) cuando fuimos a ver El laberinto del fauno en Athens en enero. Pero cuando Jorge y yo fuimos, varios meses después, a ver Spiderman 3 teníamos la sala casi para nosotros solos, hehehe. Qué risa de tarde...

Nash said...

Halgan la verdad es que la despedida en Londres fue genial, el primer dia fuimos a una super discoteca, no recuerdo el nombre, que fue un fabrica y esta genial, la música no era de mi agrado pero nos lo pasamos muy bien...si no contamos el problema con un amigo borracho y el portero negro de 2*2. El segundo dia visita rapida por londre y de noche a la School Disco, fue genial música buena y todo tias vestidas de colegialas y tercer dia antes de coger el avión visita rapida por centro de Londres y a casa.
Respecto al cine y mi experiencia es ver 2 veces Tesis en la segunda fila del cine, si soy desgraciado, voy a ver la peli por que la primera vez la vi fatal y me toca otra vez en la misma fila.

Anonymous said...

Bueno, Fel, a ver si algún día podemos hacernos un viajecito... o simplemente vernos en la misma ciudad.

Y, ¿qué es, que The Rave tiene todas las salas geométricamente iguales?

Yo aún recuerdo cuando fui dos días seguidos al cine con un amigo de la Facultad (precisamente Antonio, el de los posts de Londres) hace unos años. Fuimos un lunes y un martes a ver dos películas que él había elegido. El primer día tocaba Anatomía, así que quedamos en la puerta del cine, y ambos llegamos tarde. Y, como no nos vimos, mientras que yo me metí a verla, él se metió a ver Lo Que la Verdad Esconde, en otra sala.
Total, que me ví la película YO SOLO EN TODA LA SALA. Que no sabía si ponerme a charlar con el proyeccionista o qué. Ha sido la única vez que he estado yo solo en una sala.
Claro que, al día siguiente, Martes, nos metimos a ver la otra película que había elegido ver (y que ni recuerdo cuál era), y estuvimos durante toda la proyección tan solo él y yo en la sala.
Las dos películas más largas de mi vida.

Pues eso de la School Disco suena genial, Nash. Definitivamente añado lo de salir por Londres a la otra opción que sopesaba como preparamiento de despedida solteril.

Mario Alba said...

Pues sí: los tamaños de las salas varían de vez en cuando, pero por lo demás son todas iguales.