Me gusta leer y ver la tele

Sunday, August 12, 2007

Historia de dos subnormales

Ya sé que ya he puesto un post esta mañana, pero mi cordura me pide que narre este episodio y lo cuelgue en Sunny Jhanna. Ya sé que la historia se sale de la norma de lo que solemos tratar en este vuestro blog, pero espero que la cretinez que muestra como mínimo os entretenga.

El eslabón perdido y el policía menguado

Ayer sábado salí a caminar/correr un rato a orilla del río para tratar de mantener algo parecido a una buena forma física –o no demasiado patética, al menos-. Regresé a casa a las nueve, me duché, cené viendo un episodio de The X-Files (F. Emasculata, para más señas), y me fui a la cama a leer The Stand un rato antes de dormir.

Soñando estaba cuando de repente alguien llamando a la puerta me despertó de inmediato. Mi primera reacción al ver lo oscuro que aún estaba era que seguro que no habían llamado a mi puerta, pues no soy tan popular. Pero una segunda tanda de mamporros más insistentes que la primera despejaron toda duda: alguien estaba llamando a mi puerta a altas horas de la madrugada.

Pensando que a lo mejor podía ver quién era a través de la mirilla, me levanté de la cama, pero aún no había dado dos pasos cuando lo que indudablemente era una patada en la puerta sustituyó a los puñetazos. Al mismo tiempo, una voz masculina gritó “Open the door”. En los dos segundos que me costó despertarme del todo y preguntarme si realmente eso había sido una patada, me encontré a la altura de la cocina, donde el microondas me informó de que eran las 3:52 de la mañana. Tuve tiempo de pensar “algún borracho” cuando el siguiente patadón astilló el marco de la puerta rompiendo el cerrojo inferior, y la puerta se abrió unas dos pulgadas, básicamente lo que el cerrojo superior (una barra más que una cadena) la dejó abrirse sin saltar él también.

Cerca ya de la puerta, me quedé quieto y grité “Who is there?” –pregunta bastante pertinente, estaréis de acuerdo-, y entonces el cabreado descerebrado dijo algo así como “This will teach you not to sing out loud in front of my door”. Fue en ese momento cuando estuve seguro de que el imbécil aquel estaba demoliendo la puerta equivocada.

A continuación oí un rumor de pasos, y el neandertal proclamó “And I also have your phone number!”, lo que ya me dio la certeza absoluta de que, o le habían dado una dirección falsa o incorrecta, o el muy cretino se había equivocado de puerta. Los pasos empezaron a bajar la escalera, y oí lo que me pareció una voz femenina diciendo algo que no pude comprender –tal vez comendando a su semental por la muestra de masculinidad testosterónica que le acababa de brindar-, y de nuevo oí al mentecato hablar, esta vez diciendo “I really did that door good, huh?

Ante mi astillada puerta, me pregunté si debía bajar e intentar ver la matrícula del coche, o si no sería más inteligente no acercarme a un tipo que con toda probabilidad podría darme una paliza dada mi ausencia casi total de músculos. Pero en lo que me costó plantearme esto, oí un coche arrancar y marcharse, con lo que la decisión era ya irrelevante. Aun así, baje para echarle un vistazo a mi coche y asegurarme de que estaba bien. Afortunadamente, mi querida Sanyan Storm no había sufrido ni un rasguño, lo que no hacía sino apoyar la teoría de que este matón no venía a por mí, sino que había ido a derribar la puerta incorrecta.

En aquel momento me planteé llamar a la policía, pero decidí no hacerlo ya que:

A) No había visto ni al retrasado ni su coche.
B) A mí no me había pasado nada.
C) Estaba bastante seguro de que el animal pensaba que me había enseñado la lección y no volvería para examinarme.

Esta mañana, sin embargo, tras hablar con mis amigas Katie y Kristin (manager del complejo de apartamentos esta última), decidí llamar a la policía para contarles lo que había pasado, por si acaso el cromañón decidía regresar en algún momento, y un oficial se ha personado en mi apartamento. Como todo buen policía estereotípico que se precie, el oficial era enorme tanto a lo largo como a lo ancho. Después de echarle un vistazo a la puerta, me ha pedido que le contara lo que había pasado, y durante mi explicación los labios del policía han permanecido congelados en una sonrisita escéptica que me estaba sacando de quicio. Básicamente, el inútil de uniforme ha dicho que le resultaba sospechoso que no hubiera llamado anoche y que lo hubiera hecho esta mañana. Cuando le he preguntado si pensaba que yo había roto mi propia puerta a patadas porque no tenía nada mejor que hacer, el muy estúpido se ha encogido de hombros y me ha sonreído. “Next time call as soon as it happens”, me ha dicho. Y pese a que comprendo que es verdad que debería haber llamado en cuanto pasó –y así se lo he dicho-, le he preguntado cuál hubiera sido la diferencia, pues ni vi al destruyepuertas ni su vehículo, con lo que poco hubiera ayudado mi pronto testimonio a su captura. “Well, that way we can make sure he’s not trying to break into other houses”. Lo que tiene sentido, pero dado que parece indudable que vino específicamente a mi puerta pensando que yo era otra persona, dudo bastante que intentara derribar otras puertas.

En resumen, que el Teniente Risitas de las narices me ha hecho sentir como la típica víctima imbécil de las películas que no vio nada pero se queja, y que encima resulta sospechosa por no haber llamado inmediatamente. A lo mejor es que sabiendo cómo opera la policía, y sabiendo que van a verte como el sospechoso en vez de la víctima, uno se lo piensa dos veces antes de llamar. Damned if you do, damned if you don’t, que dicen por aquí. Más le vale al Departamento de Policía no llamarme en el futuro –como han hecho en otras ocasiones- pidiendo donaciones para el cuerpo, pues el único donativo que pienso darles entraría muy bien en cierta cavidad oscura del mentado cuerpo. Los muy imbéciles.

7 comments:

Nash said...

Joder Mario, lo que no te pase a ti no le pasa a nadie, cada dia creo que tu autobiografia va ser un exito de ventas. Comprendo tu enojo con el poli, pero como siempre digo yo, llama en cuanto pasen las cosas y no te esperes por que suceden estas cosas, la verdad es que hiciste bien en no salir pero la proximavez tambien por si las moscas, coge un cuchillo bien afilado y grande de la cocina antes de salir, posiblemente en el pais del armamento pesado no intimidara mucho pero algo hara. Lo importante es que no te paso nada más que un susto y que tienes otra anecdota que contar a nuestros nietos.

Jorge said...

Bueno, bueno, vaya historia Mario. Me llega a pasar a mí y no sé qué hubiera hecho. Qué situación más extraña. Yo también creo que hiciste lo mejor no abriendo y no saliendo, aunque no vieras al descerebrado que te pateó la puerta. A saber en qué condiciones estaba el sujeto.

y lo del "poli risitas", un claro ejemplo de cómo hay personas que se distancian tanto de su propio trabajo que acaba todo importándoles un pimiento. Pero da la casualidad de que un policía realiza un servicio social y por ende debería tener un mínimo de miramiento con las personas. En fin, de todo hay en la villa del señor. Lo siento tío. Estos días ´(ya sé que lo harás) yo iría con más cuidado por si le diera por presentarse otra vez a patear tu puerta. Aunque yo también estoy convencido que el neandertal se habrá quedado satisfecho de su obra.

Mario Alba said...

Pues ya veis. Tengo cada historia que, si no me conocierais, pensaríais que me las invento.

La próxima vez (que espero no suceda nunca) llamaré a la policía en cuanto pase, de eso no os quepa duda. Aunque, sinceramente, dudo que en esta ocasión en particular hubiera servido de mucho, pues ni vi al cretino ni nada, pero bueno.

Y pese a que no creo que vuelva a pasar, llevo varios días durmiendo con mi bate de béisbol al ladito, porque si me vuelven a llamar a la puerta a las cuatro de la madrugada pienso salir en tromba (en plan Astérix y compañía) primero, y preguntar después.

Anonymous said...

Jeje, menuda historia, Fel. Si me hubiera pasado a mí, a esas horas de la mañana, fijo que me habría tenido que pasar por el baño antes de estar en condiciones de ir a la puerta.

Lo que tendrías que haber hecho en esa situación, para hacerla más surrealista todavía, era haberte puesto a cantar algo, para que el tío se diera cuenta de su equivocación.

La verdad es que tampoco me sorprende que te haya pasado algo así, viendo la clase de gente que, en cierto porcentaje, pulula por el mundo. Hala, a echar la puerta abajo porque sí, sin preguntar dos veces. Y ni siquiera una.

Sobre el representante de la ley, digo lo mismo que Jorge acerca del pasotismo laboral. Por lo general me parece mal, aunque yo, como todos, también tengo mis momentos. Pero hay cierto tipo de profesiones que son casos especiales. Policías, médicos, bomberos... deberían ser trabajos con pruebas de acceso mucho más duras de lo que son (que de por sí ya lo son bastante). Por supuesto, también deberían estar mejor recompensados, creo yo.

Mario Alba said...

De todo hay, es verdad, pero es cierto que las profesiones del ramo "to protect and to serve" deberían hacer... precisamente eso, pero bueno.

Y si por estadística no es extraño que me haya sucedido, espero que ya haya cubierto mi cupo y no me vuelva a pasar :)

Anonymous said...

"to protect and to serve"...

¿Eso incluye a los camareros, o, los... pongamos... recepcionistas de hotel?

Pues, estadísticamente hablando, yo no recuerdo haber cubierto ningún cupo de energúmenos derribapuertas, así que voy a ir empezando a reforzar mi entrada.

Mario Alba said...

No te preocupes, que en USA hay más pirados, probablemente porque hay muchísima más gente ;)