Me gusta leer y ver la tele

Wednesday, August 31, 2011

Asesino real

Traspié ha sobrevivido a su primera misión peligrosa como asesino del rey, aunque de resultas ha salido muy mal parado. Maltrecho y resentido, se propone quebrantar su juramento al rey Artimañas y quedarse en las lejanas montañas. Pero el amor y unos hechos de tremenda urgencia lo llevan de regreso a la corte de Torre del Alce y a las mortíferas intrigas de la familia real.

Los Corsarios de la Vela Roja, renovando sus feroces ataques sobre la costa, dejan a su paso aldeas calcinadas y víctimas enloquecidas. El reino sufre asimismo un ataque desde dentro, pues la traición amenaza el trono del rey afligido. En este momento de gran peligro, la suerte del reino podría estar en manos de Traspié, cuyo papel en la salvación de los Seis Ducados bien pudiera exigirle el más terrible de los sacrificios...

Con más acción que la primera parte, Traspié lucha por todos los frentes. Lo mejor: la trama política y su nuevo "amigo". Los secundarios vuelven a estar geniales, e incluso ganan mayor profundidad. Eso sí: esto termina como El Imperio contraataca, así que necesito el tercer libro ya.

Tuesday, August 30, 2011

Cubicle Spider

My good friends Gate 2 Nowhere once again asked me to draw something for them. This time they wanted a picture for a t-shirt so that they can sell some goods at their concerts to raise some money, and, as usual, they had a very clear idea of what they wanted. Basically, they wanted a spider named Dave wearing a shirt and working in a cubicle. Pretty straightforward, right?
Needless to say, I found this idea exciting and outrageous. It was, I felt, something I could have come up with myself, so I was dying to start working on the piece. I spent about an hour and a half from beginning to end (a very quick and basic pencil sketch, and then pens), and I have to say that I had a lot of fun working on this picture. I added some nice "office details" such as the calendar, the photo frame, the mug with pens, the plant, and some books and binders, and I think the end result looks weird and creepy but also sort of cute. I'll let you be the judges of that, though, so check it out, and let me know what you think!

Monday, August 29, 2011

Potterrific: Harry Potter and the Goblet of Fire

Tras terminarme Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, me lancé a leer la siguiente entrega de la serie sin parar a pestañear siquiera. Recordaba que los libros de la saga mantenían un tamaño asequible hasta la quinta entrega, por lo cual, esperando tener menos de 400 páginas por delante, lo vi hecho. Amigos, cómo me equivocaba. Harry Potter and the Goblet of Fire es uno de los más voluminosos volumenes de la saga (toma aliteración), dato que se me escapó hasta estar ya bien entrado en la lectura. Es lo que tiene leer ebooks, en lugar de libros físicos. La verdad, no sé si eso es un punto a favor de uno u otro bando, en la eterna batalla letra electrónica vs. letra impresa. Pero sí sé decir que, en mi caso, resultó una bendición. Sin atisbar cuántas páginas tenía realmente por delante, ninguna de mis numerosas alarmas procrastinadoras saltó en un barullo de luz roja y estridentes sirenas. Comencé a leer sin más, y, tres días más tarde, descubrí que lord Voldemort había vuelto para quedarse.

Sinopsis (según la Fnac)
Tras otro abominable verano con los Dursley, Harry se dispone a iniciar el cuarto curso en Hogwarts, la famosa escuela de magia y hechicería. A sus catorce años, a Harry le gustaría ser un joven mago como los demás y dedicarse a aprender nuevos sortilegios, encontrarse con sus amigos Ron y Hermione y asistir con ellos a los Mundiales de quidditch.
Sin embargo, al llegar al colegio le espera una gran sorpresa que lo obligará a enfrentarse a los desafíos más temibles de toda su vida. Si logra superarlos, habrá demostrado que ya no es un niño y que está preparado para vivir las nuevas y emocionantes experiencias que el futuro le depara.

El libro

Goblet of Fire es un paso importante en la evolución de la Rowling como escritora.

Esperad, esperad, que no la conozco tanto. Estúpido ataque de pretenciosidad. Empiezo de nuevo:

Goblet of Fire representa un momento clave en la evolución de la saga del niño que vivió. Ejem, así mejor. Es en esta cuarta entrega cuando la Rowling parece dar un paso definitivo, y deja claro algo que antes simplemente se intuía: ya no escribe una saga de fantasía para niños. La escribe para todo el mundo. Y lo reconoce sin pudor, haciendo este libro el más largo de calle hasta el momento, introduciendo de pleno comentarios satíricos sobre el mundo real, abriendo y cerrando la historia con la muerte de un personaje... Sus lectores van creciendo con Harry, y la Rowling está más que dispuesta a que el crecimiento de su historia sea parejo, propiciando el cubrir las nuevas inquietudes de aquellos. Y las suyas propias, sospecho.

Curiosamente, teniendo en cuenta su longitud, Goblet of Fire es quizá una de las novelas de toda la saga en la que menos material sobra. En un inmenso trabajo de arquitectura, la Rowling consigue cuadrar cada uno de los numerosos elementos de la historia en un todo único, homogéneo e inmaculado. Cada acontecimiento viene anunciado por otro anterior, siempre de forma fluida y, en muchos casos, sorprendente. La historia comienza con Voldemort y termina con él. Un elemento nuevo en la mitología de la saga, los llamados portkeys, es presentado al comienzo de la historia de forma circunstancial, y es precisamente gracias a uno de estos por lo cual, al final de la novela, Voldemort logra atraer a Harry hacia si. Todo el libro es un inmenso puzzle en el que ninguna pieza chirría. Todo encaja para mayor gloria de la Rowling, que hace un trabajo de estructuración inmenso.

También es éste el primer libro de la saga en el que el verano deja de ser un mero descanso entre aventuras. Cada vez nuestros héroes tardan más en llegar a Hogwarts, pero en una historia tan bien estructurada como ésta, con tantas cosas pasando y la presencia de Voldemort y sus Death Eaters entre las sombras, la atención del espectador (o la mía al menos) no flaquea en ningún momento. Hogwarts deja de ser la única localización de una saga que, guste más o menos, ya necesitaba crecer geográficamente. Gracias a ello, la Rowling nos presenta por fin de pleno la parte adulta de su universo, la parte política, la parte de los medios de comunicación, la parte en la que, en función de los intereses personales, todo se tergiversa y manipula. La parte en la que hasta las cosas más sencillas se vuelven complicadas sin necesidad, igual que en la propia vida real. Benditos adultos y sus manías, qué bien vienen para contar historias.

Los personajes siguen creciendo con el paso del tiempo. Física, y por supuesto mentalmente. Harry madura a pasos agigantados al ver, de pronto, a toda la escuela montar un frente unido contra él (bastante comprensiblemente, habida cuenta de que el chaval parece tener una flor en el culo). Esto no le afecta demasiado, en si, pues para estos momentos parece ya bastante capaz de lidiar con esos dos impostores que son la fama y el rechazo incondicionales. Más daño le hace que Ron, que sufre ya con toda su rabia los celos del segundón (más que comprensiblemente también), se aparte de él. Ambos reaccionan como seres falibles, con rabia, y se cierran el uno al otro. Y eso es un detalle de los que hacen grande a esta saga. Harry lo tiene todo para ser un personaje odiable: su sentido de la moralidad está por encima de la media, salva el día una y otra vez, no deja el pedestal del protagonismo absoluto ni para ir a mear, es admirado por todo el mundo, tiene la mejor escoba, juega al quidditch mejor que nadie... Harry Potter es, sin rodeos, carne de Mary Sue (hola, Corran). Pero lo que evita que realmente se convierta en una, lo que le mantiene del lado de los personajes interesantes, es que posee grandes defectos. Pocos, pero se hacen notar. Uno de ellos es, por decirlo finamente, su mala hostia. Harry Potter tiene mala hostia. Cada vez que algún personaje, como Ron, se enfrenta a él, Harry responde con furia. Incluso cuando Ron intenta acercarse a él de nuevo, la respuesta de Harry es fría y muy comedida. Contra Draco, contra Ron, contra Hermione, contra Dumbledore incluso, a partir de este cuarto libro la mala hostia de Harry está presente de modo perenne durante el resto de la saga. Gracias, Rowling. En serio.

El resto de personajes del libro también crece de manera acorde. Ron y Hermione continúan siendo un contraste viviente. Donde Ron es un personaje pasivo y visceral, Hermione es activa e intelectual. Ambos, durante este libro, siguen una línea lógica de desarrollo. En Ron, por un lado, florece una gigantesca capacidad para sentir celos de todo y de todos, encerrado como se ve en un papel de mero escudero, y sin iniciativa suficiente para salir de él. Por su parte, Hermione, cual Lisa Simpson, desarrolla un fuerte sentimiento de moralidad y lo dirige hacia la lucha por los derechos de los oprimidos. Por no mencionar que, a sus catorce años, la pobre se pasa medio libro intentando conjugar su posición intermediadora entre un Harry y un Ron enfrentados, y un Harry y una escuela enfrentados. Y, además, aún tiene que lidiar con sus obvios deseos de que Ron le preste algo de atención en un sentido más... platónico, digamos. Ron sigue sin tener una pista, el pobre ciego.

Entre los personajes secundarios conocidos no hay demasiados cambios reseñables, aunque todos van ganando personalidad a medida que pasa el tiempo. Nuevos personajes los hay a patadas, y todos interesantes. Ahora que Hogwarts ya no es el único escenario de la saga, hacen su aparición figuras como Ludo Bagman, la gran (a su manera) Rita Skeeter, o el nuevo profesor de Defense Against the Dark Arts, el interesantísimo Mad-Eye Moody. Sólo que, bueno, no es realmente él. Aunque lo parezca. Grandes añadidos, sea como sea.

La película

Debo reconocer que esta adaptación, escrita por Steve Kloves y dirigida por Mike Newell, me defraudó bastante. Tres factores jugaron en mi contra, principalmente. Para empezar, la película anterior, Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, me había parecido colosal. Por otro lado, me puse a ver la película literalmente tras leer el libro. Fue una cosa de: punto final... dale al play. Y, en tercer lugar, Goblet of Fire es un libro muy difícil de adaptar, debido principalmente a algo que ya comenté antes. La novela es un puzzle sin fisuras de más de 700 páginas. Hala, Frank Darabont, ponte al trabajo.

A posteriori, no creo que Kloves y Newell hicieran un mal trabajo, pero habría preferido una adaptación más à la Azkaban. Reducir el libro a su esencia y a partir de ahí escribir el guión, en lugar de coger el libro e ir tachando párrafos hasta que quepa en dos horas y media, que es lo que me da se hizo aquí. Pero no me quejo, la película resulta lo suficientemente entretenida, y Mike Newell elige seguir a su manera la senda marcada por Cuarón en cuanto al tono del filme.

De los actores no hay mucho que decir. Muy correctos como siempre los tres protagonistas, así como Michael Gambon haciendo de Dumbledore, Robbie Coltrane como Hagrid, o Alan Rickman en su papel del profesor Snape (no habrá película en que deje de mencionarle).

En cuanto a los aspectos técnicos del filme, el diseño de personajes me dejó básicamente perplejo. Por un lado tenemos una gran caracterización, como resulta ser Mad-Eye Moody, que visualmente se sale por todos lados (aunque, ¿cómo no podría?), pero, por otro, ciertos nuevos personajes, especialmente los representantes de las escuelas extranjeras, me parecen... falsos. No estoy seguro de si la culpa es del diseño de éstos, de la interpretación de los actores, o de otros factores como la fotografía, pero a mis ojos no tienen textura, realismo. Parecen sacados directamente de El ataque de los clones.

Ya para acabar, en lo que respecta a la banda sonora, estoy seguro de que Patrick Doyle dió lo mejor de si mismo, pero, puesta frente a la colosal música de Azkaban, baste decir que no voy a escribir una carta a mis padres recomendándoles comprarse el CD. Buenos momentos como los tiene aparte.

Mis momentos favoritos

Este cuarto libro de la saga está plagado ya de momentos memorables. Debo destacar sin duda ese mágico utensilio que nos presenta la Rowling por primera vez y que, brillantemente, abre un mundo de posibilidades. Estoy hablando, claro, del Pensieve. Son artefactos como éste los que hacen que el mundo narrado por la Rowling resulte tan especial, pues, por un lado, demuestra una imaginación (o un trabajo) en busca de la originalidad de la que muy pocos pueden presumir, y, por otro, resulta muy útil como herramienta narrativa. La Rowling logra con ello darle un nuevo giro al trilladísimo concepto de flashback. ¡Buen trabajo!

Supongo que podría destacar las pruebas del Triwizard Tournament, pero no quiero. Con la posible excepción de la segunda, las pruebas funcionan, pero, a estas alturas, resultan demasiado poco originales, teniendo en cuenta cómo ha puesto la autora el listón ya de alto.

Como en toda saga de adolescentes que se precie, por supuesto, tenía que aparecer un baile por alguna parte. Así que aquí en el cuarto libro tenemos el Yule Ball, en el momento justo, ya que a partir del año que viene no creo que vaya a estar nadie para muchas festividades. No quiero destacar el baile en sí, claro, sino las reacciones de los personajes a éste. Las catorceañeras se vuelcan en él, mientras que los chicos reaccionan con incomodidad. Y Ron, humorísticamente hablando, se roba la escena. Entre su, ejem, "vestido" de volantes, su desprecio a su propia cita, su búsqueda desesperada de Hermione, y su relación amor-odio con el pederástico Viktor Krum, por momentos se me olvidó que había más personajes presentes en el capítulo.

Grandes resultan también Hermione y su desesperada pasión por S.P.E.W., Mad-Eye Moody y su ojo-mágico-que-todo-lo-ve, o la incomparable Rita Skeeter, con la que la Rowling aprovecha para meter cera a cualquier periodista de tabloide que la hubiera acosado en el pasado. Y mencionaré por supuesto a Fred y George Weasley, que comienzan a sopesar de verdad el utilizar sus superpoderes travesuriles para hacer el bien en lugar del mal. Hilarante momento ése en el que intentan inscribirse como candidatos para el Triwizard Tournament.

Oh, y, exclusivamente en la película, no puedo dejar pasar la escena en la que Mike Newell hace un movimiento a lo Cuarón y muestra a Neville Longbottom bailando extasiado a ritmo de vals.

Obviamente, por otro tipo de razones muy distintas, el final cuenta como otro de mis momentos favoritos. De repente, toda la amenaza etérea de Voldemort se vuelve muy real. Sin andarse con bobadas, mata a un compañero de Harry (puntos extra por tratarse del vampiro moñas de Twilight) , reúne a sus Death Eaters (con un reconocido Lucius Malfoy entre ellos), y no mata a Harry de nuevo por pura suerte. Las cartas están sobre la mesa.


Para cuando terminé de leerme Goblet of Fire, llevaba cosa de semana y media dedicado en cuerpo y alma a seguir las aventuras del no-tan-niño-ya mago. Dispuesto a no cometer el mismo error dos veces, le eché un vistazo a la extensión del quinto libro antes de ponerme con él, y descubrí que llevaba el conteo más alto de páginas de toda la saga. Decidí hacer un parón, coger distancia, y leer alguna otra cosa entre medias. No fue así sino hasta cuatro meses después cuando me decidí a seguir por donde lo había dejado, y leerme Harry Potter and the Order of the Phoenix. Por suerte, vosotros no tendréis que esperar tanto para saber mi opinión sobre él. Apenas hasta el próximo post.

Sunday, August 28, 2011

Here Be Wasps

I drew this quick sketch at the USCIS office in Atlanta while I was waiting to be called for my green card interview. I drew it directly with black pen, which is always a challenge, but I think it turned out kind of cute and funny. Needless to say, this picture is based on a true story that happened at the farm a few weeks ago. A wasp hive had fallen from the ceiling and was lying on the ground right next to one of the stalls where we keep the older horses, and I had to relocate it because it was in the way. Fortunately, I avoided being stung by the tens of angry red wasps that were swarming around their broken home, but I swear some of them looked that big! Anyway, I hope you enjoy the illustration!

Saturday, August 27, 2011

Artillería enana

Bueno: aquí os dejo lo que sería mi artillería enana, compuesta por una catapulta, un cañón y dos cañones organo. También tengo un par de lanzavirotes y dos girocópteros, pero no los suelo usar demasiado. (Ya pondré fotos de estos últimos, que están muy chulos.) Para ampliar la dotación de las máquinas tuve que recurrir a poner en peanas cierta escenografía como catalejos, portabombas, y una carretilla, ya que heredé algunas de estas piezas y les faltaba la tripulación; pero creo que le dan un toque divertido al conjunto.
La artillería es la pieza fundamental en los ejércitos enanos, ya que son muy lentos y no cuentan entre sus filas con dragones, gigantes o criaturas similares, con lo que la única manera de hacer frente a esas criaturas es disparar rápido, con precisión y haciendo mucho daño. Espero que os guste.
Por cierto: intenté hacer lo de las fotos en la última partida que jugué en casa y sólo me acordé de hacerlo en los 3 primeros turnos. Espero que para la próxima partida mi memoria mejore.

Friday, August 26, 2011

Her Other Father

Here you have a picture of something I read in Coraline, the book by Neil Gaiman that was turned into a movie a couple of years ago. After Coraline's other mother is done with him, she turns Coraline's other father into what Gaiman describes as a white grub with stick-like arms and legs, and a fallen eye. If you think that's creepier than the movie you remember seeing, you're right, because, as I have found out, the book is darker than its more whimsical (and perhaps imaginative) cinematographic counterpart. At any rate, this is what I saw in my head when I read the passage, and so I thought I'd share my twisted mental picture with you. Enjoy!

Thursday, August 25, 2011

Potterrific: Harry Potter and the Prisoner of Azkaban

Sin un mísero entreacto de por medio para ir al lavabo, me lancé a la lectura del tercer libro de la saga del niño que vivió. Como ya me había ocurrido con Harry Potter and the Philosopher's Stone, ya conocía la historia a grandes rasgos, pues años antes había visto su correspondiente adaptación cinematográfica en pantalla grande. A decir verdad no recordaba mucho de aquella, pero, me temo, sí lo suficiente como para llevar un par de importantes giros de la historia reventados de antemano. ¿Tanto me importó a la hora de leer esta siguiente entrega de la saga? Vamos a verlo.

Sinopsis (según la Fnac)
Igual que en las dos primeras partes de la serie, Harry aguarda con impaciencia el inicio del tercer curso en el Colegio Hogwarts de Magia. Tras haber cumplido los trece años, solo y lejos de sus amigos, Harry se pelea con su bigotuda tía Marge, a la que convierte en globo, y debe huir en un autobús mágico. Mientras tanto, de la prisión de Azkaban se ha escapado un terrible villano, Sirius Black, un asesino en serie con poderes mágicos que fue cómplice de lord Voldemort y que parece dispuesto a borrar a Harry del mapa.
Y por si esto fuera poco, Harry deberá enfrentarse también a unos terribles monstruos, los dementores, seres abominables capaces de robarles la felicidad a los magos y de eliminar todo recuerdo hermoso de aquellos que osan mirarlos. Lo que ninguno de estos malvados personajes sabe es que Harry, con la ayuda de sus fieles amigos Ron y Hermione, es capaz de todo y mucho más.

El libro

Como ya he destacado, el conocer de antemano los grandes rasgos de la historia narrada en este tercer volumen no me vino precisamente bien. De la película no recordaba casi nada, pero sí, por ejemplo, que hacia el final los protagonistas viajaban atrás en el tiempo, y que Sirius Black no resultaba tan malvado como se le suponía ser. Demasiado bagaje contra un disfrute total de la historia.

Igual que en los anteriores libros, la Rowling crea una historia detectivesca que no es aclarada hasta los últimos capítulos, y el conocer su resolución de antemano no me hizo, de nuevo, ningún favor. Dicho esto, dado que aquí el whodunit no tiene un papel tan pronunciado como en Chamber of Secrets, ya que este tercer volumen casa más si cabe con el género de aventuras fantásticas, mi lectura no sufrió tanto como pudiera imaginarse. Claro que cada vez que Hermione desaparecía entre clases yo ya sabía exactamente lo que estaba pasando. Es lo que hacen los spoilers. Pero así y con todo, Prisoner of Azkaban me pareció sin duda una digna continuación.

Uno de los principales fuertes de este libro sobre sus predecesores es su ambientación, claramente más oscura. Todo el mérito de esto hay que otorgárselo (bueno, a la Rowling primero, claro) a la presencia de unos nuevos personajes, los dementors. Estos seres que funcionan como agujeros negros para la esperanza permiten a la de Yate explorar por primera vez sin ambages uno de los temas más recurrentes de toda la saga: la propia muerte. Ya en los primeros libros se había hablado de ella tangencialmente, principalmente a través del sacrificio de los padres de Potter. Ahora, por primera vez, J.K. Rowling aborda el tema con fuerza.

Es gracias a estos personajes también, los dementors, que Harry comienza a dejar de ser poco más que un arquetipo, y gana en complejidad. Nuevos miedos entran en su vida, dudas acerca de su propia existencia. Miedo a la muerte, miedo a los dementors, dudas acerca de su estrecha relación con Voldemort (¿porque acaso no estuvo a punto el Sorting Hat de meterle en Slytherin?) Estos nuevos problemas de un Harry que da sus primeros pasos hacia la adolescencia, problemas cada vez más reales y acuciantes, dotan de profundidad a la lectura, y, con ello, el interés del lector medio gana enteros.

Junto a Harry, el resto de personajes también comienza a crecer y desarrollar deseos y preocupaciones. Ron empieza a darse cuenta de lo que significa vivir a la sombra de un elegido, y Hermione, que sufre como nunca antes la presión de los estudios, lucha por conciliar su relación con el propio Ron contra el cabezonerismo de éste. Mientras tanto, Dumbledore y el resto del staff de Hogwarts siguen en su mundo aparte (menos Hagrid, claro, Hagrid no cuenta).

Como el año anterior, nuevos personajes hacen su aparición, algunos para quedarse. Remus Lupin, un personaje muy interesante acechado por sus propios fantasmas, desempeña el papel de figura paterna para Harry (algo de lo que éste está muy necesitado), papel que a partir de las últimas páginas del libro pasará a los hombros de otro de los recién llegados: Sirius Black. La aparición de tanto personaje adulto atormentado contribuye al oscurecimiento de la historia, y de nuevo acertamos a atisbar que el mundo de la magia no acaba en Hogwarts.

Buen libro, en resumen, que lleva a la saga en una dirección de la que no se apartará de nuevo. Si además de eso durante el clímax tenemos viajes en el tiempo, ¿qué más se puede pedir?

La película

Escrita por, de nuevo, Steve Kloves y dirigida por Alfonso Cuarón, la adaptación de Azkaban resulta un giro de 180º con respecto a sus predecesoras. Kloves y Cuarón trinchan el libro, lo desmenuzan, lo meten en la turbomix y, como el protagonista de El perfume, lo reducen a su esencia para, a partir de ahí, convertirlo en película. Sin piedad eliminan varias escenas del libro, crean otras nuevas, y dotan de un significado extra a las que sobreviven. El resultado es, casi sin duda, mi película favorita de toda la saga. Lo cual no deja de ser curioso, porque es la que más se aparta de la obra original. Aunque, como bien sabe mi querido Fel, eso no tiene por qué ser necesariamente malo.

Cuarón filma una historia dinámica y completamente visual, vibrante, dándole una ambientación muy particular a las escenas en que los dementors hacen su aparición, potenciando su amenazante presencia, y contrapesándolas con otras escenas de corte intimista y visión optimista. Mientras que las dos películas dirigidas por Chris Columbus mantenían de principio a fin la atención del espectador de un modo lineal, sin altibajos, Cuarón nos regala una montaña rusa de emociones.

Los actores cumplen sus papeles con creces, y se agradece que la trama le conceda tiempo en pantalla a gente como David Thewlis (Remus Lupin), el siempre grande Gary Oldman (Sirius Black), el no menos grande Timothy Spall (Peter Pettigrew) y, cómo no, Alan Rickman en una nueva clase maestra de interpretación.

La mano de Cuarón permite que aspectos técnicos de la película tales como la fotografía, los efectos especiales y el sonido brillen con luz propia. El trabajo de estos departamentos hace que cada escena destaque, repleta de vida, incluso aquellas que coquetean con la muerte en forma de dementors. Y no puedo sino dejar para el final una mención especial para John Williams, que se saca de la manga una banda sonora inconmensurable, heterogénea pero bien estructurada a la vez, que potencia las imágenes con una fuerza demoledora. A lo que nos tiene acostumbrados, vamos. Cada vez que se le ha dado a este hombre una buena base sobre la que trabajar, los resultados han sido espectaculares. George Lucas, te estoy mirando.

Mis momentos favoritos

Con cada nueva entrega de la saga, más cosas me van quedando para el recuerdo. Debo destacar sin duda grandes momentos como las clases de Lupin en las que un pobre boggart hace de muñeco de pruebas para los estudiantes, con hilarantes resultados (a la foto me remito). Y, hablando de clases, me meo con las lecciones de la Trelawney o, más bien, con cómo las sufren nuestros pobres protagonistas.

Mención aparte merece el campeonato de quidditch, al que presté mi atención más que nunca antes gracias al papel como capitán de los Gryffindor de un Oliver Wood desesperado por ganar antes de abandonar Hogwarts. Qué puedo decir: pese a que no aparece en más de un par de páginas en toda la saga, Wood me ha caído bien. Empatizo con el pobre. De hecho, el único cambio que, aunque comprensible, me apena en la adaptación al cine es no haber podido ver en pantalla grande esa gran final.

Muchos detalles más me vienen a la cabeza. El Marauders Map. ¿Quién no hubiera querido tener de niño tamaña herramienta de fechorías a su disposición? (Y aún hoy.) Ron babeando por la nueva Firebolt de Harry. Buckbeak. Hermione dándole un puñetazo a Draco. En serio, no sé si será por el cambio de tonalidad, o porque cada libro que pasa lo tengo todo más reciente en mi cabeza, pero cada vez me cuesta menos vencer a mi Alzheimer y recordar grandes momentos puntuales.


Tres libros fuera, cuatro para terminar. A estas alturas ya no me quedaba ninguna duda de que iba a leerme la saga entera sí o sí, por lo que me abalancé sobre el siguiente volumen, Harry Potter and the Goblet of Fire, prácticamente sin respirar. Sin un vistazo previo. No podía esperar para descubrir quién sería el próximo profesor de nuestros protagonistas en Defense Against the Dark Arts. ¿Mereció la pena? Bueno, para eso aún tendréis que esperar unos pocos días. Hasta entonces...

Mischief managed!

Wednesday, August 24, 2011

Fiery Bugs

I was watching a colony of fire ants at the farm earlier today, and decided to draw one of them. Needless to say, you can't draw a fire ant without having fire coming out of it, which explains what's going on in the picture. Not as clever an idea as I'd like to think, you say? Well, you're probably right, but what can I say? Not every illustration is high-concept, now is it? Enjoy!

Monday, August 22, 2011

Apes and Wands

Crazy as it may sound, I've only gone to the movies twice this summer, but I loved the two films I chose to go see. The first one, Harry Potter and the Deathly Hallows, Part II, was even better than the first part, and a great way to end what might just be the best movie series of all time. All eight movies are tremendous achievements, and even though it's sad to know there won't be any more adventures at Hogwarts, they ended the saga with a bang. A truly terrific film.
Equally good was the second movie I saw: Rise of the Planet of the Apes. I especially liked how the movie was not a huge battle in which primates killed humans. Instead, the story takes its time to unfold, and the main characters and their personalities evolve and change throughout the whole film, which ends with the inevitable confrontation between mankind and monkeykind. (I know they're not monkeys, but allow me the alliterative pleasure.) Had this been a Michael Bay movie, the apes would have rebelled five minutes into the movie, which would have then devolved into an hour and a half of meaningless explosions. Fortunately, Bay had nothing to do with the film, and the movie turned out to be an engrossing experience, except for one little thing: the apes themselves. I know they couldn't get actual gorillas and chimpanzees to perform what the script demanded, so they had to be computer generated; but, while they looked great, they simply didn't look real. This did not bother me very much because I like animated films, but don't expect to be fooled into believing these creatures are alive, because it's obvious they're not. The movie was a lot of fun to watch, though, and it definitely deserves the great reviews it's gotten, so go see it!

Sunday, August 21, 2011

Potterrific: Harry Potter and the Chamber of Secrets

En cuanto me terminé el primer libro de nuestra amiga la Rowling, que me duró cosa de tres o cuatro días, me puse del tirón con el segundo. Si bien de Philosopher's Stone ya conocía a grandes rasgos la historia, todo por lo que recordaba de su película, a esta segunda entrega llegué por suerte completamente virgen. Y digo por suerte, porque, leyendo sin saber qué podía pasar, el whodunit de la historia me capturó por completo, tanto, que me acabé leyendo el libro en dos sentadas. Cuando me lo terminé, ya era un converso.

Sinopsis (según la Fnac)
Tras derrotar una vez más a lord Voldemort, su siniestro enemigo en Harry Potter y la piedra filosofal, Harry espera impaciente en casa de sus insoportables tíos el inicio del segundo curso del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Sin embargo, la espera dura poco, pues un elfo aparece en su habitación y le advierte que una amenaza mortal se cierne sobre la escuela. Así pues, Harry no se lo piensa dos veces y, acompañado de Ron, su mejor amigo, se dirige a Hogwarts en un coche volador.

Y cómo volaba, el Ford Anglia.

El libro

Como era de esperar, esta segunda entrega sigue paso a paso la estructura de la primera. Empieza un nuevo curso en Hogwarts, Harry aprende magia y pasa tiempo con sus amigos, un misterio de consecuencias desastrosas atemoriza a la escuela, y, para Mayo, todos felices y contentos. Menos Harry, que tiene que volverse a vivir con sus tíos.

No tengo sino buenas palabras para este libro, que se lee con tanta soltura como el primero, si no más. Por supuesto, aparte de los personajes que repiten, la Rowling nos presenta nuevos personajes y lugares, todo siempre en servicio de la historia. Nuestra autora favorita sigue sin escribir un sólo párrafo que contenga más información de la necesaria. Hogwarts sigue tan viva como nunca, y el misterio que sacude la escuela resulta esta vez infinitamente más apremiante que el de la primera entrega. ¡La gente está siendo convertida en piedra, por Gelder!

La dinámica entre personajes ha mejorado también, aunque realmente éstos no dejan totalmente aún de ser arquetipos: Harry es el héroe reticente, Ron el cómico fiel, Hermione la cerebrito íntegra... Los Gryffindor son la pera limonera, y los Slytherin todos mala gente. Dinámica ésta que, para mi decepción, se mantuvo firme hasta el último libro.

La parte detectivesca es sin duda lo mejor llevado en la historia. La Rowling empieza a manejar con soltura lo que en cine se llaman setups y payoffs, es decir, en definición chusquera, los elementos que se establecen temprano en la historia y que más adelante terminan teniendo protagonismo de un modo sorprendente y satisfactorio (para el cuarto libro la de Yate ya dominará esta técnica completamente). Voldemort regresa de nuevo, esta vez en la etérea forma de una versión suya adolescente que pretende volver a la vida gracias a un diario de cualidades mágicas (diario que, rizando maravillosamente el rizo, resultará ser otro setup para un magistral payoff hacia el final de la saga). Varios inocentes acontecimientos previos durante el libro dan sentido a esta telaraña: desde la primera aparición de Lucius Malfoy, hasta el... bueno, crush que Ginny tiene por Harry, sin olvidar por supuesto aquella escena del primer libro en que el niño que vivió hablaba con una serpiente del zoo.

La resolución, además, es de manual. La aparición de Tom Riddle propicia que, para el final del libro, Dumbledore (que aprecia como nadie aquello de guardarse información para mantener la tensión) actúe de nuevo de explicador de la trama. Revela así mucho, pero nunca demasiado, acerca del origen de Voldemort y de su estrecha relación con Harry. La mitología de la saga se vuelve más y más compleja a cada momento que pasa, pero, dado que aún seguimos por el segundo libro, tanto Harry como el lector aún andan en penumbras sin saberlo.

La película

Muy poco que destacar aquí, me temo. El equipo creativo responsable del primer film repite funciones, y el resultado es otra adaptación página por página, sin licencias creativas que valgan. La primera película tenía a su favor el plus de que por primera vez el mundo de la Rowling era representado de un modo visual, pero ahora, pese a que Columbus rueda con su saber hacer habitual, casi nada sorprende al espectador. O a mí, por lo menos, que también soy uno.

La historia funciona, claro, pero el film no tiene ningún peso por si mismo. Por suerte, las actuaciones de actorazos de la talla de Richard Harris (Dumbledore) y Kenneth Branagh (Gilderoy Lockhart) elevan sin remedio el nivel. Sin olvidarnos de la inconmensurable interpretación de un Alan Rickman (Severus Snape) que se pierde sin remedio dentro de su personaje y va poniendo el listón más alto película tras película.

Mis momentos favoritos

Al contrario de lo que me pasó con el primer libro, del que era incapaz de recordar casi nada destacable, varios momentos merecen ser mencionados en esta segunda entrega. La aparición de Lucius Malfoy, por ejemplo, quien, aparte de funcionar como setup para la trama detectivesca, da idea por primera vez en la saga de que el mundo de la magia no se reduce exclusivamente a Hogwarts, ni está compuesto sólo por niños. Engranajes mucho más grandes operan tras el escenario.

Por otro lado, también es de destacar la introducción de la primera sátira sobre el mundo real que realiza la Rowling. Por medio de un nuevo personaje, Gilderoy Lockhart, la escritora de Yate arremete contra el mundo de la fama como vehículo para la vanidad, quizá no con tanta fuerza como lo hará después contra, por ejemplo, el periodismo sensacionalista, pero aún así. Merecen mención especial otros personajes de nueva aparición, como Moaning Myrtle o, por supuesto, Dobby, que podría haber caído fácilmente en el olvido, pero que irá ganando galones a medida que la saga avance. Y debo mencionar también a Ginny, quien, gracias a su timidez y su amor infantil por Harry, se gana ya desde el principio mi total apoyo y comprensión (¿Cho quién?)

Y, en definitiva, muchos momentos más: Ron vomitando gusanos, la clase de duelo con Snape y Lockhart, la poción Polyjuice, que convierte a Harry y a Ron en Crabbe y Goyle y a Hermione en... bueno, la pobre. El howler que Ron recibe de su madre. Y, como gran momento revelación, las letras del nombre Tom Marvolo Riddle tomando nueva forma: "I am Lord Voldemort".

Err... ¿qué?


Apenas cinco días después de empezar a leer el primer libro, devoré los últimos párrafos de este Chamber of Secrets. Sin cansancio acumulado, pues el volumen de cada entrega hasta el momento aún no excedía lo fácilmente asequible, ojeé por encima la extensión del tercer libro: Harry Potter and the Prisoner of Azkaban. Cortito. Apenas unas pocas páginas más que los anteriores. Teniendo en cuenta que a estas alturas la historia ya había picado inevitablemente mi curiosidad, la decisión a tomar era fácil.

A seguir leyendo se ha dicho.

Saturday, August 20, 2011

Long Time, Long List

Here you have a list that claims to include the best 100 fantasy and sci-fi books/series of all time. Apparently, there were 5,000 nominations and more than 60,000 votes, so it looks like a lot of people actively participated in creating this list, which I guess legitimizes it somehow. At the same time, there are three little facts that bother me quite a lot:
1. The fact that they combine sci-fi and fantasy in one list. Why not two lists? I mean, science fiction and fantasy are different enough from one another so as to have two different lists.
2. The fact that NPR decided not to include young adult books, which means you will not find the Harry Potter books here. How does that make any sense? If you ask me, I think the reason is that, this way, they can have Lord of the Rings as the best one here, and then Harry Potter as the best one there, instead of making lots of people very angry regarding which one is better.
3. The fact that The Dresden Files are nowhere to be found on this list. To say this is a travesty is to fall painfully short.
At any rate, it is an interesting list, and I was surprised to find out I have actually read 8 out of the first 10 (or some books in those series, if not the whole series). As for the whole list, it turns out I have read 30 books/series/some of the books in the series out of 100, which may or may not surprise you. And talking about you, how many have you read?

Thursday, August 18, 2011

La vida es furia

Hace un par de meses, mi querido amigo y coblogueador oficial del reino Nash me regaló los tres primeros libros del Códice Alera, la serie de fantasía escrita por Jim Butcher, autor al que tanto Nash como yo idolatramos debido a su magnífica serie de fantasía urbana The Dresden Files. Sin embargo, Nash me regaló estos libros con una condición: que le dijera, dado que no están disponibles en español, de qué demonios va la cosa, y si valen la pena o no. Y aunque aún me quedan dos por leer, la opinión me la he formado ya, así que no voy a hacer esperar más al sufrido general alicantino.

Las furias de Calderón, el primer libro de la serie, es una novela de la fantasía más tradicional, ésa protagonizada por magos, caballeros, reyes, y príncipes. En este primer volumen, Butcher se dedica primordialmente a construir el mundo en el que se desarrollará el resto de la saga, un mundo interesante y hasta cierto punto original. En este mundo fantástico, todas las personas tienen acceso a una furia en particular a quien pueden controlar. Estas furias son lo que en otras novelas de fantasía hemos visto como espíritus elementales, pues se dividen básicamente en furias de tierra, agua, fuego y aire. Estas furias viven libres por el mundo hasta que la persona adecuada encuentra la que le toca y forja un vínculo eterno que le permite controlar a la furia en cuestión. Por tanto, algunas personas controlan el agua, otras la tierra, otras el aire, etcétera; pero todo el mundo tiene una furia más o menos poderosa a su disposición. Un momento... ¿he dicho todo el mundo?

Sin destripar demasiado del argumento principal, diré que la novela de Butcher sigue una estructura similar a la que otro de mis escritores favoritos, Greg Keyes, suele usar con resultados excepcionales. A lo largo de los primeros capítulos del libro, el autor va introduciendo distintos personajes con sus distintas líneas argumentales, y poco a poco los caminos de dichos personajes se intersectan a veces predeciblemente, a veces de forma inesperada. Uno de estos personajes, como ya habréis adivinado, es un pobre chaval que todavía no ha encontrado a su furia, y dado que a su edad todo el mundo ya ha encontrado a la suya, la mofa y el escarnio lo persiguen allá donde va. Y ni qué decir tiene, nuestro joven amigo acaba envuelto, sin comerlo ni beberlo, en tramas políticas, conspiraciones regicidas, y sucesos que amenazan con destruir el mundo tal y como lo conocemos.

¿Suena interesante? Espero que sí, pues el libro es muy entretenido y está muy bien escrito. Y no sólo está muy bien escrito, sino que el tono y las voces de los personajes son completamente diferentes a The Dresden Files. Tan diferentes, de hecho, que me cuesta creer que ambas series hayan salido de la misma metafórica pluma, lo que lleva inevitablemente a la odiosa comparación: ¿cuál es mejor: The Dresden Files, o The Codex Alera? La respuesta políticamente correcta, que ambas son estupendas y muy diferentes, es tan cierta como insatisfactoria, así que me veo obligado a elegir y decir que, en mi opinión, las aventuras de Harry Dresden son infinitamente superiores. ¿Por qué? Porque Harry Dresden es el tipo de personaje que me encanta: un tipo duro, socarrón y sarcástico, obstinado y testarudo, que sigue haciendo gracias mientras le parten la cara una y otra vez, y que es tan terco como gracioso, tan carismático como hilarante. Ese sentido del humor que impregna los libros de The Dresden Files no aparece por ningún lado en Furies of Calderon, cuyo tono es mucho más serio y solemne. Personalmente, prefiero lo que en inglés llamaría badass one liners in desperate situations: las frasecitas sarcástico-chulescas que Dresden deja caer por doquier cada vez que está al borde de la muerte (o sea: cada dos páginas.) Furies of Calderon es un libro estupendo, pero el humor que tanto me agrada en The Dresden Files y que, en mi opinión, no sólo caracteriza a la serie sino que la separa del resto de novelas de fantasía urbana que se publican en la actualidad, es algo que está ausente en el Códice Alera (al menos en el primer libro), y aunque sé que hay millones de lectores de fantasía que prefieren sus sagas épicas y serias, yo prefiero las mías con cachondeo y levedad, más ligeritas que graves. Por tanto, a nadie debe extrañarle que, si tuviera que irme a una isla desierta con espacio en la maleta para una sola serie de libros escrita por Jim Butcher, dejaría el Codex Alera en mi estantería y empaquetaría a Harry y compañía más rápido de lo que puedo decir Bob the skull.

Finalmente, y para concluir esta tremenda parrafada, dejadme recalcar una vez más que Las furias de Calderón es un libro magnífico, y no sólo pienso seguir leyendo la serie con agrado e interés, sino que la recomiendo a cualquier aficionado a la fantasía. Pero que nadie se llame a engaño: si alguien empieza a leer esta saga esperando encontrar al equivalente fantástico de Harry Dresden, más le vale armarse no sólo de paciencia sino contra el desengaño, pues Harrys no hay más que uno.

Wednesday, August 17, 2011

Potterrific: Harry Potter and the Philosopher's Stone

En su día, la fiebre Potter me pasó completamente de largo. Tan atrás como he dejado ya la adolescencia, las historias dirigidas en exclusiva al público infantil ya no me interesan en absoluto. No me satisfacen, como aprendí dolorosamente cuando me dió por releer El pirata Garrapata. Así que obvié la saga del niño mago. Hasta este año, toda mi experiencia con el universo creado por J.K. Rowling se reducía a haber visto dos de las películas durante la época de su estreno, en ambas ocasiones como mero acompañante de algún amigo. Las películas me entretuvieron, sí, pero no picaron mi curiosidad, y seguí sin tener la necesidad de profundizar en aquella historia sobre la que todo el mundo hablaba.

Años después, la palabra Potter seguía en boca de todos, pero lo que se decía eran cosas bien distintas. De hablar de un maravilloso universo mágico poblado por niños y seres fantásticos, se pasó a hablar de una historia madura y compleja, repleta de personajes ídem. A mí, que la fantasía me gusta como al que más, me empezó a calar el mensaje, poco a poco y firmemente, hasta que, un buen día de 2006, decidí finalmente que iba siendo hora de comprobar hacia afuera de qué iba todo aquello. Ya era hora de prestarle atención a la palabra escrita de la Rowling.

Fiel a mis costumbres, no ha sido sino hasta un lustro después cuando he hecho valer mi palabra, y me he enfrascado en una maratoniana sesión de lectura que me ha visto devorarme la saga completa en poco más de un par de semanas. Y, ya que estaba, echarle también un vistazo a las películas.

Acompañadme en mi descubrimiento de la saga. Las conclusiones, a su debido tiempo.

Sinopsis (según la Fnac)
La novela presenta a Harry Potter, un niño huérfano criado por sus tíos que descubre en su undécimo cumpleaños que es un mago. En la novela se narran sus primeros pasos en la comunidad mágica, su ingreso en el Colegio Hogwarts y cómo comienza a hacer amigos, que lo ayudan a enfrentarse a Lord Voldemort, el brujo tenebroso que había asesinado a sus padres y cuyo espíritu busca un antiguo objeto legendario conocido como la piedra filosofal.

El libro

La primera entrega de las aventuras de nuestro amigo del rayo en la frente resultó ser exactamente todo lo que esperaba que fuera. Una historia divertida y de lectura muy rápida, que cumple paso a paso con las convenciones de las aventuras para jóvenes lectores: un niño protagonista que es constantemente menospreciado y objeto de abuso descubre en su undécimo cumpleaños que el destino le ha elegido para cosas grandiosas. Vale que es una fórmula más antigua que la vida misma, pero sigue asegurando la empatía con el personaje principal tanto como la primera vez que se usó en el arte rupestre.

A partir de esa arquetípica fórmula, toda la historia transcurre firmemente por la senda del terreno conocido. Todo lo que pasa lo hemos leído mil veces antes ya: desde los abusos que sufre el pequeño Harry por parte de sus tíos (que resultan satíricamente dickensianos), hasta la arquetipidad de los personajes secundarios (el niño gracioso, la niña mandona, el hombre sabio...), sin olvidar la parte detectivesca de la trama o las arquetípicas pruebas mortales como antesala del clímax. Eh... Aquí todo es arquetípico.

Sin embargo, hay algo que hace especial a esta historia para niños, y que la pone a años luz del millar de libros similares que se pelean por un sitio en las estanterías de la librería más cercana. El silencioso trabajo que J.K. Rowling dedicó a crear y diseñar su mundo y los personajes que lo pueblan (pues al parecer tardó unos años en escribir este primer libro desde que tuvo la idea original) dió como resultado una atmósfera intensa. Viva. Hogwarts, la escuela de magia, no parece un decorado de cartón en el que sólo hay movimiento alrededor del personaje protagonista. Es un microcosmos, un mundo en sí mismo, poblado por personajes vivos y con ideas propias. La cantidad de detalle que la Rowling pone en cada pequeña cosa da como resultado un mundo vibrante. Y, muy inteligentemente, evita demostrar su exhaustivo trabajo de preescritura con el clásico miramiento de ombligo que supone el hacer que el desvalido lector deba enfrentarse a un párrafo tras otro de árida y trivial información. Todo lo que escribe sirve únicamente al desarrollo de la historia, que no se detiene ni se aparta de su camino en ningún momento. Chapó por ello.

La historia de Harry Potter en su búsqueda de la piedra filosofal es, en resumen, una historia arquetípica y simple dentro de un mundo complejo. La introducción perfecta a una nueva saga.

La película

Ésta es una de las dos películas que ya había visto antes de leer los libros, por lo cual, en mi revisión, no me alcanzó a sorprender nada. De nada.

Con guión de Steve Kloves y dirección de Chris Columbus, la adaptación del primer libro de la saga sigue paso a paso el desarrollo de éste sin apartarse medio centímetro. Es una adaptación correcta, que se autoimpone conscientemente el corsé del libro. Lo cual tiene la ventaja de que se beneficia así de la estructura clásica en tres actos de aquél, haciendo prácticamente innecesario añadir cambio alguno.

Por desgracia, esto provoca que el film no tenga mucho peso como entidad propia. La película no funciona más que como adaptación. Columbus, gracias a la reducida extensión de la novela, filma la historia página por página, sin florituras pero con solvencia. Y logra recrear perfectamente la atmósfera vibrante de los libros a base de planos por una parte abarrotados de información, aunque por otra siempre centrados en los personajes principales. Esta adaptación resulta un film entretenido, y visualmente muy atractivo, pero, la verdad, poco más.

Mis momentos favoritos

Si aún tuviera diez años de edad no podría contarlos con los dedos de las manos, pero la orientación infantil del libro hace que, a estas alturas, me resulte difícil encontrar muchos detalles que sigan resonando en mi cabeza tiempo después. Destacaría la escena en la que, al principio del libro, Harry habla con una serpiente en el zoo, pero sólo porque es un perfecto ejemplo de hasta qué punto la Rowling tiene de definido su universo, como revela que momentos en principio intrascendentes como éste pasen a tener relevancia algún que otro libro después. Otros momentos memorables resultan la primera vez que Harry entra en Diagon Alley, esto es, la primera vez que somos expuestos al mundo mágico en todo su esplendor, y, en ese escenario también, el momento en que Harry descubre que nadie deja de mirarle con asombro, en donde la Rowling aprovecha para asegurarse de hacer llegar al lector cómo de especial es realmente el chaval.

En general resulta destacable toda la introducción al mundo de la magia, con el Hogwarts Express, la entrada en Hogwarts, la ceremonia del Sorting Hat, etc... Aunque no puedo destacar realmente ningún momento o línea de diálogo concretos. Ni siquiera con el quidditch, ese deporte que queda muy bien sobre la página, pero que en la vida real resultaría realmente impracticable (y lo digo por su sistema de puntuación, no por eso de ir volando sobre escobas).


En fin. Harry Potter and the Philosopher's Stone me dejó un buen sabor de boca, pero no enganchado a la saga. Si no hubiera estado leyendo sin recomendación previa, probablemente habría parado ahí. Pero cuando tantas voces válidas elsalzan tanto algo, no puedo sino hacerles caso y seguir leyendo. Y menos mal que lo hice, porque el siguiente resultó ser, quizá, uno de mis libros favoritos de la saga: Harry Potter and the Chamber of Secrets. Pronto os lo cuento.

Aprendiz de asesino

El joven Traspié es el hijo bastardo del noble príncipe Hidalgo, heredero al trono de los seis ducados. Después de ser rechazado por su familia materna, es llevado a la corte real donde crece bajo la tutela del arisco caballerizo de su padre. Todos los miembros de la realeza lo consideran un paria salvo el taimado rey Artimañas, que ordena que su secretario lo adiestre en las artes del asesinato, pues por las venas de Traspié corre la sangre de la mágica Habilidad... junto a los más oscuros saberes de un niño criado con los perros del establo y repudiado por su familia.
Aprendiz de asesino es una novela realmente interesante, donde la intriga y el suspense superan a la acción, aunque cuando ésta llega, está relatada de forma magistral. Y ésta no es la única baza a su favor, ya que la novela cuenta con unos personajes realmente bien creados, tanto los principales como los secundarios.
Cuando compré este libro en la estación de trenes no pensé que me llevaría tan grata sorpresa, la verdad. Altamente recomendable.

Tuesday, August 16, 2011

The Last Sign

The only thing I had left to do for the baby shower was a Congratulations! sign, and since the shower's theme was story books, I decided to draw Rapunzel and Jack and the Beanstalk. (Also, I was forbidden to include any more Alice characters, which helped narrow down the pool of candidates.) At any rate, I barely sketched the figures in pencil, and worked almost directly in marker and ink. It took me about an hour and a half to draw the whole thing, and it turned out rather cute, so I hope you guys like it!

Sunday, August 14, 2011

Whimsy Galore

Here you have a picture of the actual Alice bookmarks. We made twenty or so for the guests, and they look great. We printed them on nice paper, and then we laminated them and cut them individually. It was a lot of work, but the result is well worth it!

Friday, August 12, 2011

Throne Room (4/4)

Here you have the finished piece after going over it with my black pen. I like the way it turned out, and I am reasonably satisfied with the likenesses. Now, all we have to do is put the invitations together, and send them out. Needless to say, I will try to get a picture of the finished invites before we mail them, so that you can see the finished product. I hope you have enjoyed this series!

Thursday, August 11, 2011

La batalla del OldTower

El sonido de los cuernos retumbó por todos los recovecos de la ciudad enana de Kart-Hada, y rápidamente los enanos dejaron sus tareas cotidianas para ir a por sus armas y armaduras.

Uno de los mensajeros entró en la gran sala del trono donde el consejo de ancianos y el príncipe Gorin Puño de hierro estaban reunidos.

-Señor, se han visto orcos por las inmediaciones de OldTower. Todo un clan.

El príncipe asintió con la cabeza y, levantándose, agarró su hacha de combate, “Despedazadora”.

-Partimos de inmediato. Preparad dos unidades de arcabuceros, una de guerreros del clan, y mis martilladores. Seguro que Gorak y sus matadores ya estarán saliendo por la puerta, así que retráseles lo suficiente para tener las máquinas de guerra listas. Que la unidad de mineros se prepare, por si tenemos que cazar máquinas de guerra enemigas.

He probado el nuevo ejército de enanos en un campeonato y con muy buenos resultados.

La primera batalla, como cuenta la historia, fue contra los muy odiados orcos y goblins. Esta vez nos enfrentábamos a dos unidades gigantes de infantería orca, una de orcos salvajes, otra de orcos negros, una unidad con un montón de trolls del río, una araña gigante y una unidad de goblins nocturnos. El escenario que jugamos tiene reglas especiales según las cuales despliegas las unidades en función de una tirada de dado, con lo que todo mi ejercito quedó en el medio y el de los orcos quedó dividido: la mayoría al flanco izquierdo y sólo los goblins en el medio y una unidad de orcos al flanco derecho. La estrategia fue sencilla: disparar con mi artillería a las unidades grandes y a la araña mientras se acercaban, y cuando los trolls y los restos de las unidades de orcos llegaron, mis infanterías enanas terminaron de masacrarlos. En este caso, los mineros se quedaron sin salir a combatir, ya que no saqué un miserable 4 o más en ningún turno para poder cargar por la retaguardia a los elfos.

La siguiente partida tocó contra los odiados elfos silvanos, o elfos de los bosques. En esta ocasión el objetivo era capturar los estandartes de batalla de las unidades y matar al general. Mi mayor preocupación era que los elfos silvanos contaban con 4 unidades de arqueros, pues estas unidades llegan bastante más lejos que mis arcabuceros, son más rápidas, y pueden moverse y disparar al mismo tiempo. A los arqueros les acompañaban una unidad de caballería, dos de dríades o ninfas de los bosques con pocas tropas, unos arbóreos y un hombre árbol.

Como era de esperar, la caballería se puso en el flanco de mi ejército para acabar con mis máquinas de guerra; los arqueros se acercaron lo justo para disparar a mis arcabuceros; y las dríades, arbóreos y el hombre árbol se lanzaron de frente a por mi ejército. El cañón órgano enano del flanco derecho destrozó la caballería Silvana mientras el cañón hacía estragos en la unidad de arbóreos y mataba al hombre árbol, y los arcabuceros aguantaban como podían la lluvia incesante de flechas mientras causaban algunas bajas en las unidades de dríades. Cuando los arbóreos estuvieron a distancia de carga, el general con su unidad de matadores y la unidad de barbas largas cargaron masacrando a todos los enemigos. Una unidad de arcabuceros y el héroe matador Gorak se lanzaron contra las dríades de su flanco mientras en el otro flanco los matadores eran primero acribillados a flechas y luego destripados por la otra unidad de dríades, dando tiempo antes de morir a que un cañón órgano reventase a una unidad de arqueros del flanco izquierdo y los mineros terminasen de matar a las pocas dríades que quedaban. Después de solventar todos los combates cuerpo a cuerpo con éxito, sólo tuvieron que seguir aguantando flechas hasta cargar a las unidades que quedaban exterminando a los odiados elfos. Otra masacre para los enanos.

El tercer combate se complicó, ya que tocó contra un ejército imperial con 4 máquinas de guerra, cañones morteros y batería de cohetes, un tanque imperial, dos unidades de caballería pesadas, una ligera con pistolas, una unidad de ballesteros y una unidad gigante de alabarderos.

Las cosas empezaron fatal. La unidad ligera de caballería se puso en el flanco derecho para cargar a mis máquinas de guerra que únicamente contaban con Gorak para defenderlas, así que abrí fuego con un cañón órgano que explotó, con lo que tuve que disparar con el cañón normal metralla causando dos bajas. Al mismo tiempo, la catapulta disparó a uno de sus morteros destruyéndolo y haciendo huir a su ingeniero. Los arcabuceros y el otro cañón órgano dispararon a su caballería pesada pero apenas sí causaron dos bajas. El enemigo avanzó con todo su ejército, pero también tuvo mala suerte con sus máquinas de guerra, que apenas hicieron bajas. Su caballería ligera cargó contra mi cañón, pero mis enanos aguantaron heroicamente. Gorak cargó contra la caballería ligera para ayudar a los artilleros masacrando a la ligera, y la catapulta consiguió hacer dos heridas a su tanque, pero la caballería destrozó a unos arcabuceros y a un cañón órgano en el centro del combate. Afortunadamente, los matadores se lanzaron de cabeza contra la otra caballería y consiguieron pararla. La cosa pintaba realmente mal, ya que el taque imperial cargó contra la unidad del general pero con la mala fortuna que apenas hizo bajas y mis enanos consiguieron dañarlo. Por suerte, los mineros salieron de su tunel tras las máquinas de guerra imperiales y cargaron contra ellas eliminándolas una a una; la catapulta consiguió impactar varias veces en la unidad de alabarderos y ballesteros; y la unidad del general aguantó la carga de la caballería pesada y el tanque. Lamentablemente, Gorak murió tras ser aplastado por una bala de mortero que le impacto de lleno.

Al final, una victoria por la mínima, pero una victoria al fin y al cabo. Y un más que merecido segundo puesto.