En cuanto me terminé el primer libro de nuestra amiga la Rowling, que me duró cosa de tres o cuatro días, me puse del tirón con el segundo. Si bien de Philosopher's Stone ya conocía a grandes rasgos la historia, todo por lo que recordaba de su película, a esta segunda entrega llegué por suerte completamente virgen. Y digo por suerte, porque, leyendo sin saber qué podía pasar, el whodunit de la historia me capturó por completo, tanto, que me acabé leyendo el libro en dos sentadas. Cuando me lo terminé, ya era un converso.
Sinopsis (según la Fnac)
Tras derrotar una vez más a lord Voldemort, su siniestro enemigo en Harry Potter y la piedra filosofal, Harry espera impaciente en casa de sus insoportables tíos el inicio del segundo curso del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Sin embargo, la espera dura poco, pues un elfo aparece en su habitación y le advierte que una amenaza mortal se cierne sobre la escuela. Así pues, Harry no se lo piensa dos veces y, acompañado de Ron, su mejor amigo, se dirige a Hogwarts en un coche volador.
Y cómo volaba, el Ford Anglia.
El libro
Como era de esperar, esta segunda entrega sigue paso a paso la estructura de la primera. Empieza un nuevo curso en Hogwarts, Harry aprende magia y pasa tiempo con sus amigos, un misterio de consecuencias desastrosas atemoriza a la escuela, y, para Mayo, todos felices y contentos. Menos Harry, que tiene que volverse a vivir con sus tíos.
No tengo sino buenas palabras para este libro, que se lee con tanta soltura como el primero, si no más. Por supuesto, aparte de los personajes que repiten, la Rowling nos presenta nuevos personajes y lugares, todo siempre en servicio de la historia. Nuestra autora favorita sigue sin escribir un sólo párrafo que contenga más información de la necesaria. Hogwarts sigue tan viva como nunca, y el misterio que sacude la escuela resulta esta vez infinitamente más apremiante que el de la primera entrega. ¡La gente está siendo convertida en piedra, por Gelder!
La dinámica entre personajes ha mejorado también, aunque realmente éstos no dejan totalmente aún de ser arquetipos: Harry es el héroe reticente, Ron el cómico fiel, Hermione la cerebrito íntegra... Los Gryffindor son la pera limonera, y los Slytherin todos mala gente. Dinámica ésta que, para mi decepción, se mantuvo firme hasta el último libro.
La parte detectivesca es sin duda lo mejor llevado en la historia. La Rowling empieza a manejar con soltura lo que en cine se llaman setups y payoffs, es decir, en definición chusquera, los elementos que se establecen temprano en la historia y que más adelante terminan teniendo protagonismo de un modo sorprendente y satisfactorio (para el cuarto libro la de Yate ya dominará esta técnica completamente). Voldemort regresa de nuevo, esta vez en la etérea forma de una versión suya adolescente que pretende volver a la vida gracias a un diario de cualidades mágicas (diario que, rizando maravillosamente el rizo, resultará ser otro setup para un magistral payoff hacia el final de la saga). Varios inocentes acontecimientos previos durante el libro dan sentido a esta telaraña: desde la primera aparición de Lucius Malfoy, hasta el... bueno, crush que Ginny tiene por Harry, sin olvidar por supuesto aquella escena del primer libro en que el niño que vivió hablaba con una serpiente del zoo.
La resolución, además, es de manual. La aparición de Tom Riddle propicia que, para el final del libro, Dumbledore (que aprecia como nadie aquello de guardarse información para mantener la tensión) actúe de nuevo de explicador de la trama. Revela así mucho, pero nunca demasiado, acerca del origen de Voldemort y de su estrecha relación con Harry. La mitología de la saga se vuelve más y más compleja a cada momento que pasa, pero, dado que aún seguimos por el segundo libro, tanto Harry como el lector aún andan en penumbras sin saberlo.
La película
Muy poco que destacar aquí, me temo. El equipo creativo responsable del primer film repite funciones, y el resultado es otra adaptación página por página, sin licencias creativas que valgan. La primera película tenía a su favor el plus de que por primera vez el mundo de la Rowling era representado de un modo visual, pero ahora, pese a que Columbus rueda con su saber hacer habitual, casi nada sorprende al espectador. O a mí, por lo menos, que también soy uno.
La historia funciona, claro, pero el film no tiene ningún peso por si mismo. Por suerte, las actuaciones de actorazos de la talla de Richard Harris (Dumbledore) y Kenneth Branagh (Gilderoy Lockhart) elevan sin remedio el nivel. Sin olvidarnos de la inconmensurable interpretación de un Alan Rickman (Severus Snape) que se pierde sin remedio dentro de su personaje y va poniendo el listón más alto película tras película.
Mis momentos favoritos
Al contrario de lo que me pasó con el primer libro, del que era incapaz de recordar casi nada destacable, varios momentos merecen ser mencionados en esta segunda entrega. La aparición de Lucius Malfoy, por ejemplo, quien, aparte de funcionar como setup para la trama detectivesca, da idea por primera vez en la saga de que el mundo de la magia no se reduce exclusivamente a Hogwarts, ni está compuesto sólo por niños. Engranajes mucho más grandes operan tras el escenario.
Por otro lado, también es de destacar la introducción de la primera sátira sobre el mundo real que realiza la Rowling. Por medio de un nuevo personaje, Gilderoy Lockhart, la escritora de Yate arremete contra el mundo de la fama como vehículo para la vanidad, quizá no con tanta fuerza como lo hará después contra, por ejemplo, el periodismo sensacionalista, pero aún así. Merecen mención especial otros personajes de nueva aparición, como Moaning Myrtle o, por supuesto, Dobby, que podría haber caído fácilmente en el olvido, pero que irá ganando galones a medida que la saga avance. Y debo mencionar también a Ginny, quien, gracias a su timidez y su amor infantil por Harry, se gana ya desde el principio mi total apoyo y comprensión (¿Cho quién?)
Y, en definitiva, muchos momentos más: Ron vomitando gusanos, la clase de duelo con Snape y Lockhart, la poción Polyjuice, que convierte a Harry y a Ron en Crabbe y Goyle y a Hermione en... bueno, la pobre. El howler que Ron recibe de su madre. Y, como gran momento revelación, las letras del nombre Tom Marvolo Riddle tomando nueva forma: "I am Lord Voldemort".
Err... ¿qué?
Apenas cinco días después de empezar a leer el primer libro, devoré los últimos párrafos de este Chamber of Secrets. Sin cansancio acumulado, pues el volumen de cada entrega hasta el momento aún no excedía lo fácilmente asequible, ojeé por encima la extensión del tercer libro: Harry Potter and the Prisoner of Azkaban. Cortito. Apenas unas pocas páginas más que los anteriores. Teniendo en cuenta que a estas alturas la historia ya había picado inevitablemente mi curiosidad, la decisión a tomar era fácil.
A seguir leyendo se ha dicho.
8 comments:
Qué buena entrada de ha salido de la metafórica pluma, Hal. Y las verdades, a capazos nos las presentas. No podría estar más de acuerdo en que este libro (y película) es de mis favoritos de la serie. Recuerdo disfrutar como un goblin de Gringotts mientras leía la novela, tratando de adivinar quién era el responsable de las conversiones no religiosas sino pétreas.
En lo que a personajes se refiere, Gilderoy Lockhart siempre ha sido uno de mis favoritos, y Kenneth Branagh lo bordó en celuloide. Dobby nunca me cayó tan bien como al resto de lectores (lo cual no quiere decir que no me gustara), y al despreciable Malfoy da gusto odiar; aunque no tanto como a Snape, fantástico personaje tanto en la página como en la película, gracias al magnífico trabajo de Alan Rickman.
Ésta junto con las dos siguientes son mis novelas favoritas de la serie, así que ansioso espero tus comentarios sobre Azkaban!
Genial la entrada, te lo estas currando, yo añadire que la escena que más me gusta es la de los duelos con varita magica.
Jo, muchas gracias a los dos. Así da gusto.
"Disfrutar como un goblin de Gringotts", jajaja. ¿De dónde ha salido eso? Jejeje.
Lockhart es un gran personaje sin duda, aunque no sé si lo llamaría favorito. Quizá lo que más me gusta de él no está en si mismo, sino en las reacciones que provoca en los demás. Como en Molly Weasley. Me acuerdo que en alguna entrega posterior de la saga aún sale consultando uno de los libros superventas de Lockhart, jajaja.
Con Dobby coincidimos de pleno, Fel. Es un buen personaje, pero no me cae especialmente bien. Ni mal tampoco. Supongo que ése es el problema. En cuanto a los Malfoy, al padre coincido que da gusto odiarle. El hijo siempre esperé que se redimiera de algún modo. La verdad es que me quedé muy satisfecho con su final, con el mundo de la magia en la cuerda floja y ellos preocupados tan sólo de juntar a su familia.
Y lo de Alan Rickman es simplemente espectacular, no digo más.
En cuanto a la escena del duelo, la verdad es que me gustó mucho. Sobre todo por la presencia de Snape y Lockhart. Pareja más dispar nunca ha sido vista.
El post sobre Azkaban, este miércoles.
Vale, acabo de caer en la cuenta de la cantidad de tiempo que lleva Fel poniendo un post cada dos días exactamente. Ni me había fijado antes.
Paso mi post sobre Azkaban al jueves, para no pisárnoslos.
Pues sí: llevo como dos meses poniendo entradas cada dos días. Más vale darse cuenta tarde que nunca, hahaha. De cualquier modo, esperamos ansiosos tus comentarios azkabanianos (o azkabanienses).
Lo del goblin de Gringotts me vino a la cabeza cuando estaba escribiendo "disfruté como un enano," y pensé añadir lo de "de Gringotts" dado el tema en cuestión; pero resulta que los señores bajitos que trabajan en el mágico banco no son enanos, sino goblins, hahaha.
Yo también esperaba que Draco se redimiera, pero bueno... A cada uno lo que es suyo, y a los Malfoy varitas por el... Bueno: por ahí.
Jajaja. Me meo con lo del enano de Gringotts, jajaja.
En fin, una vergüenza no haberme dado cuenta antes de tu nuevo ritmo posteador, Fel, pero ya está solucionado. Mi idea era ir poniendo los posts los miércoles y domingos, pero he cambiado obviamente los planes, y ahora mi idea es poner post cada cuatro días.
Mucho mejor, por cierto, porque así ando más holgado. Y es que cada review que escribo me está saliendo más larga que la anterior. En plan exponencial, que se dice.
Lo que pasa es que cada entrada es más larga que la anterior porque cada libro es más largo que el anterior, hahaha.
Y mi ritmo posteador de entrada cada dos días no creo que dure mucho más, la verdad :)
Pues vaya. Demasiado haces ya, Fel. :)
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