En su día, la fiebre Potter me pasó completamente de largo. Tan atrás como he dejado ya la adolescencia, las historias dirigidas en exclusiva al público infantil ya no me interesan en absoluto. No me satisfacen, como aprendí dolorosamente cuando me dió por releer El pirata Garrapata. Así que obvié la saga del niño mago. Hasta este año, toda mi experiencia con el universo creado por J.K. Rowling se reducía a haber visto dos de las películas durante la época de su estreno, en ambas ocasiones como mero acompañante de algún amigo. Las películas me entretuvieron, sí, pero no picaron mi curiosidad, y seguí sin tener la necesidad de profundizar en aquella historia sobre la que todo el mundo hablaba.
Años después, la palabra Potter seguía en boca de todos, pero lo que se decía eran cosas bien distintas. De hablar de un maravilloso universo mágico poblado por niños y seres fantásticos, se pasó a hablar de una historia madura y compleja, repleta de personajes ídem. A mí, que la fantasía me gusta como al que más, me empezó a calar el mensaje, poco a poco y firmemente, hasta que, un buen día de 2006, decidí finalmente que iba siendo hora de comprobar hacia afuera de qué iba todo aquello. Ya era hora de prestarle atención a la palabra escrita de la Rowling.
Fiel a mis costumbres, no ha sido sino hasta un lustro después cuando he hecho valer mi palabra, y me he enfrascado en una maratoniana sesión de lectura que me ha visto devorarme la saga completa en poco más de un par de semanas. Y, ya que estaba, echarle también un vistazo a las películas.
Acompañadme en mi descubrimiento de la saga. Las conclusiones, a su debido tiempo.
Sinopsis (según la Fnac)
La novela presenta a Harry Potter, un niño huérfano criado por sus tíos que descubre en su undécimo cumpleaños que es un mago. En la novela se narran sus primeros pasos en la comunidad mágica, su ingreso en el Colegio Hogwarts y cómo comienza a hacer amigos, que lo ayudan a enfrentarse a Lord Voldemort, el brujo tenebroso que había asesinado a sus padres y cuyo espíritu busca un antiguo objeto legendario conocido como la piedra filosofal.
El libro
La primera entrega de las aventuras de nuestro amigo del rayo en la frente resultó ser exactamente todo lo que esperaba que fuera. Una historia divertida y de lectura muy rápida, que cumple paso a paso con las convenciones de las aventuras para jóvenes lectores: un niño protagonista que es constantemente menospreciado y objeto de abuso descubre en su undécimo cumpleaños que el destino le ha elegido para cosas grandiosas. Vale que es una fórmula más antigua que la vida misma, pero sigue asegurando la empatía con el personaje principal tanto como la primera vez que se usó en el arte rupestre.
A partir de esa arquetípica fórmula, toda la historia transcurre firmemente por la senda del terreno conocido. Todo lo que pasa lo hemos leído mil veces antes ya: desde los abusos que sufre el pequeño Harry por parte de sus tíos (que resultan satíricamente dickensianos), hasta la arquetipidad de los personajes secundarios (el niño gracioso, la niña mandona, el hombre sabio...), sin olvidar la parte detectivesca de la trama o las arquetípicas pruebas mortales como antesala del clímax. Eh... Aquí todo es arquetípico.
Sin embargo, hay algo que hace especial a esta historia para niños, y que la pone a años luz del millar de libros similares que se pelean por un sitio en las estanterías de la librería más cercana. El silencioso trabajo que J.K. Rowling dedicó a crear y diseñar su mundo y los personajes que lo pueblan (pues al parecer tardó unos años en escribir este primer libro desde que tuvo la idea original) dió como resultado una atmósfera intensa. Viva. Hogwarts, la escuela de magia, no parece un decorado de cartón en el que sólo hay movimiento alrededor del personaje protagonista. Es un microcosmos, un mundo en sí mismo, poblado por personajes vivos y con ideas propias. La cantidad de detalle que la Rowling pone en cada pequeña cosa da como resultado un mundo vibrante. Y, muy inteligentemente, evita demostrar su exhaustivo trabajo de preescritura con el clásico miramiento de ombligo que supone el hacer que el desvalido lector deba enfrentarse a un párrafo tras otro de árida y trivial información. Todo lo que escribe sirve únicamente al desarrollo de la historia, que no se detiene ni se aparta de su camino en ningún momento. Chapó por ello.
La historia de Harry Potter en su búsqueda de la piedra filosofal es, en resumen, una historia arquetípica y simple dentro de un mundo complejo. La introducción perfecta a una nueva saga.
La película
Ésta es una de las dos películas que ya había visto antes de leer los libros, por lo cual, en mi revisión, no me alcanzó a sorprender nada. De nada.
Con guión de Steve Kloves y dirección de Chris Columbus, la adaptación del primer libro de la saga sigue paso a paso el desarrollo de éste sin apartarse medio centímetro. Es una adaptación correcta, que se autoimpone conscientemente el corsé del libro. Lo cual tiene la ventaja de que se beneficia así de la estructura clásica en tres actos de aquél, haciendo prácticamente innecesario añadir cambio alguno.
Por desgracia, esto provoca que el film no tenga mucho peso como entidad propia. La película no funciona más que como adaptación. Columbus, gracias a la reducida extensión de la novela, filma la historia página por página, sin florituras pero con solvencia. Y logra recrear perfectamente la atmósfera vibrante de los libros a base de planos por una parte abarrotados de información, aunque por otra siempre centrados en los personajes principales. Esta adaptación resulta un film entretenido, y visualmente muy atractivo, pero, la verdad, poco más.
Mis momentos favoritos
Si aún tuviera diez años de edad no podría contarlos con los dedos de las manos, pero la orientación infantil del libro hace que, a estas alturas, me resulte difícil encontrar muchos detalles que sigan resonando en mi cabeza tiempo después. Destacaría la escena en la que, al principio del libro, Harry habla con una serpiente en el zoo, pero sólo porque es un perfecto ejemplo de hasta qué punto la Rowling tiene de definido su universo, como revela que momentos en principio intrascendentes como éste pasen a tener relevancia algún que otro libro después. Otros momentos memorables resultan la primera vez que Harry entra en Diagon Alley, esto es, la primera vez que somos expuestos al mundo mágico en todo su esplendor, y, en ese escenario también, el momento en que Harry descubre que nadie deja de mirarle con asombro, en donde la Rowling aprovecha para asegurarse de hacer llegar al lector cómo de especial es realmente el chaval.
En general resulta destacable toda la introducción al mundo de la magia, con el Hogwarts Express, la entrada en Hogwarts, la ceremonia del Sorting Hat, etc... Aunque no puedo destacar realmente ningún momento o línea de diálogo concretos. Ni siquiera con el quidditch, ese deporte que queda muy bien sobre la página, pero que en la vida real resultaría realmente impracticable (y lo digo por su sistema de puntuación, no por eso de ir volando sobre escobas).
En fin. Harry Potter and the Philosopher's Stone me dejó un buen sabor de boca, pero no enganchado a la saga. Si no hubiera estado leyendo sin recomendación previa, probablemente habría parado ahí. Pero cuando tantas voces válidas elsalzan tanto algo, no puedo sino hacerles caso y seguir leyendo. Y menos mal que lo hice, porque el siguiente resultó ser, quizá, uno de mis libros favoritos de la saga: Harry Potter and the Chamber of Secrets. Pronto os lo cuento.
16 comments:
Unas criticas muy acertadas, este primer libro creo quepodria reescribirse contando muchas más cosas pero al ser el primero y para niños debieron aconsejarle que lo hiciese corto, para no cansar, cuando ya tuvo exito JK hizo los libros tan largos como los necesitaba. A mi me gusto mucho, me sorprendio aunque como dices no nos muestra nada nuevo en la historia. Me gustan más los detalles del mundo magico, el dia a dia de las clase que la trama en si.
Hace como siete u ocho años que lo leí, así que, si no fuera por haber visto la película recientemente, no recordaría demasiado, como siempre me suele pasar. Yo vi la película en el cine sin haber leído los libros, y fue tras verla que me leí los tres primeros de un tirón. Poco después estrenaron la segunda película y cayó el cuarto libro, y para entonces ya me había convertido en fan acérrimo de la saga.
El libro, recuerdo, está de lo más entretenido, y aunque a Nash le gustaría que se contasen más cosas, creo que la autora hizo bien en "limitarse" a contar la historia principal sin, como bien dices, Hal, irse por las ramas cuando no hacía falta. Tiempo habría en el futuro para expandir y visitar la multitud de rincones que se vislumbran en esta primera entrega.
Y para terminar, estoy de acuerdo con Nash en que me gusta más el día a día en la escuela que la historia principal en sí, algo que, según avanzan los libros y la amenaza de Voldemort se hace más y más presente, se deja bastante de lado para centrarse en la acción.
En resumen: una estupenda crítica, Hal, tanto del libro como de la peli. Ansioso espero leer tus comentarios sobre Chamber of Secrets, pues es también una de mis entradas favoritas de la serie.
Por cierto: ya que has creado la etiqueta nueva, he añadido los que creo fueron los dos primeros posts sobre The Boy who Lived: los de la quinta película y el último libro de la serie en 2007. Cómo pasa el tiempo...
Gracias a los dos. Ya tenía yo ganas de aportar algo al blog. :)
Totalmente de acuerdo en lo que decís. Una de mis partes preferidas de los libros es claramente el día a día en Hogwarts. Pero, debo aclarar, no sin una trama subyacente. Tras siete libros, puede apetecer ver a personajes tan conocidos en su día a día, sin otro objetivo que ir de una clase a otra. Para eso están los fanfic. Pero, por mucho que me guste ver a Neville metiendo la pata, o a la McGonagall frunciendo el ceño, si no hay un motor rulando por debajo, una historia que le dé ritmo, no le veo el sentido.
Creo que no os referíais a eso, pero ya que me he quedado solo escribiendo, ahí os lo dejo.
Una pregunta, así al aire, ¿algún momento favorito que merezca la pena reseñar? ¿Del libro o de la película (que vienen a ser lo mismo)?
Mi review sobre Chamber of Secrets, este domingo.
Por cierto, Fel, gracias por lo de la etiquetación. Anoche me puse a etiquetar los posts antiguos lo más rápido que pude (tengo que usar el Internet del trabajo, que ahora no tengo en casa), pero no me dió tiempo a acabar. Ni de lejos. Ya seguiré cuando pueda.
De nada, de nada :)
Con respecto a momentos favoritos de este primer libro, creo que la presentación de Hermione es estupenda, así como cualquier cosa que hace en el libro, hahaha.
Bromas aparte, la lucha contra la enredadera esa extraña, la partida de ajedrez, y las llaves voladoras me parecieron fantásticas.
Y tienes razón: el día a día sin subtrama se haría pesado, ciertamente.
Lo de vuestros momentos favoritos lo preguntaba porque, la verdad, no era capaz de recordar casi un sólo momento memorable en este libro. Que no digo que no los haya, pero no los recuerdo.
Las pruebas finales son, supongo, un buen ejemplo, aunque personalmente me quedo con la de las llaves voladoras, y ya. De las enredaderas salen casi sin esfuerzo (por lo que recuerdo), y lo del tablero de ajedrez gigante mola, pero está más trillado que la macarena. Claro, que no les vamos a poner a unos chavalillos de once años las pruebas del Humor Amarillo, jeje.
En cuanto a la presentación de Hermione, sospechaba que la mencionarías, jajaja. Coincidimos, por cierto.
Creo que Harry Potter y el laberinto del chinotauro sería una entrada más que digna en la famosa saga, al igual que Harry Potter y las zamburguesas de la muerte. O Harry Potter y Cilíndrix el germano, a ver si pilláis la referencia, hahaha.
Es verdad que se salvan de las enredaderas fácilmente (gracias a Hermione), y que la partida de ajedrez es como el Battlechess de los primeros y arcaicos PCs, con lo que las llaves son la prueba más original; y aún así, el ajedrez mooooola. No tanto como Hermione en acción, pero moooola.
¿Cilíndrix el germano? ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿No sé, algo sacado de Asterix?
Yo es que lo de la partida de ajedrez gigante ya lo he visto utilizado antes. Varias veces. No recuerdo dónde, vale, pero lo he visto.
Sí que te dió fuerte con Hermione.
De Las doce pruebas, sí señor.
Y sí que me dio fuerte, sí ;)
Yo me quedo con el quidditch, me encanto la idea.
Pus nunca me ha acabado de convercer a mi el quidditch, y eso que tenemos un equipo en GPS!
¿En serio? ¿Un equipo de quidditch?
:O
A mí me gusta lo justo. Eso de que haya una bola (el snitch) que sólo con cogerla se acabe la partida, y que vale 150 puntos ya me tira para atrás. En la vida real eso es imposible que triunfe, aunque sólo sea porque las televisiones iban a negarse en redondo a retransmitir un deporte con partidos de duración indeterminada. Y porque los hinchas iban a montar revueltas cada vez que alguien cogiera el snitch durante los primeros quince minutos.
Vamos, que así para la historia, me vale. Como deporte, una mierda.
Oye, Fel, que me ha entrado curiosidad. ¿Cómo se juega? Sobre repulsores no, que será muy caro, ¿no? ¿Y cómo leches se hace eso del snitch?
Perplejo me tienes.
Quiero fotos de ese equipo.
Pues así como lo oís: tenemos equipo de quidditch. Las niñas corren con escobas, que no pueden soltar en ningún momento. Las "porterías" son como las de la película, sólo que sobre el suelo; y el snitch es una chica que, al principio del partido, mientras las jugadoras cierran los ojos un momento, se esconde por ahí, y luego las seekers tienen que encontrarla. (Puede correr cuando la descubren, claro.)
La verdad es que aún no he visto ningún partido, pero le he prometido a mi amigo Glen, que por patrocinar el equipo ha recibido el cachondísimo título de Quidditch Commissioner, que iré a ver al menos un partido este semestre. Será cuestión de llevarse la cámara de vídeo, hahaha.
Jojojo. Yo eso tengo que verlo, porque lo flipo en colorines. Una chica hace de snitch...
Grábalo cuando vayas, Fel. No nos falles.
Lo grabaré, pues :)
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