Me gusta leer y ver la tele

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Friday, May 13, 2016

Asesino español

El trailer de la anticipada versión cinematográfica de la serie de videojuegos Assassin's Creed ya está disponible para que aficionados de todo el mundo puedan debatir, babear, o llevarse las manos a la cabeza. Personalmente, pienso que promete (y no sólo porque la acción transcurra en España), pero aquí lo tenéis para que cada cual se forme su propia opinión. El veredicto final, en diciembre, que es cuando se estrena.

Sunday, December 13, 2015

Yo me amotino

Assassin's Creed IV: Black Flag es, pese a lo que podríais pensar al ver el número del título, el séptimo juego de la celebérrima serie de Ubisoft, y el octavo que me he pasado de principio a fin. Si hacéis un poco de memoria, recordaréis que lo mencioné al hablar de Rogue, la octava entrega de la serie, y que dije que me lo había saltado pero que os hablaría de él pronto. Pues por fin ha llegado el momento.

Esta entrada de hoy no hace sino reafirmar las aseveraciones que nuestro querido coblogueador Halagan hizo hace algunas semanas cuando escribió sobre gustos y opiniones personales. Black Flag es casi unánimemente aclamado como el mejor juego de los ocho Assassin's Creeds publicados para las consolas de la antigua generación, y sin embargo me voy a pasar los próximos párrafos explicando por qué a mí es, con diferencia, el que menos me ha gustado de la serie.
De hecho, me ha gustado tan poco que casi no lo terminé. Recordad, no obstante, que la aplastante mayoría de jugadores dice que es sin duda magnífico, con lo que mis comentarios no son sino la expresión de mi opinión personal, intransferible y minoritaria, y que probablemente Black Flag es un buen juego. De hecho, hasta yo mismo debo admitir que Black Flag realmente es un buen juego, y que casi todos los problemas que tengo se deben a mis preferencias personales y no a errores o problemas del juego en sí. Pero dejad que os cuente las cosas en orden.

Black Flag narra la historia de Edward Kenway, un hombre que se dedica a vagar por el Caribe a principios del siglo XVIII, y que como ya os podréis imaginar dada la fecha y la zona, acaba convertido en pirata y codeándose con "ilustres" personajes históricos como Barbanegra, Calico Jack, Charles Vane, Mary Read, y Anne Bonny. Durante sus aventuras, Edward viaja a lo largo y ancho del Caribe y visita lugares como Tulum, Nassau, Kingston, y La Habana, y se dedica a cañonear barcos, asaltar fuertes, intercambiarse mandobles con españoles, ingleses, y portugueses (aquí cobra todo el mundo, que no se diga), y profundizar en el largo conflicto entre asesinos y templarios que articula los distintos juegos de la serie.

Como es norma en Assassin's Creed, la música, los gráficos y las animaciones son soberbios, y las distintas ciudades (y, en este caso, el mismísimo Mar Caribe) ofrecen decenas de misiones y objetivos secundarios como encontrar tesoros, finiquitar templarios, sabotear instalaciones, liberar prisioneros, reclutar piratas, renovar distintos edificios, coleccionar monedas, fragmentos del Animus, mapas, mensajes en botellas, obras de arte, y un largo etcétera. Como también es normal en la serie, todos los detalles están cuidados al mínimo, y la sensación de estar inmerso en el enorme mundo virtual que se nos presenta está tan lograda como de costumbre.

Como también es de rigor en la longeva serie de Ubisoft, cada juego presenta nuevas mecánicas y nuevos elementos para que la cosa no se haga demasiado repetitiva, y Black Flag no es ninguna excepción. En el denostado Assassin's Creed III se presentó por primera vez la posibilidad de navegar en barco y llevar a cabo distintas misiones navales, y este aspecto secundario del juego recibió tales alabanzas y tan positivas críticas que la gente de Ubisoft decidió convertirlo en el aspecto principal de Black Flag, ganándose así de nuevo la simpatía y aprecio de los seguidores de la serie, que habían molido a palos al pobre Assassin's Creed III, al que jugué en su día y que me encantó. De hecho, si recordáis, el aspecto que precisamente menos me gustó del juego fue... las misiones navales. A nadie sorprenderá entonces que, tan pronto como escuché que Black Flag iba a basarse en la navegación y el combate naval, me asaltara un mal presentimiento que desgraciadamente se vio confirmado en cuanto me puse a jugar.

Las partes "tradicionales" de Black Flag me resultaron tan entretenidas y tan satisfactorias como en los siete juegos anteriores: correr, trepar, recolectar, buscar y asesinar me hicieron pasar horas y horas jugando y disfrutando los nuevos y tropicales escenarios presentados. Hubo una excepción, no obstante, y es algo en lo que la mayoría de jugadores está de acuerdo conmigo: algunas de las secuencias de sigilo son desproporcionadamente difíciles y causan una frustración hasta la fecha desconocida, al menos en lo que a Assassin's Creed se refiere. Y no es que fueran especialmente difíciles porque estaban relacionadas con "el jefe de fin del nivel" o porque se tuvieran que poner en práctica al mismo tiempo varias habilidades aprendidas a lo largo de los niveles, no. Eran dificilísimas sin motivo, excepto porque los programadores habían decidido hacernos enfadar sin razón aparente. Eran caprichosa, aleatoria y criminalmente difíciles, y en más de una ocasión quité el juego y me puse a hacer otras cosas para no acabar lanzando el mando contra la tele.

Y luego están las misiones navales y el moverse por el mundo abierto de Black Flag en tu barco, el Jackdaw. Como ya he dicho antes, a la mayoría de jugadores les encantó este aspecto del juego. Yo, por otro lado, lo odié con pasión inusitada; con un ardor y una fuerza que suelo reservar para cosas relevantes y por las que en verdad merece la pena que uno se soliviante, y no por simples pasatiempos triviales. Odié tanto las misiones navales que, cuando en un momento del juego los enemigos de Edward lo capturan y lo abandonan en una isla llevándose su barco, me dije: "¡Excelente! Al menos así no tendré que navegar." Pero dejad que profundice en el tema, que me quiero explayar.

En general, las misiones navales implican una o dos mecánicas particulares. Una: liarse a cañonazos con los barcos enemigos para abordarlos o destruirlos. Dos: seguir a algún barco sin ser detectado... y luego liarse a cañonazos para abordarlo o destruirlo. El combate naval es inevitable, y aunque está muy logrado y es fácil de comprender y relativamente fácil de ejecutar, el maniobrar, posicionarse y disparar se me hizo cansino, aparatoso, y no muy divertido, con lo que traté de evitarlo todo lo posible. Desafortunadamente, hay muchas partes de la historia central que lo requieren, con lo que no tuve más remedio que sufrirlo en numerosas ocasiones.
Desgraciadamente, al evitar el combate naval tanto como me fue posible, me resultó casi imposible obtener embarcaciones para crear la Flota de Kenway, con lo que me resultó extremadamente difícil ganar dinero comerciando para reforzar el casco del Jackdaw y aumentar la potencia de fuego de sus cañones y morteros, lo que hizo que me afanara aún más por evitar el combate naval, creándose así un círculo vicioso de falta de fondos, falta de potencia de fuego, y exceso de frustración. Aun así, logré mejorar las distintas partes del barco lo suficiente como para triunfar en todos mis enfrentamientos con relativa facilidad, pero hubo varios fuertes a los que ni me acerqué porque sabía que el Jackdaw no estaba a la altura de las circunstancias. Y no poder destruir las defensas de esos fuertes significó no poder asaltarlos, y al no poder conquistarlos no pude liberar las zonas que controlaban, con lo que no pude acceder a varias misiones (navales y terrestres) que me habrían reportado fondos para mejorar mi barco.
Aunque esto me resultó bastante frustrante, debo admitir que me gusta cómo (casi) todo está conectado en el juego, y cómo lograr un objetivo o liberar un área te abre las puertas a otras partes del juego que, al completarlas, te ayudan a acceder a otras con mayor facilidad, o te otorgan algún otro tipo de ventaja o recompensa. Sin embargo, en el caso de Black Flag, estas conexiones jugaron en contra mía, y la práctica totalidad del dinero y recursos que conseguí los obtuve completando misiones terrestres o misiones navales inevitables.

Con todo y con eso, terminé el juego con un 79% del mismo completado, lo que no está nada mal si tenemos en cuenta las misiones opcionales que me salté al ser navales, y las terrestres a las que no pude acceder por no tener potencia de fuego suficiente en el Jackdaw para destruir los fuertes que bloqueaban el acceso a las mismas. Tras terminar Black Flag y ver el desenlace de la historia de Edward (que, debo decir, no me resultó demasiado interesante en general, y eso que iba de piratas), hubo un montón de misiones opcionales y objetivos secundarios que el juego hizo accesibles, con lo que cabe la posibilidad de que, en algún momento del futuro (lejano) vuelva a jugar para completarlas, ganar dinero para mejorar el Jackdaw, y meterme de nuevo en el círculo vicioso en que las mecánicas de los juegos de Assassin's Creed me suelen atrapar.
Además, dado que los dos últimos juegos de la serie han salido exclusivamente para las consolas de nueva generación, hasta que no me haga con una PS4, si quiero jugar a algún Assassin's Creed no me va a quedar más remedio que volver a uno de los que ya me he pasado y completar misiones opcionales. Es posible, pues, que Black Flag me vea regresar a sus caribeñas costas con el ánimo reforzado y las vejaciones olvidadas, y que el Jackdaw navegue de nuevo y se convierta en el Terror del Caribe (de momento causa incomodidad más que pavor). Hasta entonces, meditaré si el juego merece tres estrellas, cuatro, dos, o un número completamente distinto. O más que estrellas, rayos y centellas.

Friday, November 13, 2015

Cazador de asesinos

Assassin's Creed Rogue es el octavo juego de la popular serie de Ubisoft, en el que me vi sumergido por completo durante el pasado mes de agosto, y con el que me lo pasé en grande. Tras haber terminado Assassin's Creed Liberation el año pasado, y haberme saltado Assassin's Creed IV Black Flag (que tengo, y del que os hablaré en el futuro), me embarqué en esta nueva aventura en la que asesinos y templarios se siguen haciendo la vida imposible mutuamente, y en la que invertí más de cuarenta horas a lo largo del mes, que se dice pronto.

En Assassin's Creed Rogue el jugador controla a Shay Patrick Cormack, un irlandés miembro de la hermandad de asesinos que, tras causar accidentalmente durante una misión el terremoto que destruyó Lisboa en 1755, comprende que los asesinos están equivocados y se cambia de bando para hacerse templario, convirtiéndose así en el rogue del título. A partir de entonces, Shay tiene que enfrentarse a los que hasta ese momento habían sido sus aliados, y en su nuevo papel de cazador de asesinos se verá en la comprometida y nada envidiable situación de tener que liquidar a sus antiguos hermanos.

Como es habitual en los juegos de la serie, el jugador puede completar las misiones centrales que hacen avanzar la historia, o puede desviarse y entretenerse con las decenas y decenas de objetivos secundarios y actividades opcionales que Rogue ofrece. Al igual que en los otros juegos de la saga ambientados en las Américas, Shay puede cazar, ayudar a ciudadanos en aprietos, navegar con su barco y capturar criaturas (tiburones, ballenas y hasta narvales), y cumplir otras tareas típicas de todos los juegos de la serie, como recolectar fragmentos del Animus, coleccionar distintos tipos de objetos, encontrar cofres del tesoro, destruir fuertes, renovar edificios, infiltrarse en campamentos y hacerse con jugosos botines, y un largo etcétera. Todas estas misiones opcionales me encantaron y me lo pasé en grande completándolas, excepción hecha en las misiones navales. Ya en Assassin's Creed III, manejar el barco y tener que liarme a cañonazos con otros navíos no acabó de hacerme mucha gracia. Sin embargo, a los jugadores en general les gustó tanto que Assassin's Creed IV Black Flag se diseñó en torno a la navegación marítima (lo que explica que me lo saltara, al menos por el momento). En Rogue, el barco sigue siendo esencial para moverse entre las tres localizaciones principales del juego (las heladas aguas del Atlántico norte, la ciudad de Nueva York, y la Zona del valle), pero una vez sincronizas cada lugar, se puede viajar entre ellos instantáneamente, con lo que con algo de estrategia pude reducir el tiempo que tuve que pasar a bordo de mi barco a lo mínimo posible.

Por lo demás, y como ya he dicho, el juego me encantó tanto o más que la mayoría de sus predecesores. Mi nivel favorito fue probablemente el de la destrucción de Lisboa, en el que Shay tiene que ir corriendo entre los edificios que se desmoronan debido al terremoto, pero todo el juego hace gala de unos gráficos y animaciones excelentes, una música que acompaña y ambienta la acción a la perfección, y una calidad técnica sobresaliente. De hecho, me gustó tanto que, ahora que he aprendido a navegar mejor, tengo hasta ganas de ponerme con Black Flag y aplicar mis nuevas habilidades a reducir el tiempo que tendré que pasar surcando las procelosas aguas caribeñas. ¡Cinco estrellas irlandesas!

Saturday, November 08, 2014

De pantanos y vudú

Assassin's Creed: Liberation HD es el octavo juego que me he pasado este año, y el primero de la serie protagonizado por una mujer. Al igual que su hermano mayor, Assassin's Creed III, Liberation transcurre en la América colonial del siglo XVIII, pero en esta ocasión la acción tiene lugar en Nueva Orleans y sus pantanos circundantes. En este magníficamente recreado escenario, el jugador conoce a Aveline de Grandpré, una joven franco-africana que entra a formar parte de la hermandad de asesinos y que se ve, misión tras misión, enfrentada a franceses, españoles y quienquiera que se cruce en su camino.

Liberation fue publicado originalmente para la PlayStation Vita, pero una vez su exclusividad caducó, la gente de Ubisoft decidió remasterizarlo, añadirle más misiones, y lanzarlo en otras consolas. Por esta razón, Liberation es más corto que los cinco juegos anteriores de la serie, pero eso no quiere decir que este título desmerezca en absoluto. De hecho, me gustó bastante más que ACIII, y las dieciocho horas que pasé con Aveline en Louisiana me resultaron de lo más agradables y entretenidas.

Como en los otros juegos anteriores, tanto los gráficos como la ambientación y las animaciones son soberbios, y la música y las voces del reparto son también excelentes. La historia de Aveline resulta interesante, y sus tribulaciones intensas y emocionantes. Como pasa también en cada juego de la serie, Liberation presenta varias novedades con respecto a sus antecesores. En este caso, la nueva mecánica se centra en las tres identidades que nuestra protagonista puede adoptar: asesina, dama de alta alcurnia, o esclava. Cada identidad viene con sus trajes específicos, sus armas particulares, y sus misiones exclusivas; y cada una tiene una habilidad o ventaja que la hace preferible a las otras en según qué situaciones. Por ejemplo, la asesina es la que más armas puede llevar y la que tiene la barra de salud más larga, pero es también la que mayores sospechas levanta, y a la que los guardias tratan de detener más rápido. La esclava, sin embargo, puede mezclarse entre el gentío con mayor facilidad, pero su capacidad ofensiva es ciertamente menor. Finalmente, la dama puede pasear sin apenas levantar sospechas, dispone de un parasol que dispara dardos envenenados con un disimulo increíble, puede engatusar a los guardias para que la dejen entrar en áreas fuertemente vigiladas, pero no puede ni saltar ni escalar como las otras dos ya que su aparatoso vestido se lo impide. Así pues, decidir qué identidad adoptar en cada momento se convierte en una parte vital del juego y supone una novedad interesante para la serie.
Otra bienvenida novedad es que, como Aveline no es un antepasado de Desmond (el personaje "protagonista" de los juegos anteriores cuyos antepasados son los asesinos que el jugador controla), en Liberation no hay ninguna escena en el presente, y la acción se desarrolla exclusivamente en el período histórico que se nos presenta en el juego, lo que es muy de agradecer. Pese a que disfruté de estas escenas en el presente en ACIII más de lo que esperaba cuando jugué, debo decir que me alegro bastante de no haber tenido que hacerlo en Liberation, pues siempre he pensado que la alternancia entre pasado y presente saca al jugador de la experiencia ya que, admitámoslo, nadie compra estos juegos para jugar en el presente, sino para explorar las épocas del pasado que suponen la parte central de la experiencia: Roma, Venecia, Nueva Orleans, Damasco, Boston, etcétera.

En resumen, y como ya habréis adivinado, Assassin's Creed: Liberation HD me ha encantado, y parece confirmar que no me canso de la serie por más juegos que saquen. Si nunca la habéis probado, Liberation es un buen juego para hacerlo, ya que es independiente de los cinco anteriores (excepto por el cameo de Connor, el protagonista de ACIII con quien Aveline comparte una misión) y presenta la misma variedad de misiones que los otros, pero a escala reducida y más concentrada. Si le dais una oportunidad, ¡no dudéis en decirnos qué os parece!

Tuesday, December 24, 2013

Revolución con violín


Como a nuestro querido Finn le gusta tanto el juego y una de las pocas cosas que no ha comentado en su extenso post es su banda sonora, os pongo aquí una versión de Lindsey Stirling y su violín.
Espero que os guste tanto como a mí.

Monday, December 23, 2013

Viva la revolución

El sexto juego que me ha tenido entretenido este año ha sido Assassin's Creed III, quinta entrega de la exitosa serie de Ubisoft. Como los seguidores de la saga bien saben, cada nuevo número detrás del título supone un cambio de período histórico y de asesino protagonista, y esta vez la acción tiene lugar en un escenario interesantísimo: la guerra de independencia americana. El juego empieza varios años antes de la guerra y termina varios años después (de 1753 a 1783), pero el conflicto entre los colonos y los soldados británicos es la parte central de los eventos que se narran.

El protagonista de este nuevo capítulo de la saga es Connor, un joven nacido de padre inglés y madre mohicana que empieza tratando de proteger las tierras de su tribu y termina luchando junto al ejército colonial contra los soldados británicos. Ni qué decir tiene, la historia es mucho más compleja, pero no quiero destripar más de lo estrictamente necesario.

La estructura de Assassin's Creed III es similar a la de las anteriores entregas. Así pues, Ubisoft nos ofrece un mundo abierto con decenas de misiones opcionales, objetivos secundarios, objetos que coleccionar, lugares que explorar, y un sinfín de tareas para tener al jugador entretenido durante decenas de horas. Al mismo tiempo, la historia principal es también larga y jugosa, y terminarla sin distraerse con la miríada de objetivos opcionales requiere también horas y más horas. Para que os hagáis una idea, el menú principal dice que he invertido casi treinta horas de mi vida en el juego, pero "sólo" he completado el 80% de todo lo que puedo hacer en este enorme mundo. Sin embargo, como he terminado la historia principal y todas las misiones secundarias que parecían interesantes, no creo que vaya a tratar de completar el 20% que me queda.

La mayor parte de ese 20% restante son las famosas misiones navales. Antes de empezar Assassin's Creed III había leído críticas sobre el juego de lo más variadas y encontradas. Por un lado, estaban los que decían que el juego era fantástico. Por otro, los que lamentaban que éste fuera sin lugar a dudas el peor juego de la serie, y con diferencia. Sin embargo, en lo que todos parecían coincidir era en que las misiones navales eran lo más original del juego y sin duda la mejor parte. Y qué queréis que os diga: que tal y como me veía venir, a mí los barquitos, ni fu ni fa. Normalmente, suelo evitar los juegos de carreras o de conducción, y precisamente estas misiones navales te ponen al timón de un buque enorme y te exigen no sólo que maniobres entre riscos y bajos, sino que hundas al enemigo a cañonazos en infinidad de ocasiones. La sensación de controlar el barco está muy lograda, y tanto cañonear a los enemigos como ponerse a cubierto o abordar el navío más cercano resulta sencillo de comprender y de ejecutar (no tanto de acertar, ya que el maldito viento es un factor a tener muy en cuenta), así que la culpa es mía y no del juego. Si se me pide que dispare, vale. Si me dicen que tengo que conducir, las cosas ya no van tan bien; y si me piden que conduzca y dispare al mismo tiempo, y que además no me estrelle contra el acantilado ni me encalle en los bajos o que no le haga agujeros al casco de mi embarcación con esas rocas traicioneras que las olas habían ocultado unos segundos antes, pues entonces todo se va al garete y mi pobre barco naufraga sin darme tiempo ni a parpadear. Dicho eso, alguien más ducho que yo en el arte de controlar vehículos virtuales seguro que se lo pasaría en grande con estas misiones navales, y de ahí es de donde vienen todas las alabanzas que he leído en la red. Personalmente, conozco mis limitaciones, y pese a que le puse empeño y entusiasmo, tras completar las misiones obligatorias y forzarme a mí mismo a pasarme un par de las opcionales, decidí que ya había tenido suficientes peripecias marinas y no necesitaba más.


Afortunadamente, el resto del juego transcurre en tierra firme, y eso sí que es una gozada. Cada Assassin's Creed se reinventa a sí mismo para no resultar cansino o repetitivo para los que hemos seguido la serie desde el principio, y este Assassin's Creed III tiene muchos elementos originales (además del tema marítimo, claro). Por un lado, gran parte del juego transcurre en el bosque, con lo que Connor va saltando de rama en rama o cazando todos los animales que le apetezca cazar, ya sea con su espada, con su pistola (que tarda una eternidad en recargar, tal y como sucedía en la época), o con una de mis dos armas favoritas: el arco y el tomahawk. Debo decir que no pasé demasiado tiempo cazando, ya que no me interesaba matar y desollar animales para venderlos en las tiendas, y los pocos animales que maté encontraron su fin porque me atacaron a mí primero (la de veces que se me merendaron osos, lobos y hasta un alce), pero tanto el bosque como sus habitantes están hechos con gran realismo y atención al detalle, y vale la pena pasar tiempo observándolos y admirándolos.

En lo que a las partes del juego que transcurren en áreas civilizadas se refiere, son dos las ciudades que Connor puede explorar en Assassin's Creed III: Boston y Nueva York. Aunque ninguno de estos emplazamientos me resultó tan hermoso o fascinante como las ciudades en juegos anteriores, ambas son extensísimas y con centenares de casas y calles que explorar y escalar. Es en estas ciudades también donde transcurre la mayor parte de los enfrentamientos entre Connor y los odiados enemigos británicos, y ésta es probablemente la parte del juego que más me sorprendió. En entregas anteriores de la serie, el combate es algo que siempre traté de evitar tanto como me fuera posible, ya que la cantidad de armas y combinaciones de botones y gatillos me abrumaba. En Assassin's Creed III el combate ha sido simplificado para ineptos como yo, y la verdad es que es una gozada. En vez de tener que apretar cuarenta botones y combinarlos con el gatillo correspondiente, ahora hay un botón para bloquear embestidas, uno para desarmar al rival, y otro para atacar: fantástico, ¿no? Además, usar el tomahawk en este tipo de encuentros es lo mejor que puedes hacer, ya que Connor se puede mover con gran rapidez de un enemigo al siguiente, y enzarzarte en combate cuerpo a cuerpo cuando estás rodeado por doce soldados británicos y cepillártelos uno tras otro a hachazo limpio es una experiencia increíblemente gratificante que me hizo buscar un grupo de enemigos tras otro para poder pintar los adoquines de las calles con el rojo de la sangre derramada por los ingleses. ¿Bárbaro, decís? Eso es porque no habéis experimentado los placeres de hallarse metido de hoz y coz en uno de estos enfrentamientos y acabar con todos tus oponentes a golpe de tomahawk. ¡Una experiencia tonificante!

Otra parte de Assassin's Creed III que también me ha sorprendido gratamente es la parte del juego que transcurre en el presente. Como bien saben los seguidores de la serie, los distintos asesinos de los períodos históricos de los juegos de la saga son todos antepasados de Desmond Miles, el personaje que, en el presente, puede acceder a sus memorias y recuerdos a través del Animus, una máquina creada para tal propósito. En juegos anteriores, las escenas con Desmond me resultaron bastante sosas y carentes de interés, pero sus misiones en Assassin's Creed III me han gustado mucho más, aunque alguna vez resultara confuso saber hacia dónde había que dirigirse o qué había que hacer exactamente. Además, toda la trama de ciencia ficción sobre el fin del mundo en el año 2012 que se había ido desvelando a lo largo de la serie llega a su interesante desenlace en este juego, pero no os cuento nada para no estropear ninguna sorpresa.

Como siempre, la música, los gráficos y la animación son soberbios, aunque debo decir que tuve que sufrir algún que otro glitch como nunca antes me había sucedido en un juego de esta serie. La historia, como ya mencioné hace varios párrafos, es interesante, aunque algunas misiones (como la cárcel) resultan aburridas y anodinas. Por el contrario, otras misiones y partes de la trama son absorbentes y cinemáticas, y las secuencias en las que el decorado se desploma a tu alrededor mientras tratas de alcanzar la siguiente repisa o el siguiente mástil para no morir sepultado por los escombros son intensísimas y visualmente estelares. Eso sí: no puedo sino señalar un par de oportunidades desperdiciadas, como cuando Connor conoce a su padre. Ese momento debería haber sido impactante y sorprendente, y sin embargo ambos actúan como si se conocieran de toda la vida. Y eso por no hablar de un error de continuidad bastante tremendo que me dejó pasmado. Como ya he señalado al principio de esta reseña, nuestro protagonista es medio indio y medio inglés, pero como se cría con su madre, su nombre real es Ratonhnhaké:ton, y el nombre "Connor" se lo da su mentor (que no es indio) años más tarde cuando ambos se conocen. Bien, pues muchos años antes de recibir el nombre de "Connor", cuando está en su poblado, su mejor amigo se dirige a él como Connor en una escena determinada, pese a que el bueno de Ratonhnhaké:ton aún no ha recibido tal nombre. Curioso, ¿no?

Finalmente, y pese a que Assassin's Creed III no es un juego muy difícil, creo que, en general, no es tan fácil como Revelations, cuya inexistente dificultad ya lamenté hace varios meses. De hecho, hubo tres o cuatro ocasiones (Broken Trust, te estoy mirando a ti) en las que la dificultad me hizo gritar, maldecir y echar espumarajos por la boca, pero persistí y acabé venciendo los obstáculos que se me presentaban. Y las misiones navales mejor las obviamos.

En conclusión, Assassin's Creed III es un juego excelente que, sin ser mi favorito de la serie, no es ni muchísimo menos el traspiés que tantas personas lo acusan de ser. Si sois seguidores de la serie y aún no habéis conocido a Connor, no escuchéis a los que dicen que este juego es una porquería, porque nada podría estar más lejos de la realidad: Assassin's Creed III no es el juego más espectacular de la saga (excepto por algunos momentos que son puro genio), pero bien se merece las treinta horas que le he echado. Si tenéis la oportunidad de jugad, aprovechadla.

Monday, September 16, 2013

Revelaciones

El quinto juego que me ha hecho pasar un montón de horas memorables este año es Assassin's Creed: Revelations, el cuarto juego de la magnífica serie de Ubisoft. Revelations es la segunda secuela de Assassin's Creed II, y el tercer y último juego protagonizado por Ezio, que en esta aventura está ya más bien mayor.

Años después de sus peripecias en Roma (narradas en Assassin's Creed: Brotherhood, del que os hablé el año pasado), Ezio viaja a Constantinopla, y los misterios que se encuentra van ligándolo más y más al legado de su antecesor Altair, protagonista del primer Assassin's Creed, y a quien tenemos la oportunidad de volver a ver y manejar en Revelations en distintos momentos de su vida posteriores a los eventos del primer juego. De esta forma, tanto la historia de Ezio como la de Altair llegan a su desenlace final en Revelations, dejando el terreno libre para el tercer protagonista de la serie, que aparece en Assassin's Creed III (al que aún no he jugado, pero tengo en la estantería).

Como ya pasaba en Brotherhood, este juego ofrece una larga e interesante historia central (aunque no tan larga como en su antecesor) con tramas políticas y conjuras templarias, y una miríada de objetivos secundarios, misiones y subtramas para mantener al jugador entretenido durante más de veinte (y treinta) horas. Todas estas aventuras tienen lugar en Constantinopla (excepto por una breve misión en Capadocia) que, como todas las ciudades que hemos visto en juegos anteriores, está reproducida con tanta fidelidad y tanta atención al detalle que resulta imposible no pararse a admirar la ciudad o querer recorrer hasta la última de sus calles. Desde luego, la gente de Ubisoft sabe cómo construir una ciudad y dotarla de vida e interés en cada rincón, y si no me creéis, no tenéis más que daros una vuelta por los distintos barrios de Constantinopla y observar el comportamiento de sus habitantes. (Debo aquí mencionar a los juglares que hacen malabarismos con antorchas por la noche: una gozada.)

La mecánica del juego no sorprenderá a nadie que haya jugado a las anteriores entregas de la saga, aunque Revelations incluye nuevos tipos de saltos y movimientos, nuevas armas, y alguna que otra sorpresa más. Entre las nuevas armas cabe destacar las bombas, que Ezio puede fabricar con distintos materiales para lograr diferentes efectos: nubes tóxicas letales, explosiones paralizantes, cortinas de humo, y simples explosiones que usar como distracción, lo que añade un interesante elemento estratégico a las misiones del avezado asesino.

Los gráficos y la música del juego son extraordinarios, y el amor al detalle, el mimo, y el cuidado que los creadores han puesto en absolutamente todos y cada uno de los aspectos de Revelations es digno de encomio. Solamente las animaciones y la estética del juego son razones suficientes para hacerse con él y pasar varias horas caminando por Constantinopla... o saltando por sus tejados.

En resumen, Revelations es un juego magnífico que me ha sorprendido gratamente dado que los jugadores parecen estar de acuerdo en que es muy inferior a Brotherhood. A mí no me lo ha parecido en absoluto, aunque sí debo admitir que me ha parecido sonrojantemente fácil. Tal vez sea porque, al haberme pasado los tres anteriores de cabo a rabo, sé exactamente qué hacer y cómo jugar desde el principio del juego, lo que probablemente me da ventaja sobre alguien para quien Revelations sea el primer contacto con la serie. Sin embargo, y pese a que este argumento suena convincente y parece tener peso, no puedo sino ser objetivo y señalar que las secciones de plataformas no son tan difíciles como en Brotherhood o ACII, y que pruebas que a mí me resultaron difíciles en entregas anteriores se han reducido al mínimo (carreras y misiones o tareas a completar contrarreloj), o han desaparecido por completo (los malditos puzzles circulares). O la clásica misión secundaria de encontrar cien objetos (plumas o banderas en los anteriores juegos, fragmentos de datos en éste), que resulta ahora más fácil que nunca ya que, una vez encuentras los cincuenta primeros, la mitad restante aparece señalada en tu mapa. (Debo decir que esto me parece una gran idea, pero sin duda le resta dificultad al juego.) Y es que los juegos de Assassin's Creed en general, y Revelations en particular, se centran más en proporcionar una experiencia absorbente con una atmósfera envolvente que en hacer que el jugador se tire de los pelos, frustrado y enfadado. Pese a que yo, personalmente, juego para divertirme y no para sufrir, sí que me gusta enfrentarme a retos moderados, y Revelations presenta menos desafíos de este tipo que sus predecesores. Sin embargo, y pese a esta relativa falta de dificultad, Revelations me ha encantado, y me parece otro capítulo excelente en esta magnífica saga que no tiene pinta de parar ni a corto ni a medio plazo. Así pues, y para terminar, no puedo sino recomendaros tanto Assassin's Creed: Revelations como los tres juegos que lo preceden, y esperar que el próximo capítulo de la serie sea al menos tan bueno como estos cuatro. A finales de año os diré si así es.

Monday, December 03, 2012

El año en videojuegos

Este año no me he comprado ni un videojuego ni medio, y sin embargo me he pasado este 2012 que ya termina disfrutando de lo lindo con algunos de los mejores juegos a que jamás he jugado. Ni qué decir tiene, esta aparente contradicción es debida a la cantidad de videojuegos que recibí el pasado diciembre para Navidades y mi cumpleaños, situación que espero se repita en unas pocas semanas.
Gracias a lo selectivo que soy, todos los juegos que me han tenido entretenido este año me han parecido excelentes, y no dudaría ni un momento en recomendárselos a todo el mundo. En el orden en que jugué, aquí tenéis los cinco videojuegos que han mantenido bien alimentada a mi Xbox 360 en 2012:

Gears of War 3
Dado lo mucho que me encanta la serie de Epic (he perdido la cuenta de cuántas veces me he pasado los dos primeros), es normal que escogiera el último capítulo de la trilogía como primer juego para pasarme de los varios que me regalaron. Por si nunca habéis jugado, Gears of War narra la desesperada batalla para entre los humanos y los locust, ambas razas al borde de la extinción. La historia está protagonizada por la Delta Squad, y sus cuatro miembros (Marcus Fenix, Dominic Santiago, Damon Baird, y Augustus Cole) se me antojan casi personas reales, de tanto tiempo que he pasado con ellos a lo largo de los tres juegos. Si os gustan los juegos de acción y de disparar a todo lo que se mueva, esta serie es lo que estáis buscando, porque tiene una mecánica fácil de aprender y que proporciona horas y horas de diversión. Además, la historia, pese a que la hemos visto en un trillón de películas, está contada tan bien, es tan compelling, y es tan épica, que no puedo evitar volver a este juego para probar un nuevo modo de dificultad entre juegos más largos, como tres de los que vienen a continuación. Una delicia de juego, de verdad.

Transformers: War for Cybertron
Este juego es básicamente Gears of War, pero con robots en vez de humanos, y con tres miembros en tu escuadra en vez de cuatro. Este juego me interesaba porque los Transformers me han gustado desde que era pequeño, y porque este juego es completamente independiente de las nefastas películas perpetradas por Michael Bay. Por el contrario, War for Cybertron se basa en los cómics clásicos y cuenta con un diseño de personajes muy parecido al de los juguetes, comics, y serie de animación, con lo que los robots no parecen un amasijo de piezas sin sentido, sino que resultan inmediatamente familiares y reconocibles. Como Gears of War, el jugador se va abriendo paso a tiro limpio a lo largo de infinidad de niveles que, aunque no son precisamente variados, resultan de lo más entretenido. Además, el juego está dividido en dos campañas opuestas, con lo que puedes controlar a los Decepticons durante la primera mitad, y a los Autobots durante la segunda. No sólo eso, sino que los personajes van cambiando de nivel a nivel, con lo que el jugador llega a controlar un montón de personajes diferentes. Y lo mejor de todo es que, en vez de tener niveles preestablecidos en los que tu Transformer utiliza su forma de vehículo y otros en los que usa su forma de robot, tu personaje su puede transformar en cualquier momento en cualquier parte del nivel para pasártelo como buenamente te apetezca. Un juego de lo más divertido.

Red Dead Redemption
Ya he dicho antes que todos los juegos a que he jugado este año me han encantado, pero si este juego de Rockstar no es una obra maestra que supera a prácticamente todo lo que he jugado, poco le debe faltar, porque a mí me pareció soberbio. Con un guión fantástico, unos personajes enormes, y unas voces de lo más convincentes, Red Dead Redemption cuenta la historia de John Marston mezclando venganza, redención, engaño, traiciones, y reveses de fortuna en una trama compelling a más no poder con un final inesperado y touching que no destripo aquí. En lo que a la mecánica del juego se refiere, Red Dead Redemption es uno de esos "mundos abiertos" en los que tienes decenas de objetivos secundarios, misiones opcionales, y gran libertad de movimiento, ambientado todo ello en un lejano oeste retratado con gráficos sublimes y animación prodigiosa. Después de echarle decenas y decenas y más decenas de horas, todavía tengo ganas de volver al mundo de Marston y atrapar más forajidos, entrenar más caballos, cazar más animales, ganar más partidas de póquer, echar más pulsos, e intentar ganar de una vez por todas al dichoso minijuego de la herradura, que anda que no se las trae. Ojalá hicieran una película basada en este juego, aunque, por otro lado, seguro que lo estropeaban, así que mejor que se queden quietos. Pero vamos: una auténtica maravilla.

Assassin's Creed: Brotherhood
Lo mismo que adoro la serie de Gears of War, no puedo dejar pasar un juego de Assassin's Creed, otra formidable serie de videojuegos que retrata un mundo real como la vida misma con una prolijidad de detalle verdaderamente asombrosa. Brotherhood es el tercer juego de la serie, y es la primera de dos secuelas directas de Assassin's Creed II. Tanto jugadores como críticos parecen coincidir en que Brotherhood es el mejor juego de la serie, superando tanto a su secuela Revelations como a Assassin's Creed III, que salió hace varias semanas. Como a estos dos últimos no he jugado, no puedo decir si es verdad o no, pero lo cierto es que, de los tres primeros, Brotherhood es sin duda mi favorito.
En esta aventura, y a diferencia de juegos anteriores que transcurrían en múltiples ciudades, Ezio no sale de Roma (bueno, excepto por una misión en El Vaticano), pero hay que ver lo enorme que es la ciudad, lo detallista del diseño, y la vida con la que Ubisoft ha insuflado todos y cada uno de los rincones de la capital italiana. Todos estos elementos juegan una parte importante en las docenas de misiones y objetivos secundarios que el juego ofrece, y después de haber invertido al menos treinta horas en el juego si no más, sigo queriendo volver a la Roma renacentista y pasar más tiempo con Leonardo Da Vinci, Ezio, y el resto de personajes de este sublime juego.

The Saboteur
Realmente, este juego me lo compré en agosto o septiembre del año pasado, y me tuvo entretenido desde entonces hasta el 25 de diciembre. Para entonces, ya lo había exprimido a base de bien, pero su estructura de mundo abierto y centenares de objetivos secundarios que todavía me faltaba completar me hicieron volver a él tras terminar Brotherhood. En The Saboteur, el jugador controla a Sean Devlin, un irlandés afincado en París que se dedica a hacerle la vida imposible a los nazis que ocupan la capital francesa. Sean es de lo más carismático, y entre eso, la enorme cantidad de objetivos nazi para destruir, la brillante dirección artística, y la profusión de detalles del mundo abierto que es París y sus alrededores, acabé echándole más de treinta o cuarenta horas a The Saboteur... y aún me faltan un par de subobjetivos que terminar en este entretenidísimo y absorbente juego.

En definitiva: que me he pasado un año fantástico con el mando en la mano viviendo en todos estos mundos imaginarios pero al mismo tiempo realísimos y detalladísimos. Tanto, que ojalá tuviera varios centenares de horas para poder enseñaros todos y cada uno de los recovecos de los mundos que se nos presentan en todos estos juegos, tan envolventes y absorbentes como las mejores novelas o películas. Se me ocurrió intentar hacer un Top 5 con estos juegos, pero lo cierto es que no es necesario, porque he disfrutado los cinco títulos más de lo que puedo explicar. Si me apetece pegar tiros y que fluya la adrenalina, me pongo Gears of War. Si quiero ir escondiéndome y saltando de tejado en tejado, juego a Assassin's Creed. Si prefiero cabalgar hacia el sol poniente y limpiar un par de fuertes de despreciables bandas de forajidos, saco Red Dead Redemption de la caja, y me preparo para disfrutar como un enano. Sólo espero que los varios juegos que me he pedido para estas Navidades me resulten tan absorbentes y entretenidos como éstos. Que ya es pedir.

Tuesday, June 29, 2010

Assassin's Creed

Check out this Assassin's Creed-themed picture I drew the other day. I like how Ezio turned out, and the face of the soon-to-be-dead guard is pretty cool as well, I think. The funny thing about this picture is that the assassin is, as I said, Ezio, who is the main character in the second game, but his target is a guard from Damascus, a location featured in the first one. This means that this particular guard was alive about 300 years before Ezio was born, so I goofed big time. Maybe I'll fix this time paradox in my next picture. At any rate, I hope you like it!

Friday, June 25, 2010

Todos para uno

No os perdáis el trailer de Assassin’s Creed: Brotherhood, el tercer juego de la serie, que saldrá a la venta en noviembre. La segunda entrega de esta excelentísima saga salió en noviembre del año pasado, y aún no me he pasado ni la mitad del juego, todo por falta de tiempo que no de ganas ni interés. Al ritmo que llevo (y que lleva Ubisoft), parece que se me va a amontonar la faena. Esperemos que este tercer capítulo, secuela directa, al parecer, de ACII, sea tan bueno como su predecesor. De momento, aquí tenéis algo de gameplay. Enjoy!

Sunday, January 24, 2010

Secrets of an Assassin

Interested in an extensive look behind the scenes of Assassin's Creed II? Then check out the following interviews and quench your thirst for all things ACII!

Sunday, November 01, 2009

Reading List: October

Well, October was packed with comic books and manga and not so many books. I guess I'll have to read more books than graphic novels over the next couple of months if I want to bring up my total for the year. At any rate, this is what I read this month:

--> S is for Silence
Another Kinsey Millhone adventure by Sue Grafton, it took me longer than usual to get into the groove of the story, but once I got there, I enjoyed the book immensely. The bad news is that there is only one more book out on paperback, and after that I'll have to wait for a year before I can read the next one!

Locke & Key, vol. 2: Head Games
Another mindbending tale written by Joe Hill and illustrated by Gabriel Rodriguez. I think I liked the first volume better, but that doesn't mean this one wasn't all sorts of awesome, because it was.

Transformers: Stormbringer The artwork by Don Figueroa was amazing. I could just stare at every single panel for hours, and I would find new details every three seconds. This, my friends, is how the Transformers are supposed to be drawn. Unfortunately, the story by Simon Furman was boring and derivative (an enemy from the past so powerful everyone has to work together to destroy!), which is a shame, because the visuals are out of this world.

Assassin’s Creed Limited Edition Art Book What a coincidence that I found out about this book at the same time I was replaying the game. needless to say, I bought it immediately and read it pretty quickly. It is a comprehensive look at the making of the game, yet I wish there was more. Then again, even if the book was twice as long, I'd still be clamoring for more. If you love the game like I do, then you must buy this book, simple as that.

I Shudder This book is a collection of essays and stories by Paul Rudnick, the man who wrote In & Out and Addams Family Values. I thought the book would deal with Hollywood and screenwriting, but it doesn't, and I was therefore disappointed. The book is entertaining, and the "I Shudder" chapters are pretty hilarious, but, overall, I didn't like this book as much as I was hoping.

The Goon, vol. 9: Calamity of Conscience It took me so long to read volumes 7 and 8 that volume 9 came out and I had just finished the previous two. This volume closes the story arc that started in book 7, and it is dark and grim and depressing. At the same time, it is a great read, and I have to tell you guys once again to start reading Eric Powell's phenomenal series. Knife to the eye!

Wolverine: Old Man Logan As I said before, I liked the story, but I hate Marvel for putting it out the way they did. Still, definitely worth reading.

Nightmares & Fairy Tales, vol. 4: Dancing with the Ghosts of Whales
I bought this TPB written by Serena Valentino and drawn by Camilla D'Errico, and while it was whimsy and weird and mostly enjoyable, it really wasn't anything to write home about. Plus, I thought the book would benefit from a more polished and finished look.

Bastard!!, vol. 1
The first volume in Kazushi Hagiwara's series, Bastard is funny but sort of a one-trick pony. I liked it, but I am happy I borrowed it from a friend instead of paying for it.

The Titan’s Curse
The third book in the Percy Jackson & the Olympians series by Rick Riordan, it took me a while to really get into the story (kind of like what happened to me with S is for Silence). Once I did, though, the book was a lot of fun, and I certainly enjoyed the second half!

Tag & Bink Were Here
I reread the silly adventures of Tag and Bink before I let a friend borrow them, and they still made me laugh. Kevin Rubio's script is funny, and Lucas Marangon artwork is just right for the story. Hilarious!

Battle Angel Alita
For the last century or so, James Cameron has been saying he wants to turn Yukito Kishiro hit manga into a movie. I don't know if that will ever happen, but having watched the first season of Dark Angel, which Cameron produced, I can see lots of common elements. The book was fun, but I think I would enjoy the movie version much better.

Bastard!!, vols. 2- 5
If the first volume felt a bit repetitive, imagine how I felt after I finished the fifth one.

American on Purpose I already told you how much fun I had with Craig Ferguson's autobiography, so just go ahead and buy it!

The Walking Dead, vol. 9: Here We Remain I hadn't read Robert Kirkman's incredibly successful book in a while, and I found volume 9 as fun and grim as the previous installments in the series. Great writing, but I'm still not a fan of the artwork.

The Walking Dead, vol. 10: What We Become Yet more horrible things happen to the main characters. And I hear they're turning the book into a TV show, so we'll see how that turns out.

Uncanny X-Men: Lovelorn Part of my X-Men marathon, I'll tell you more about it soon. For the time being, suffice it to say that I enjoyed it.

Uncanny X-Men: Sisterhood
Not as good as Lovelorn, yet still enjoyable. More on that soon.

Utopia
The Dark Avengers/Uncanny X-Men crossover was fun to read, but I wish Dodson would have drawn everything and not just the X-Men issues. As a matter of fact, I think Dodson should draw pretty much every comic on the planet. I think I need to get some original artwork by him!

The Battle of the Labyrinth The fourth book in the Percy Jackson & the Olympians series, it was also great fun to read, and it probably was my favorite in the series along with the first one. The problem is that now I have to wait for the last volume to come out in paperback next year, because it just came out in hardcover. I'll have to find other books to keep me entertained until then.

And that's if for this month. Only two left before the year's over, and then, I get to choose my favorites for the year. Stay tuned!

Wednesday, October 14, 2009

Personal Vendetta

All the templars are dead. All of them.

I've been playing Assassin's Creed for the last month and a half or so, and it's been a lot of fun. Since I already beat the game about a year ago, this time I'm focusing on the secondary goals and tasks to unlock all the achievements I was still missing. The last two I had left were killing all the templars and collecting all the flags. I'm still missing a bunch of flags (not too many, though, but of four different kinds, so those four achievements are still locked), but the templars are all history.

After thoroughly exploring the Kingdom, I only had one left, so I downloaded a map from the Internet, and I visited the whole Kingdom of Heaven one more time, and all three cities as well, but the last templar was nowhere to be found. I decided to try all the cities one more time, and yesterday I managed to find the last templar hiding in a little cul-de-sac in Acre. Imagine my big smile when I looked down from the roof of the building I had just landed on and saw him down there in the corner. It was bloody, and it was good.

Tuesday, October 21, 2008

Código de un asesino

Hace un año que salió a la venta Assassin's Creed, el juego de Ubi Soft que ha levantado tantas pasiones como críticas encontradas. Como ya os dije por aquel entonces, el jueguecito tenía una pinta impresionante, y fue, junto a Gears of War, el causante de que decidiera comprarme una Xbox360. Sin embargo, y pese a que tanto Gears of War como Assassin's Creed suelen aparecer en la práctica totalidad de listas de Los mejores juegos de Xbox360, la opinión de los jugadores con respecto a la calidad del título en cuestión está lejos de ser unánime. Veamos cuáles son mis impresiones.

En lo que a guión se refiere, Assassin's Creed utiliza un recurso por el que tengo especial debilidad: la historia dentro de la historia. Durante el juego, la historia marco no me pareció nada del otro mundo, pero según se iba acercando el final, la cosa fue cambiando, y ahora que he terminado el juego no puedo esperar a que salga la continuación. El problema, al mismo tiempo, es que la historia, más que terminar, para, y este final abrupto me decepcionó un poco. Aun así, las pistas que se ofrecen sobre las próximas entregas me dejaron babeando y con ganas de más, más, más.

La historia dentro de la historia, la que transcurre en el siglo doce entre Jerusalén, Damasco y otras ciudades cercanas geográficamente, me gustó bastante más, si bien algunos aspectos son bastante predecibles (aunque hay varias y muy efectivas sorpresas también). Y para los defensores acérrimos de la mayor rigurosidad histórica posible, diré que las libertades que el equipo creativo haya podido tomarse tienen sentido dentro de la historia marco que se nos presenta.

Con respecto a los gráficos, absolutamente nadie puede discutir que Assassin's Creed es una maravilla visual como poquísimas veces -si alguna- se ha visto antes. Empezando por el diseño del personaje principal, Altair, y terminando por las rocas del paisaje, todas los detalles, texturas y decorados han sido cuidados al mínimo. Las ciudades son impresionantes, gigantescas, y puedes caminar por todas las calles que ves y acceder a todos los edificios que se ven "en el fondo". Dichas calles están llenas de gente, mercaderes, guardias y demás, que caminan, interactúan, y reaccionan a lo que haces con perfecta fluidez y naturalidad. Uno de mis detalles favoritos es cómo, tras dos o tres segundos, puedes oír los gritos aterrados de los transeúntes si despachas a un enemigo en el tejado y el cuerpo se desploma hasta la calle. Las animaciones, muy especialmente la de Altair, son prodigiosas, y de un naturalismo y fluidez que hacen al juego casi más real que la propia realidad (¡y en alta definición!). De hecho, me he descubierto varias veces en el mundo real relacionando movimientos, lugares y perspectivas con lo que he visto en el juego, y no al revés (y ya sé que soy raro, pero aun así). Y los efectos de luz son también asombrosos.

Pasemos al juego en sí, lo más criticado por los jugadores. Lo que más se ha vilipendiado de Assassin's Creed es que es repetitivo, lo que, si bien es cierto, no me parece tan terrible como al resto del mundo. Es verdad que las misiones son siempre iguales (asesinar a algún pez gordo), y la forma de completarlas es la misma: llegas a la ciudad, investigas, y cuando has reunido la suficiente información, se te autoriza a pasar a cuchillo a tu objetivo. Estas investigaciones son de tres tipos: robar en plan carterista, poner la antena para averiguar detalles de ciertas conversaciones, e interrogar a base de palos a algún pobre infeliz. Mientras te dedicas a completar estas investigaciones, tienes varios objetivos opcionales (mi parte favorita) que añaden variedad y acción al juego, pero que también son siempre los mismos en todas las ciudades: escalar los miradores, salvar a ciudadanos en peligro, recolectar cierto tipo de banderas, matar a todos los templarios que te cruces, y completar los subobjetivos de tus contactos, que son o bien recoger banderas especiales en un tiempo determinado, o asesinar a ciertos personajes menores (a veces también en un tiempo limitado). Siempre es lo mismo en cada ciudad, y aunque admito que una mayor variedad no le hubiera venido mal al juego, a mí, dada mi forma linear de pensar, no me importó mucho, pues pude crear mis propias estrategias que poner en práctica en cada ciudad, y con las que me sentía cómodo y “seguro”. (Y también es verdad que me crié jugando a videojuegos machacones y repetitivos.) Aun así, sí que me hubiera gustado que hubiese habido más de tres o cuatro frases básicas de agradecimiento cuando salvas a un ciudadano. ¡Mira que decir lo mismo siempre estés donde estés! Con lo poco que hubiera costado añadir quince o veinte frases más…

Por si no ha quedado claro en el párrafo anterior, la gracia del juego está en tratar de moverse por las ciudades sin llamar la atención, escondiéndose y pasando desapercibido. Pero no todo es ser sigiloso, pues a veces no queda, como dice Quevedo en las novelas de Alatriste, sino batirse, siendo entonces cuando la acción desenfrenada se apodera de la pantalla. Altair tiene varios movimientos tanto de ataque como de defensa, y estas luchas con espada me parecen magistrales. Tanto las animaciones como la sensación de peligro y los distintos movimientos para tajar y bloquear son estupendos. Además, las minisecuencias (no preprogramadas sino generadas en tiempo real) que se activan cuando haces ciertas combinaciones de botones son increíbles y te meten de lleno en la acción. Y estar metido de lleno en la acción empuñando tu daga curva o tu afilada espada es impagable, de verdad. Y eso por no hablar del cuchillo oculto con el que puedes asesinar silenciosamente o saltar sobre el enemigo que huye a toda prisa y, en plan cinematográfico total, hundirle la hoja en la nuca. Una auténtica gozada.

Pero no os creáis que la acción acaba ahí. Una vez asesinado tu objetivo, toda la ciudad está alerta, y te toca salir huyendo mientras te persiguen los guardias, sedientos de sangre y dispuestos a pagar acero con acero. Esta parte de las misiones es probablemente la que más adrenalina dispara en tu organismo, y es que estas huidas frenéticas son algo que jamás había experimentado en ningún otro juego. Imaginad todas las persecuciones que hemos visto en distintas películas, en las que el perseguido va corriendo por todas partes, metiéndose por callejones que no conoce, abriéndose camino a empujones por calles abarrotadas de peatones, trepando por vallas y paredes, saltando de edificio en edificio, siempre tratando de dar esquinazo a los pertinaces perseguidores, y acompañado por una espectacular música intensa y desatada. Todo eso y más es lo que el jugador experimenta cuando intenta escapar de los guardias y desaparecer entre las sombras para poder regresar al cuartel general e informar a su superior del éxito de su misión. De nuevo, una auténtica gozada.

Volviendo al tema de la repetitividad, supongo que la naturaleza metódica y sistemática del juego es la razón por la que no hay niveles de dificultad. Dudo que alguien quiera volver a pasarse el juego nada más haberlo terminado (lo que sí me pasó con Gears of War), aunque confieso que, desde que me lo pasé hará tres semanas, lo echo de menos y quiero jugar más. Y es que la belleza visual del juego y el encanto de pasearte por las realísimas calles de las increíbles ciudades es algo que realmente hay que experimentar para poder comprender.

Assassin's Creed casi es una obra maestra que "se queda" en un juegazo excelente y recomendabilísimo debido a cierta repetitividad: ésta es mi opinión, que, por otro lado, no creo ayude mucho a los lectores de este vuestro blog, ya que nadie tiene una 360 que yo sepa, aunque el juego también está disponible en PC, que sé sí le dais más. De todas formas, espero que este análisis os haya resultado interesante!

Friday, November 09, 2007

Grab That Cornice

Assassin's Creed hits the stores on November 13th, and it was about time. Along with Halo 3, this is probably the most anticipated 2007 release in the world of videogames, and deservingly so. If you follow this link you'll find plenty of videos about Ubisoft's amazing looking game, but the one I've directly linked to shows you how mindblowing this game is going to be. The video is eight minutes long, but I recommend you watch it, because it gives you a very good idea of what the game is all about. The coolest part of Assassin's Creed is, in my opinion the possibility of accomplishing each mission in different ways. You can choose to kill everybody a la Rambo, or to sneak in and be stealthy like a ninja and avoid confrontation. Also, everything is very realistic and reality based (you'll understand when you see the video), and the graphics and animation are beyond phenomenal. This video I'm referring to is narrated by Jade Raymond, the producer of the game, who also happens to be a hottie, and she tells us many interesting things about next week's Assassin's Creed. A feast for the eyes!