Me gusta leer y ver la tele

Tuesday, September 04, 2007

London Calling (4)

Jueves, 25 de Enero.

El Jueves solicitamos nuestra habitual llamada matutina a las ocho de la mañana. Por supuesto, el teléfono nos despertó a las 7:45. Tras la ducha de rigor, desayunamos tranquilamente hasta casi reventar y luego salimos para dar un pequeño paseo en el tube hasta Tower Hill, la estación más cercana a la famosa Torre de Londres.

Tower of London es una fortificación que, a lo largo de la historia, ha servido de fortaleza, palacio real, prisión y patíbulo, y donde desde 1303 se guardan las Joyas de la Corona, amén de servir para sacarle el dinero a los turistas. Porque la entrada es cara. O al menos a nosotros nos pareció cara, acostumbrados los días previos a no pagar más que la voluntad por entrar a los museos. Rebeca y yo decidimos no entrar, y aún hoy no me he llegado a arrepentir de ello.
Así que dimos una vuelta viéndola por fuera, y sacándonos unas cuantas fotos. De hecho, le pedimos a una pareja de japoneses que nos sacaran una. Si alguna vez queréis que alguien os saque una foto en algún lugar turístico, buscad a un japonés. Primero, porque es improbable que vaya a huir con la cámara, ya que seguro que él tiene una mejor. Y, segundo, porque aquel hombre realmente se esforzó en sacarnos una buena foto. Trabajó en el encuadre, se colocó como mejor pudo, llegando a arrodillarse en el suelo, y nos tiró una foto a mayores desde otra posición como salvaguardia. En serio, un campeón donde los haya.

Desde la Torre de Londres cruzamos al South Bank por el Tower Bridge. Ya sabéis, ése puente levadizo inaugurado en 1984 con el fin de mejorar el paso del tráfico terrestre de una orilla a otra del Támesis sin por ello impedir el paso a los barcos de carga.
En si es bastante impresionante, y lo que realmente me encantó fue poder colocarme en mitad del puente y ver la pequeña hendedura que queda entre uno y otro de sus lados, lo suficientemente ancha como para ver con claridad las aguas del río.

Ya en la orilla sur, nos decidimos a recorrer la Millenium Mile desde allí hasta el Millenium Bridge, que conecta la orilla sur a la altura de la Tate Modern con la orilla norte a la altura de St Paul’s Cathedral.
De camino, nos detuvimos en la reproducción de un barco pirata (que no termino de recordar si perteneció al famoso Capitán Kidd o no) dedicado al entretenimiento infantil, así como en el nuevo Shakespeare Globe Theatre, una exacta reproducción del antiguo teatro en el que el famoso autor británico representaba sus obras. Hoy en día se hacen pases entre Mayo y Octubre. Pero en Enero no. No señor, no.

La Tate Modern es el nuevo edificio que el grupo Tate abrió en el año 2000 para poder redistribuir su colección en Londres, que tenía a la pobre Tate Gallery a reventar. Hoy en día esta última expone principalmente los ejemplos de arte británico de la colección, y la Tate Modern, en lo que antiguamente fue la Bankside Power Station, se centra sobre todo en los ejemplos de arte contemporáneo.
Antes de entrar en valoraciones, debo decir que yo fui allí por una instalación de toboganes montada por Carsten Höller, en la que te podías tirar desde varias alturas. El niño que hay en mí no podía dejar pasar la oportunidad. Lástima que a la hora a la que llegamos no pudimos tirarnos más que desde el tercero. Un viaje movido, pero demasiado corto.
En lo que se refiere a la muestra de la Tate Modern debo decir, desde mi posición de completo neófito en casi todo lo que al arte de vanguardia se refiere, que me pareció básicamente un montón de basura junta. Aún recuerdo un gigantesco lienzo de un color rojo uniforme con una banda negra en el flanco derecho. Eso, ocupaba toda una pared.
Pero lo que más me dolió, porque entrada no pagué, claro, fue que las obras que realmente sí quería ver allí, como son la famosísima escultura El Beso, de Auguste Rodin (y estoy hablando de una copia hecha por el propio artista), así como algún Braque y algún Picasso, estaban tan escondidos que casi ni los propios comisarios del museo supieron indicarnos como llegar a ellos.
Tras unos cuantos paseos, descubrimos que, tras una enorme sala ocupada muy holgadamente por obras de para mí muy dudosa calidad, un nada llamativo vano daba lugar a una reducida salita de tamaño como cinco veces menor que la anterior y que, por cierto, estaba parcialmente cortada, donde The Kiss estaba arrinconado contra una pared, y Girl in a Chemise, de Picasso, luchaba por destacar a su lado. Vergonzoso, por no decir algo más.


Olvidando las penurias de la Tate, cruzamos el Millenium Bridge, construido apenas hace nueve años, en dirección a la impresionante St Paul's Cathedral, coronada por una aún más impresionante cúpula cuya construcción se inspiró en la de la que corona San Pedro del Vaticano.
La entrada a la catedral, por supuesto, costaba unas pocas libras, que la Iglesia no es gratis, precisamente. Pero pagamos bien a gusto, y volví a entrar a una iglesia y a mirar inmediatamente al techo en lugar de al suelo, al contrario que en Westminster Abbey. Y St Paul's es GRANDE, por supuesto. De esas iglesias que te dan dolor de cuello.
Tras un paseo por la nave, el presbiterio, y todas esas zonas que se visitan en las iglesias y catedrales, subimos la angosta escalinata que lleva hacia la cúpula. Esta última tiene tres galerías a distintos niveles, a modo de miradores. La superior, la Golden Gallery, da al exterior a la altura de la linterna, con lo cual las vistas tienen que ser realmente impresionantes. Pero estaba cerrada al acceso en aquellos momentos. Sí que subimos, sin embargo, al nivel intermedio, la Stone Gallery, que da al exterior y ya ofrece unas vistas lo suficientemente espectaculares, y a la primera, la famosa Whispering Gallery, que da al interior de la catedral justo en la base de la cúpula, y de la cual se dice que posee una acústica tan especial que se puede escuchar a alguien hablando suavemente contra la pared desde el lado opuesto. Tanto yo y Rebeca, como unos amigos que estuvieron antes que nosotros por allí, damos fe de que es cierto, y, además, verídico. Chachi que sí a chachi que no...

Tras la visita a los niveles superiores de St Paul, nos bajamos a dar una vuelta por la cripta, para visitar, entre otras, la tumba del arquitecto Sir Christopher Wren, principal responsable de la reconstrucción de Londres tras el Gran Incendio de 1666, y diseñador de casi un centenar de notables edificios londinenses, incluida la propia St Paul's.

Saliendo de la catedral, y aún con bastante tarde por delante, decidimos dar un paseo por la City, centro financiero londinense y uno de los más importantes a escala mundial, y pasar por the Temple, hacia, de nuevo, Trafalgar Square, para visitar las salas de la National Gallery que no habíamos visto el día anterior. Pero, por desgracia, lo que debía haber sido un confortable paseíllo se convirtió en una tortura, por esa maldita manía que tenemos los hombres de no mirar los mapas en ciertas ocasiones. Es decir, que me fié de mi instinto, y la cagué de pleno. Por mi culpa casi acabamos en Camden Town, lo cual está muuuucho más al norte que la zona a donde realmente nos dirigíamos.
Rebeca, a la que no le gusta andar en balde, y mucho menos cuando eso obliga a recorrer como dos o tres kilómetros más de lo previsto, y que, al igual que yo, ya estaba tocada por la fría humedad a la que nos habíamos visto expuestos durante nuestro recorrido de la zona más oriental de la Millenium Mile, se cabreó conmigo. No voy a decir que le faltasen razones.
Sin paradas de metro que realmente nos vinieran bien, decidimos desandar parte de lo andado y enderezar de algún modo nuestro rumbo, dirigiéndonos al British Museum, en lugar de a la National Gallery tal y como habíamos previsto en un principio, para hacer nuestra segunda visita.
De nada ayudó haber descubierto por el camino el mercado de carne Smithfield, que en el pasado había sido un mercado de ganado que era utilizado para grandes reuniones de gente. Es decir, para la celebración de ejecuciones públicas. Fue allí donde William Wallace fue ejecutado en 1305.

De nuevo en el British, fuimos directos a las salas de los Upper Floors, que nos habíamos saltado el Martes. Pero estábamos tan fríos, cansados y, en general, hartos, que, la verdad, no disfrutamos todo lo que habríamos debido al ver piezas tales como el Estandarte de Ur o el Carnero Encaramado a un Arbusto, que tantas veces habíamos visto antes en libros.

A las 18:30 salimos de allí sin ganas de volver nunca más (lo que, por suerte, ya se nos ha pasado), y fuimos al St Martin’s Theatre a recoger las entradas que ya habíamos comprado previamente por Internet para una representación esa misma tarde. La obra, la famosa The Mousetrap, de Agatha Christie, que aún hoy mantiene el récord mundial de mayor número de años seguidos en cartel de una obra tras su estreno, con casi 55.
Tras un rápido café para entrar en calor, entramos al St Martin’s a disfrutar de la obra. Tan cansados estábamos, que no entendí por qué el acomodador no aceptaba nuestras entradas, diciendo que aquellas no eran de su teatro. Tuve que mirarlas concienzudamente cuatro veces para darme cuenta de que le estaba dando los tickets de nuestra visita a St Paul's Cathedral. Y aún así, lo que realmente me ayudó a centrarme fue su frase: “We’re holy, but I don’t think we’re that much”.
St Martin’s es un teatro pequeñito, de un maravilloso aire antiguo que le da un carácter especial. Pese a ser de un aforo bastante reducido, aquella noche ni siquiera estaban ocupados la mitad de los asientos, lo cual debo reconocer que no me molestó especialmente, pues fue una experiencia diametralmente opuesta a la del día anterior en el Dominion.
Nuestras butacas estaban bastante centradas, y a nada más que dos filas del escenario, con lo que pudimos disfrutar de la obra sin otra inconveniencia que el frío que teníamos aún metido en el cuerpo. Por cierto, creo que aquél debió ser el único momento durante nuestros siete días de visita en el que estuvimos rodeados única y exclusivamente por ingleses, sin que hubiera una sola persona nacida fuera de la Pérfida Albión por las cercanías.
La obra, The Mousetrap, es la típica historia de Mrs. Christie: unos cuantos desconocidos se juntan por circunstancias ajenas a su voluntad. Por supuesto, uno de ellos resultará ser un asesino, y al final nadie será tan desconocido como se pensaba.
La representación me resultó deliciosa, y, la obra en si, si bien no es desde luego la mejor de la historia (especialmente en una ciudad en la que han trabajado autores como Shakespeare y George Bernard Shaw), es lo suficientemente entretenida y encantadora. En general, los actores estuvieron excelentes, y el apartado del atrezzo resultó fantástico y muy acorde con el ambiente del St Martin's.
No voy a hablar aquí de la trama, y mucho menos del final de la obra. Y no es solo que aquí en Sunny Jhanna mantengamos una firme política de ausencia de spoilers, sino que al final de la representación los propios actores nos pidieron por favor, como suelen hacer por costumbre, no desvelar quién es el asesino. Una deliciosa tradición, en mi opinión.

Para otras entregas de London Calling:
- London Calling (1): Lunes, 22 de Enero.
- London Calling (2): Martes, 23 de Enero.
- London Calling (3): Miércoles, 24 de Enero.
- London Calling (5): Viernes, 26 de Enero.
- London Calling (6): Sábado, 27 de Enero.
- London Calling (y 7): Domingo, 28 de Enero.

6 comments:

Nash said...

El viaje cada vez me da más envidia, lo que no entiendo con lo frioleros que sois, cosa que no entiendo siendo de Valladolid, no cogisteis más ropa de abrigo que una simple cazadora. Muy buna la historia del japo, y creo que es la primera vez que veo una foto tuya.

Mario Alba said...

"[...] me pareció básicamente un montón de basura junta."

Ya sé que sabías que iba a destacar esa cita, pero qué a gusto me he reído, hahaha. Ah, el "arte" moderno...

Estupendo día, la verdad. Yo como Nacho, también tengo envidia. Recuerdo haber pasado, en mi mañana caminadora, por un par de los lugares que mencionas, y eso me recuerda que tengo una pregunta que tal vez puedas contestar: ¿qué edificio es uno oscuro y con muchos cristales, en plan supermoderno, que se puede ver en la distancia cuando estás en el puente ese (creo que el Millennium Bridge, pero no estoy seguro)? Es que lo vi allá lejos cuando estuve allí, y me pareció fantástico, pero me quedé sin saber qué era.

Lo dicho: un día apasionante. Parece mentira que una jornada dé para tanto, pero sí que la exprimisteis, sí.

Tengo otra pregunta: ¿Rebeca lee el blog? Tengo curiosidad.

Y para Nash: ya habías visto una foto de Hal, pues creo que puso una en el primer post londinense, hace ya varios meses. Por no decir que os conocisteis en Alicante cuando él y yo nos conocimos, y cuando tú y yo empezamos a conocernos más (que supergay que suena eso, pero bueno).

En fin, que ansioso espero la próxima entrega!

Nash said...

Ya se que le vi en persona en Alicante hace ya muchos años cuando eramos jovenes, y la foto de antes apenas se le veia. La verdad es que te ha quedado muy bonita la frase.
Por cierto Halagan visitates de Millenium mile, milenium bridge y no visitas el millenium Falcon, que seguro que estaba aparcado cerca....lo se chiste facil pero no he podido resistirme.

Mario Alba said...

Y hablando de posts jugosos, seguimos esperando ese Top 10 de series televisivas. I'm just saying :)

Anonymous said...

Gracias por vuestros comentarios, Fel y Nash. La verdad es que al reescribir mi diario de viaje, hasta me he dado envidia a mí mismo. Ironías de la vida.

Ah, Rebeca sí que lee el blog, de cuando en cuando. Por lo menos os puedo jurar que sabe de su existencia. :)

Y sí, Nash, he ido poniendo fotos mías en más o menos todos los posts londoncallingescos. Ególatra que es uno. Y el Millenium Falcon no lo ví, que yo recuerde. Claro que mis amigos los Jedi no me dejaron, con tanto combate a muerte y eso. ;)

Sobre el TTTV Shows, iba a ponerlo esta semana, pero entre la muerte de Il Tenore y un post que me he encontrado de casualidad (porque lo tenía escrito desde hace siglos y ni me acordaba de él), pues lo dejo para la semana que viene. Que eres un ansioso, Fel. Leches. :P

Mario Alba said...

Admito que soy un ansioso impaciente, pero es que nos lo dijiste hace ya tienpo, y queremos verlo!