Me gusta leer y ver la tele

Tuesday, September 11, 2007

London Calling (5)

Viernes, 26 de Enero

Como el día anterior nos habíamos dado una paliza de cuidado, decidimos no levantarnos demasiado pronto, así que el teléfono de nuestra habitación sonó a las 9:15. En lugar de a las 9:30, por supuesto, que fue la hora que dijimos la noche anterior en recepción.
Casi no llegamos al desayuno, y yo me pregunto... ¿por qué los horarios de los desayunos buffet no pueden durar hasta las 11? Cierto que a esas horas mucha gente ya está almorzando, pero uno está de vacaciones tanto para aprovechar el día como para despertarse tarde y pasárselo haciendo el vago. Claro que, pensándolo bien, para eso me quedaría en mi casa, no me pago un hotel en Londres.

Antes de coger el tube nos dimos un paseíllo por Queensway para comprar algo de pan con el que poder luego almorzar unos sándwiches, que no todo iban a ser restaurantes; además de un rotulador, elemento más que indispensable para nuestra primera visita del día.

Dejamos el tube en Earl's Court, y dimos un paseo andando hasta el número 1 de Logan’s Place, dirección de Garden Lodge, la casa donde, durante sus últimos años, Freddie Mercury vivió y murió. Como fans de Queen y del todopoderoso Freddie, teníamos que ir allí y dejar nuestra huella. La entrada en si, que es todo lo que se puede ver de la casa, no es nada mas que un muro con una puerta de madera y un timbre cochambroso. Pero es lo que tiene la iconoclastia. A nadie le extraña que los fans de los Beatles visiten el paso de cebra que inmortalizaron en la famosa portada de su disco Abbey Road. De hecho, es una pena que no llegáramos a verlo, porque por lo que sé deben estar hasta las aceras llenas de pintadas y mensajes de los fans.

Los garabatos aquí no eran tan tan abundantes, pero por supuesto también los había. Lo que sí que me llamó mucho la atención fue que un altísimo porcentaje de esos mensajes estaban escritos por españoles. De hecho, creo que había tantas palabras en castellano en ese muro como las que había en inglés. En fin, que ni cortos ni perezosos, Rebeca y yo también dejamos nuestra impronta. Como debe de ser. Desde allí solo fue cuestión de dar un paseo hasta el sur de Kensington Gardens, donde se encuentran el Science Museum, dedicado a la ciencia (duh!), el Victoria and Albert Museum centrado en el diseño y las artes decorativas, y el National History Museum, que fue en el que decidimos pasar la mayor parte del día.

Debo reconocer que la visita fue, desde mi punto de vista, bastante decepcionante. Y no es que el museo no fuera todo lo que me esperaba. Sí, es un museo interactivo, en el que los objetos expuestos prácticamente exigen ser tocados y manoseados. Ya vi algún museo por el estilo cuando estuve en Los Angeles. Claro, que entonces no era más que un niño, y no pude menos que apasionarme. Ojalá hubiera sido un niño también durante esta visita, porque probablemente habría disfrutado el triple. Padres que tengáis hijos (de nuevo: duh!), llevadles a que disfruten de ese tipo de sitios de vez en cuando, que no todo va a ser pasar el sábado por la tarde en el Carrefour. Por favor.

El museo en si se divide en dos áreas, las llamadas Life y Earth Galleries. En ellas pueden encontrarse exposiciones muy conseguidas, como una reproducción automatónica de un T-rex (y no estoy hablando de Marc Bolan), un simulador de terremotos o el hall de entrada a las Earth Galleries. Aunque, la verdad, donde mejor creo que nos lo pasamos fue en la sala de Biología Humana, descubriendo efectos ópticos y probando juegos de habilidad. Y también fue divertido aquel momento en el que, sentados en una mesa de la cafetería del museo, Rebeca se levantó para ir al baño y cuando volvió se sentó en la mesa equivocada, tan solo dándose cuenta cuando ya casi había empezado a intimar con el hombre mayor que ya estaba sentado allí antes.

Hacia las 17 horas decidimos dejar ya el museo, que más o menos habíamos visitado por completo, y nos encaminamos por Brompton Road hacia la zona centro de Londres. Y como de camino nos pillaban los famosos almacenes Harrods, pues en ellos que nos metimos a curiosear.

El interior de los almacenes Harrods está dividido en compartimentos, y no miento cuando digo que a los cinco minutos no tenía ni idea de dónde estábamos, por dónde se iba hacia la salida, por qué estaba Mohamed Al-Fayed allí subido sonriente a un pedestal (total, que resultó ser la figura de cera a su imagen y semejanza que preside los almacenes) o ni siquiera de cómo demonios hacen allí para poder vender de TODO lo que se le ocurra a uno. Por supuesto, evitamos comprar nada, pero cuando Rebeca se encontró ante la sección de saldos de La Perla, la marca italiana de ropa interior femenina, supe que no había nada que hacerle. Íbamos a salir más pobres de lo que entramos. Aunque más ricos en ropa interior, eso lo puedo asegurar.

Tras la visita consumista, seguimos nuestro camino hasta el centro londinense, donde en Piccadilly, a escasos metros de Piccadilly Square, nos esperaba una de las visitas obligadas, al menos para mi, de nuestro viaje: Waterstone’s, la que es, que yo recuerde, la librería en superficie más grande de Europa. Como a Rebeca no le hacía mucha gracia seguirme de estantería en estantería, nos separamos y decidimos quedar en la entrada a una hora en concreto. Yo, por mi parte, me lo pasé pipa. Tanto libro a mi alrededor... Tanta buena lectura en potencia... En la sección de fantasía y ciencia-ficción mi mandíbula se desencajó al ver la cantidad de libros que poblaban las estanterías. Nada de Greg Keyes, though. Aquella tarde salí de Waterstone’s con las manos vacías, incapaz de decidirme por comprar algo o no, pero una cosa es segura: si aquella visita me llega a pillar en mi momento más agudo de lector friki de Star Wars, me dejo todos nuestros ahorros allí. Seguro.

Nada más salir de Waterstone’s llamamos por teléfono a Antonio, que creo recordar tenía el día libre, para quedar para cenar. Casualmente, dos conocidos españoles suyos habían llegado a Londres ese mismo viernes para pasar el fin de semana, así que quedamos con ellos en Leicester Square, y nos fuimos a visitar algunos pubs, y a saborear unas buenas pintas de cerveza. De hecho, incluso llegamos a cenar en uno, que mantenía abierta su cocina a aquellas horas contra todas nuestras esperanzas, y no tengo palabras para describir el jugoso sabor del burger que, más o menos, todos nos pedimos. Delicioso en el más puro Homer-sentido de la palabra.

Todos juntos volvimos a Queensway, y mientras que Rebeca decidió irse a dormir directamente, Antonio, sus dos amigos y yo nos metimos en un pub australiano a beber las últimas pintas de cerveza. Igual que el día anterior, el Bombero y yo nos quedamos charlando allí en el pub, y luego en el pasillo del Hotel, hasta pasada la una y media de la noche.

Para otras entregas de London Calling:
- London Calling (1): Lunes, 22 de Enero.
- London Calling (2): Martes, 23 de Enero.
- London Calling (3): Miércoles, 24 de Enero.
- London Calling (4): Jueves, 25 de Enero.
- London Calling (6): Sábado, 27 de Enero.
- London Calling (y 7): Domingo, 28 de Enero.

6 comments:

Mario Alba said...

Estupenda decoración en la cabina, debo decir. En la vida encontrarías eso aquí en Chattafiesta. Aunque, ahora que lo pienso, tampoco encontrarías cabinas telefónicas, para empezar.

Y no me puedo creer que no te compraras nada en la librería! Al menos no cargaste con libros de SW, aunque hay que reconocer que algunos sí están muy bien. También es verdad que había mayor carestía cuando éramos más aficionados al asunto que ahora, aunque tampoco en la escasez nos libramos de algún que otro ladrillo. Y no diré nombres... *cough* The Crystal Star *cough* Children of the Jedi *cough* Planet of Twilight *cough*. Menos mal que luego vino la Enjó y enderezó las cosas.

Nash said...

Estoy con Finn, por lo menos deberias haber comprado un libro, claro que con el poco tiempo que tienes para leer....
¿No le hiciste una foto a Rebeca cuando se dio cuenta de su error en las mesas? Debio ser muy divertido, por lo menos para ti.

Anonymous said...

*cough* The Approaching... *cough**cough**cough* ...Storm *cough**cough**cough**cough**cough*.

Sí que compré un libro, Fel y Nash, solo que no ese día. Al día siguiente volví, porque me había quedado con la espina clavada. Miré muchos títulos, pero al final me pudo la vena ahorradora y me quedé con un sólo libro. ¿Su título? Me parece que tendréis que esperar al próximo martes. :P

Por cierto, Fel, me alegra que te hayas fijado en la decoración. En realidad Rebeca me sacó la foto y luego me dijo que era para que la gente me viera llamando a un número erótico. Por eso he dejado bien claro en el texto que no era el caso.

Mario Alba said...

Sí, ya... Sólo tenemos tu palabra de que no era ahí a donde estabas llamando. En fin...

Anonymous said...

¿Sólo mi palabra? No tenéis más que observar la foto para ver cómo en ella aparezco bien sereno, con la mirada desviada de tan llamativos anuncios, y sin rastro de baba por ninguna parte.
Os aseguro que si hubiera estado pensando en ciertos temas, no habría cumplido con ninguna de las tres citadas condiciones.

Mario Alba said...

Hahahaha. Te creemos, venga.