Coches, música... ¡Y acción!

Edgar Wright lo ha vuelto a hacer. No es que hubiera duda alguna por mi parte de que la última película del guionista, productor y director inglés, famoso por su trilogía Cornetto y un buen puñado de otras películas y series televisivas, fuera a superar todas mis expectativas. No la había en absoluto. Pero, aún así, Edgar Wright siempre me coje por sorpresa.

Baby Driver cuenta la historia de Baby (Ansel Elgort), un chico reservado que adora la música y que trabaja como conductor de huídas para un señor del crímen (Kevin Spacey), con quien tiene una deuda que está a punto de saldar.

Este estreno del pasado verano es una vibrante película de acción que se mueve al ritmo de su espectacular banda sonora. Así lo quiso Edgar Wright desde que comenzó a jugar con la idea de producir este proyecto: dirigir y montar sus escenas siguiendo el ritmo específico de canciones concretas para cada una. Eso hace que Baby Driver parezca un musical sin serlo (tranquilo, Fel, nadie se arranca a cantar porque sí), y tenga un ritmo y una personalidad que la hacen destacar entre todas las películas del año.

Cuatro marchosas estrellas y media. Y una recomendación para todo fan del buen cine de entretenimiento que aún no haya visto esta película: dadle prioridad absoluta.

Os dejo, que tengo que hacerme con esa banda sonora.