¡Aquí tenéis la cuarta ilustración de Inktober!
Con este dibujo acabé bastante enfadado porque nada salió como debería. Al principio, cuando lo entinté todo con mi bolígrafo negro, las cosas fueron bastante bien; pero a partir de ahí, todo fue de mal en peor. Primero, abrí mi nueva botellita de tinta y me pringué todos los dedos. Después de limpiármelos lo mejor que pude (que no del todo, ya que la tinta de debajo de las uñas no quiso salir y aún está ahí mientras tecleo esto), me puse a dar pinceladas, y la cosa no fue mal. A continuación, cogí mis rotuladores grises, que hacía siglos que no usaba, para darle algunos tonos al dibujo, y detrás de un error cometí otro. Lo primero, el caballo, que obviamente debería haber sido blanco. ¿Para qué narices lo pinté de gris? Pero lo más exasperante fue que, de cuatro rotuladores grises diferentes (de distintos tonos), a ninguno le quedaba casi tinta, con lo que no pude hacer lo que quería y tuve que improvisar, ya que había empezado a pringar la página ya. ¿Por qué no hice una prueba en otro papel antes de ponerme en serio, si además sospechaba que los rotuladores podían estar algo secos? Pues porque tenía prisa. Crystal y yo habíamos pasado la tarde viendo The Martian, que dura dos horas y media, y para cuando llegamos a casa y empecé a entintar (el dibujo lo había dejado atado a lápiz antes de irnos al cine), casi no me quedaba tiempo antes de cenar. Pero bueno: improvisé e hice algunas texturas en la ropa para disimular que los rotuladores estaban más secos que un riachuelo a mediados de agosto. Y tras esto, cogí mi bolígrafo blanco y dibujé los detalles de las piezas. Eso sí: entintar en blanco sobre mi nueva tinta negra fue sorprendentemente fácil, ya que la tinta blanca corría sobre la opaca superficie negra de lo más bien.
Originalmente, iba a poner un tablero de ajedrez al fondo, pero como no me quedaba tiempo, decidí prescindir del mismo. Entonces me acordé de que quería poner unas palabrejas en ruso en la parte de abajo del dibujo, pero como me había olvidado de dejar espacio, no me quedaba más remedio que ponerlas arriba. Así pues, cogí mi Pentel pocketbrush, que a estas alturas del proceso era la única herramienta que me quedaba por usar, y escribí el texto. El resultado: un desastre; y la lección: mejor pensar y trabajar despacio, que hacer las cosas rápido y mal. Y va Crystal y dice que le gusta.
6 comments:
Jajajaja me encanta la historia y el dibujo, este amigo ruso jugador de ajedrez con dedos de bambu esta muy chulo.
Las prisas no son buenas consejeras pero este reto diario es lo que tiene.
Me alegro de que te guste :)
Pues a mí también me gusta mucho, y mira que es en la que veo más defectos hasta el momento. Defectos anatómicos, quiero decir, como que el pulgar es demasiado largo, o que la línea que parece hacer el brazo izquierdo no se corresponde con la línea que hace la manga... Bla-bla-blá. La realidad es que el dibujo me parece espectacular, y el efecto de la ropa queda de lujo y parece hecho totalmente adrede, no como consecuencia de circunstancias adversas. Si no dices lo de los rotuladores medio agotados ni me hubera enterado. Ah, y lo de que el caballo no sea blanco tampoco es para tanto, hombre. Anda que no hay tableros con piezas en tonos marrones.
¡Enorme trabajo!
Tal vez (y esto es sólo una teoría) respondas a la energía del dibujo, que éste creo desprende más que los anteriores. Algo en lo que llevo pensando bastante tiempo es en por qué mis bocetos suelen tener más energía que las piezas terminadas. A muchos artistas les pasa lo mismo, y creo que una buena forma de intentar paliar este fenómeno es con trazos más sueltos y gestuales, algo que me cuesta mucho porque me gusta tenerlo todo bien controlado, jajaja. O a lo mejor te gusta por una razón completamente diferente :)
Pues puede ser, oye. Aunque soy tan neófito en estas cosas que no sé si interpreto la palabra energía en este contexto de la misma manera que tú.
Me mola por ejemplo que el rey negro esté tan inclinado como la torre de Pisa. No sé si es porque se está cayendo tras ser atacado por el caballo o es que simplemente has preferido dibujarlo así en reposo. Como que atrae mi mirada a la cara del jaquemateador y... Bueno, no sabría ni explicarlo bien. Pero es de lo que más me gusta de esta ilustración.
Sí: el rey está así a propósito precisamente para conducir la mirada del espectador hacia la cara del jaquemateador. Es lo que tiene tratar de pensar y meditar las composiciones: que todo queda mejor.
Hacer composiciones cuidadas era, como creo que ya dije en algún momento, una de las reglas que me impuse para Inktober, aunque a estas alturas ya habréis visto que me la he saltado un par de veces. ¡Pero quiero implementarla tanto como pueda!
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