Llevaba como mínimo tres años queriendo leer The Ultimates 3, y por fin el mes pasado tuve la oportunidad de hincarle el diente a la miniserie recopilada en tomo estupendo. La única razón por la que quería leer esta miniserie sin haber leído las dos anteriores era el dibujante: Joe Madureira.
Madureira es, junto a Jeff Scott Campbell, mi dibujante de comics favorito, y, al igual que Campbell, el amigo Mad se prodiga menos que poco. Desde que comenzó en la primera miniserie de Deadpool y luego deslumbró a propios y extraños con sus números de Uncanny X-Men y The Astonishing X-Men en la celebrada saga Age of Apocalypse, el abajo firmante siempre ha seguido la carrera de este increíble dibujante. Madureira tiene un ojo formidable para el diseño de personajes y las escenas de acción, y cualquier página que dibuja es una obra maestra como pocas. Por desgracia, la campbellitis que le aqueja le hizo retirarse del mundo de los comics cuando se hallaba a mitad de su popularísima serie Battle Chasers para dedicarse a lo que dice siempre había querido hacer: diseñar videojuegos. Una lástima, pero al menos no hizo como Campbell y fingió seguir en el negocio cuando se estaba dedicando a otra cosa.
Soñando seguía yo con que un día el amigo Mad volviera a dibujar comics cuando un buen día, hace tres o cuatro años -no exagero-, Marvel anunció que el dibujante regresaba al mundo de las viñetas para ilustrar The Ultimates 3. Como Marvel sabe cómo se las gasta el amiguete, lo primero que la editorial hizo fue reducir el número de episodios de los once o doce que Ultimates 1 y 2 habían tenido a los cinco que Madureira se veía capaz de dibujar. La segunda medida de la compañía: esperar a tener los cinco números terminados antes de sacar el primero a la venta. Curarse en salud, vamos.
Todo esto sirve para haceros ver que, desde que se anunció el proyecto (al mismo tiempo más o menos que el Spiderman de Campbell del que aún tenemos que ver siquiera una página) hasta que salió a la venta la serie y se recopiló en tomo, las ganas de echarle el guante al arte de Madureira no hicieron sino aumentar mes tras mes. Incluso después de leer las despiadadas críticas que el primer número recibió, yo seguía teniendo ganas de leerlo. Tras leer los crueles comentarios que siguieron a la conclusión de la serie (y no os perdáis las críticas en Amazon), todavía quería comprar el tomo cuando saliera. Y así lo hice, teniendo en cuenta que probablemente iba a llevarme una decepción. ¿Fue ése el caso? Hmmm… creo que no.
El comic perfecto, en mi opinión, surge de la unión entre una historia fantástica y dibujos soberbios, ya lo he dicho muchas veces: Danger Girl y Revelations son mis dos ejemplos favoritos. The Ultimates 3 sólo cumple con uno de los dos requisitos, y eso es más o menos lo que esperaba, con lo que no puedo decir que la serie me decepcionara. Pero basta ya de eufemismos, de andarse con rodeos, y de no decir lo que quiero decir.
Jeph Loeb, guionista de este engendro, debería no sólo ser encarcelado por delitos contra los lectores de comics, sino que debería prohibírsele escribir nada más durante el resto de su vida. Al menos, nada que otro ser humano vaya a leer. Y es curioso, porque es uno de los guionistas más ocupados y con más trabajo del panorama actual, pero todo lo que he leído de su pluma salido me ha parecido repugnante, excepto por Batman: Hush. Pero a lo mejor soy yo el raro.
The Ultimates 3 se presenta como un misterio: ¿quién asesinó a la Bruja Escarlata? Esta historia, a priori, no me parece exactamente interesante, pero supongo que podría haber sido una historia al menos entretenida en manos más competentes. O pies. El problema más grave radica en la ejecución de dicha historia, pues los personajes hacen cosas porque sí, muchas veces sin sentido o sin explicación. Dos ejemplos sangrantes:
Tras un ataque inesperado por parte de Venom, Black Panther, que forma parte del grupo de superhéroes no se sabe por qué y que no habla tampoco se sabe por qué, desaparece sin razón aparente, y Hawkeye decide ir a buscarlo sin saber muy bien por qué. Para encontrarlo, va a hablar con Spiderman, pues sospecha que el arácnido está relacionado con Venom (¿por qué?), pero en vez de mantener una conversación civilizada (a fin de cuentas, ambos están en el mismo bando y Hawkeye busca información), Hawkeye se lía a tiros hasta que consigue derrotar a Spiderman. Y una vez vencido, el Capitán América aparece y le dice a Hawkeye que tienen que irse, y el tío se larga tras comentar que como se entere que el Hombre Araña está relacionado con Venom, volverá y lo dejará apañado. Pero, ¿no es eso exactamente lo que acaba de hacer? ¿De qué ha servido la escena, pues, excepto para ver a Spidey y Hawkeye darse tortas? De nada. Esto, queridos lectores, no es sino uno de varios ejemplos de personajes mal explicados, ultraplanos cual compresa (algunos con alas también), y que ni se desarrollan ni dejan de estorbar.
Ejemplo número dos (mi favorito). Un miembro del grupo protagonista cuya identidad no revelaré parece estar muriendo o en coma o algo por el estilo. En este estado se pasa la mayor parte de la serie, hasta que de pronto aparece súbitamente y recuperado al cien por cien para solucionar cierta situación. Cuando sus compañeros le preguntan cómo es posible que se haya recuperado tan repentinamente, Jeph Loeb tiene la cara dura de hacerle decir que "eso no importa ahora. Ya os lo explicaré más tarde." Ni qué decir tiene, esta milagrosa resurrección jamás se explica tras el suceso, pues tal vez Loeb pensaba que nadie se iba a dar cuenta. Que nos íbamos a olvidar.
O sea, que tenemos una historia mediocre con personajes que hacen cosas sin sentido y con acontecimientos que ni se explican cuando hace falta, ni hacen falta cuando suceden. Bueno, si al menos los diálogos son buenos, podemos salvar algo, ¿no? Sí, podríamos, excepto por un pequeño detalle: si la historia "ideada" por Loeb es mala, sus diálogos son espantosos. Pero malos, malos. Malos con ganas. Con avaricia. Tan malos que prácticamente se convierten en los villanos de la historia. Loeb quiere escribir los típicos oneliners que hacen gracia y presentan al personaje en cuestión como un tipo duro y ocurrente, pero cada chorrada que sueltan es más atroz que la anterior, y en vez de ser luchadores curtidos y sarcásticos los personajes parecen retrasados mentales cuyo sentido del humor jamás pasó de tercero o cuarto de EGB. Vergüenza ajena da leer las estupideces y ocurrencias que Loeb pone en boca de sus personajes. Ahí van unos ejemplitos:
Iron Man: (a Blob, un malo gordo y asqueroso) Didn't you see the sign on the way in, Blob? 'The management reserves the right to refuse service to anyone.' That means you, you fat tub of goo.
Wasp: (comentando la jugada anterior) You go, Tony.
Hawkeye: Wasp, go! I'll deal with butt-ugly.
Al menos, en lo que al apartado gráfico se refiere, Madureira nos regala la vista con dibujos más que espectaculares, tal y como esperaba. Es verdad que hay alguna que otra viñeta que se nota la hizo con prisa y pensando que el color (increíble trabajo el de Christian Lichtner, por cierto) ocultaría su dejadez, pero, en general, todas y cada una de las páginas deslumbran con calidad infinita. Las caras, los cuerpos, los hombres, las mujeres, la ropa, los decorados, las escenas de acción y la narrativa en sí misma: todo es asombroso, excepto por esas contadas viñetas que deslucen, pues parecen más bocetos que paneles terminados. (Y aun así, los bocetos de Madureira son mejores que la mayoría de dibujos terminados de la mayoría de autores.) ¿Y he mencionado las increíbles portadas desplegables? La baba se me caía repasando las líneas del maestro.
Desgraciadamente, y como habéis podido comprobar, The Ultimates 3 es una novela gráfica de excelentes ilustraciones pero con una historia lamentable y unos diálogos insultantes por lo horrendo. Afortunadamente, la compré por los dibujos, y en ese apartado no defrauda en absoluto. Pero es que la historia y los diálogos son espectacularmente horribles ¿Qué es más importante en un comic, pues, la historia o los dibujos? El dilema de siempre.
5 comments:
La historia. Para mí, la historia es más importante. Quiero decir, me leería mil veces antes un comic con buen guión y pobres dibujos (Ultra), que uno con buenos dibujos y un pobre guión. Como es el ejemplo que nos ocupa.
Por supuesto luego a cada uno le tira más lo que le tira, historia o dibujos. De nuevo, lo mejor es tener Revelations entre las manos, para disfrutar de la perfecta cohesión entre guión y arte.
Sobre el comic de Loeb... En fin... Sólo con leer los ejemplos puestos, sobran las palabras. Y la verdad es que tenía entendido que era un guionista muy cotizado. Aunque también es cierto que el único cómic que he leído escrito por él (uno de la octava temporada de Buffy) me pareció bastante bastante pobre.
Jeje, me ha encantado lo del coma.
Es una pena que un buen guion lo acompañe unos dibujos mediocres, y a la inversa. Para mi el caso mas deleznable fue el del super crossover de WilStorm donde a un tipo Barry Windsor Smith o algo por el estilo le dejaron dibujar. Eso es para cortarles las manos.
Hahaha. Te refieres, Nash, a las portadas que Barry Windsor Smith hizo para el crossover Wildstorm Rising. Qué malas que eran las condenadas...
Y sí: lo mejor es encontrar un equilibrio entre ambos elementos, pero es difícil disfrutar un comic cuando uno de los dos es tan, tan, tan formidablemente horrendo. A mí me pasa con The Walking Dead: la historia está muy bien y excelentemente escrita, pero los dibujos prácticamente ni los miro de lo poco que me gustan.
Con respecto a Ultra, no diría que los dibujos son pobres, pero sí es verdad que podrían ser mejores.
La verdad es que los dibujos de Ultra me parecen bastante aceptables, teniendo en cuenta que no me molestaron nada de nada a la hora de disfrutar de la historia. Eso de haberlos calificado de "pobres" viene por necesidades de comparación. Vamos, que no se me ocurría ningún ejemplo más adecuado de gran historia con dibujos por debajo de la media.
Que me tomé una licencia artística, se podría decir. ;)
Hahaha. Vale, vale. Aunque estoy de acuerdo contigo. Los dibujos podrían ser mejores, aunque no son malos. He visto muchísimas cosas mucho peores por ahí...
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