Profesionalidad ante todo

Hoy estoy calentito, y de verdad que sigo preguntándome por qué la gente me quiere hacer enfadar. En enero de este año, la revista española ¡Dibus! anunció que buscaban nuevos autores para dibujar historietas de humor. La convocatoria decía que las historias debían ser de una página, que se publicaría mensualmente, y que debían ser humorísticas y destinadas a un público de entre nueve y doce años. Se animaba, a continuación, a que todos los interesados mandaran sus propuestas a la dirección indicada, y que el plazo de recepción de material se cerraba el 30 de abril.

La oportunidad me pareció estupenda, así que puse mis neuronas a trabajar, e ideé una historia que se desarrollaría mes tras mes, pero cada entrega tendría un principio y un final. Creé a los personajes, y me puse manos a la obra. Después de un par de meses de trabajo intermitente, terminé las tres páginas requeridas y las mandé a la dirección indicada el 20 de marzo. Por supuesto, me imaginaba que me iban a decir que no, como siempre me pasa, pero si no lo intento, me dije, seguro que no lo consigo, y bla, bla, bla. Total, que mandé el email y me desentendí del asunto, pues ni siquiera esperaba acuse de recibo, pues suele ser éste el caso habitualmente.

Pero mira tú por dónde, hoy he recibido un mensaje de los señores de Dibus (de una tal Estefanía Vidal, para más señas), diciendo que ya han seleccionado a los ganadores, y que, lamentablemente, no estoy entre ellos. Lo primero que he pensado es que bueno, ya me lo imaginaba, mira qué sorpresa. Pero entonces he reparado en la fecha. ¿Cuatro de abril? ¿Cómo es posible, si la fecha límite era el 30? ¿Cómo pueden haber recortado el plazo en (casi) un mes, así, por las buenas? Tengo que estar equivocado: tiene que ser 30 de abril, y he perdido un mes sin darme cuenta. ¿Acaso me habrán abducido? Presa del desasosiego más terrible, he consultado diferentes calendarios, pero todos coinciden con insistencia en que hoy no es día treinta, sino cuatro. O como dirían mis vecinos, what the fuck?

Supongo que hay varias posibilidades que explican este fenómeno, todas ellas pintando a los organizadores como una panda de sinvergüenzas. ¿Acaso lo del concurso era un montaje, y ya tenían a los "ganadores" escogidos desde el principio? ¿Acaso han recibido varias historietas que les han gustado y han decidido ignorar el resto de propuestas? Y si éste es el caso, ¿cómo sé que se valoró la mía, y que no llegó "tarde" también? ¿Cómo pueden saber que no van a recibir nada mejor que lo que ya tienen? Si todo estaba ya decidido, ¿de qué sirve molestarse?

Uno puede, por supuesto, aducir que mi propuesta era una birria, los dibujos eran infames, y la gracia a la historia no se la encuentra ni la madre que la parió (que en este caso resulta ser el abajo firmante). No digo que mi historieta fuera la mejor ni la más original ni la más apropiada, puesto que probablemente no lo era. Lo que me hace jurar en distintos idiomas es que estos canallas digan digo donde dijeron Diego, y no haya nada que pueda hacer más que quejarme y quedar como un imbécil que tiene mal pronto y peor perder. Supongo que lo único que puedo hacer es no comprar la revista, medida algo ridícula dado que nunca la he comprado ni pensaba hacerlo. Pero bueno.

Al menos, algo positivo sale de todo este asunto: que ya tengo hecha una serie de posts para el blog, pues no pienso dejar que los archivos se me pudran en el disco duro. Así pues, durante los próximos días, os mostraré las tres páginas que componen Amor Acuático, el conato de serie al parecer no lo suficientemente buena como para publicarse. De momento, ahí tenéis algunos diseños de los protagonistas. Puede que los personajes (al menos algunos) os resulten familiares, pero ya explicaré eso cuando cuelgue la primera página. Enjoy!