Gears of War: Judgment es el quinto juego al que he jugado este año, y pese a formar parte de una de mis series favoritas y ser un juego de lo más sólido y bien hecho, resulta que tengo sentimientos encontrados acerca de qué me ha parecido.
Judgment, el cuarto juego de la serie, transcurre antes de la trilogía original de Epic, y es el único de los cuatro juegos que no está hecho por Epic, sino por People Can Fly, un estudio comprado por la compañía, y tal vez ahí radique el problema. Si he de juzgarlo -nótese el astuto juego de palabras- por méritos propios,
Judgment es un juego entretenido y técnicamente sobresaliente. Los gráficos y las animaciones son fantásticos, la música acompaña a los tiros perfectamente, la acción desbordante no para en ningún momento, y los distintos niveles resultan intensos, satisfactorios y entretenidos. Además, que
Judgment esté protagonizado por Damon Baird, uno de los cuatro personajes principales de la trilogía anterior me parece todo un acierto ya que Baird es probablemente el personaje más interesante y carismático de los citados miembros de la Delta Squad, excepto por el protagonista de dicha trilogía, Marcus Fenix. Al principio del juego, Baird y su Kilo Squad son detenidos y llevados ante un tribunal militar, y es a través de su testimonio que el jugador va descubriendo qué pasó en realidad y por qué nuestros héroes han sido arrestados: un recurso interesante que añade un elemento de intriga a la historia y hace que el jugador quiera descubrir más detalles sobre lo ocurrido, y decida aceptar misiones opcionales para desvelar lo que pasó en realidad.
Hasta aquí todo bien. Obviamente, a la gente de People Can Fly le encanta la trilogía de Epic y han utilizado todo los recursos a su alcance para hacer un juego de factura técnica impecable y que encaje perfectamente con la estética de la serie. Sin embargo, lo que le pasa a
Judgment es que no es épico como los anteriores -¿habéis notado el segundo astuto juego de palabras?-, sino que más bien parece una excelente imitación de los originales que, al no comprender la esencia de sus modelos, se queda corto y no llega a estar a su nivel. De haber sido mi primera experiencia con
Gears of War, probablemente me habría gustado mucho más; pero habiendo disfrutado los tres anteriores,
Judgment sencillamente no da la talla, ya que le faltan los momentos estelares que los otros tres juegos de la serie ofrecen por doquier. Si quisiera hacer esta entrada más larga de lo que es, podría hacer una lista con momentos épicos, sorpresas inesperadas, situaciones memorables y criaturas tan excepcionales como amedrentadoras que los juegos de la trilogía original ofrecen. Cada vez que he terminado uno de ellos, en seguida me lo he vuelto a pasar en un nivel de dificultad superior, y luego otra vez y luego otra, porque quería revivir esas batallas épicas -ya sé que estoy abusando de la palabra, pero es la que mejor describe esta serie-, esas situaciones límite, esos combates espectaculares. En
Judgment, por el contrario, empecé a aburrirme a los pocos niveles,
porque, aunque todo era muy bonito y estaba muy bien diseñado, todo me parecía más de lo mismo, pero sin los momentos que me habían dejado boquiabierto en juegos anteriores. Todo era muy
by the numbers, que dicen en inglés: habían capturado el aspecto de la serie, pero no su alma. ¡Pero si hasta los nombres de los niveles carecen completamente de inspiración! Esta observación, que puede parecer estúpida, describe perfectamente a lo que me refiero. Todos los niveles de todos los juegos de la trilogía original tienen nombres inolvidables como
Belly of the Beast,
The Best Laid Plans,
Tip of the Spear, y un montón más que, sólo con leerlos, te dan ganas de jugar y explorarlos y ver qué va a pasar a continuación. Los niveles en
Judgment, por el contrario, cuentan con los nombres más anodinos que imaginarse pueda:
Downtown Halvo Bay, Museum of Military Glory, Courthouse. ¿Se podría ser más insípido?
En resumen: pese a que
Judgment es un buen juego y la mecánica central es divertida y te hace pasar un buen rato, no tiene nada que lo haga especial o memorable como los anteriores, lo que en mi opinión le resta enteros y lo deja simplemente en un buen juego, cuando podría haber sido excepcional como sus predecesores. ¡Esperemos que el próximo me guste más!