El sexto juego que me he pasado este año es Deadlight, un juego descargable pero muy ambicioso y de factura técnica impecable. A lo largo de tres actos presentados con un estilo visual interesantísimo que mezcla las sombras con un paisaje postapocalíptico lleno de zombies, el protagonista del juego, un hombre llamado Randall, corre, trepa, salta y se desliza sin descanso para encontrar a su mujer y su hija, de quienes se separó tras una acometida de los muertos vivientes que en Deadlight llaman "sombras".
El juego mezcla la acción con los saltos plataformeros y puzzles de distinta dificultad, y aunque me ha gustado, debo decir que me ha parecido increíblemente difícil en algunas partes, y extremadamente frustrante en general. Mi frustración se ha debido no a que sea un negado, sino a que Deadlight es uno de esos juegos en los que tienes que morir doscientas veces para poder saber qué tienes que hacer a continuación: qué plataforma se va a caer, en qué lugar exacto debes saltar, para qué sirve ese objeto de ahí, cómo se activa aquella trampa letal de allá, etcétera. Y cada vez que mueres, claro, te toca repetir más pantallas de las que te gustaría, sólo para
volver a llegar al punto en que te encontrabas antes de morir, poner en práctica tu última idea (o peor aún: equivocarte y apretar el botón incorrecto), y volver a diñarla una y diez veces más. Una mecánica que, pese a que tiene sus seguidores, a mí no acaba de gustarme porque hace que me enfade y me frustre y no disfrute el juego tanto como podría. (Aunque, ahora que lo pienso, así era la mayoría de los arcades a los que jugaba en mi primer PC a principios de los noventa.) Aun así, el aspecto visual y el ritmo endiablado del juego (y que no es muy largo) me obligaron a perseverar y pasarme hasta la última pantalla, y me alegro de haber visto cómo termina la historia.
En definitiva, me alegro de haber jugado a Deadlight, pero en vez de recomendaros que juguéis, os recomiendo que, si os pica la curiosidad, vayáis a YouTube y veáis algún vídeo de gente jugando: os enfadaréis menos, y os gustará más.
2 comments:
El otro día Molo me invito a jugar en su casa, me encanto el juego, pero al igual que tu soy tremenda mente negado para este tipo de juegos y el que mejor se lo paso fue Molo que se descojonaba del monton de formas que tuve de morir. Pero la estética es genial.
Estamos de acuerdo, pues, jajaja. ¡Y es que mira que es frustrante el juego de marras! Yo también coleccioné un montón de formas diferentes de morir, e incluso muchas veces repetí la misma forma en el mismo sitio varias veces, no fuera que me fuese a creer que no soy un negado, jajaja.
Pero visualmente, el juego es una delicia, y es por eso que perseveré. Aun así, me enfado cada vez que pienso en la dificultad, jajaja.
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