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Sunday, December 07, 2014

Terror espacial

El décimo juego que me he pasado este año ha sido Dead Space 3. La primera entrega de la serie fue uno de los primeros juegos que me compré para mi Xbox 360 hace ya varios años, y tras pasármelo un par de veces (dos y media, para ser exactos), nunca me molesté con la secuela, pese a que es casi unánimemente aclamada como la mejor de las tres aventuras de Isaac Clarke. Así pues, supongo que os podréis imaginar mi sorpresa cuando las navidades pasadas Crystal me regaló Dead Space 3. Como seguro no sorprenderá a Nash, no me importó no haber jugado nunca a Dead Space 2, y me metí de lleno en esta tercera parte de la saga creada por Visceral Games sin pensármelo dos veces, aunque no sin cierta aprensión, pues de la misma manera en que la gente alaba a Dead Space 2 como el mejor juego de la serie, esa misma gente dice que Dead Space 3 es lo peor de lo peor. ¿Qué iba a pasar? ¿Me iba a parecer un juego horrible, o me iba a gustar tanto como el primero? A punto estaba de averiguarlo.

Tras una secuencia de presentación que sirve también para resumir los eventos de los dos juegos anteriores (por si algún despistado como yo se ha saltado alguno, supongo), y un prólogo que al principio me dejó un tanto descolocado pero cuya importancia acabaría comprendiendo varios niveles después, la acción en Dead Space 3 arranca con un Isaac que ni lleva armadura, ni está en una nave, ni nada de nada. Por el contrario, el veterano superviviente de las anteriores entregas está en su apartamento tratando de sobreponerse al trauma que los terribles sucesos por los que ha pasado le han supuesto, y es entonces cuando llegan los pesados de turno para decirle que tiene que ayudarlos en una última misión para derrotar a los necromorfos, las terribles criaturas que lo han asediado en juegos anteriores. Como saben que Isaac va a decir que no, estos señores no dudan en usar el as que llevaban escondido en la manga: la chica que le gusta al amigo Clarke se halla en grave peligro, y como no los ayude, la pobrecita acabará muriendo. ¿Y qué hace nuestro aguerrido protagonista? Pues hacer de tripas corazón y apuntarse a lo que tiene toda la pinta de ser una expedición fatídica.

Tras varios tiroteos en los que Isaac tiene que hacer frente no a los monstruos repugnantes de los otros juegos sino a soldados enemigos cuyo papel se comprenderá mejor varios niveles más tarde, Clarke termina donde todos nos lo esperábamos: en una nave, con la armadura puesta, y listo para desmembrar criaturas de pesadilla. Esto era lo que yo me esperaba desde el principio, y debo decir que, de momento, el juego me había estado sorprendiendo con elementos que no había anticipado. Una vez metido en "lo de siempre", empecé a preguntarme si las cosas iban a hacérseme repetitivas, pero una vez más Dead Space 3 me sorprendió gracias a escenarios variados, misiones distintas unas de otras, y una belleza gráfica arrebatadora. Sí: al igual que en el primer juego, Isaac estaba aislado en una nave en penumbra luchando por su vida, pero todo era bastante diferente también. Contradictorio, pero cierto.

Esta variedad no hace sino aumentar cuando Clarke y sus compañeros se estrellan en Tau Volantis, el planeta en el que transcurre la mayor parte del juego, y que ofrece niveles en la nevada superficie, un lugar desolado y castigado por constantes ventiscas; en naves varadas; en bases repartidas por el planeta; y en otros lugares que prefiero no destripar. Variedad también es la que encontramos en los enemigos que, como ya he dicho antes, son tanto los necromorfos de otros juegos como unos soldados con intereses opuestos a los de Clarke y sus aliados. Esto añade una nueva mecánica muy similar a la de Gears of War, en la que el jugador tiene que disparar y mantenerse a cubierto para no acabar cosido a balazos, y dado lo mucho que la citada serie me gusta, esta novedad en Dead Space 3 me pareció estupenda.

Otra novedad en el juego tiene que ver con las armas. En el primer Dead Space, Isaac iba básicamente encontrando nuevas armas con diferentes habilidades para hacer frente a las huestes enemigas: rifles láser, lanzallamas, sierras circulares, cañones de plasma, etcétera. En Dead Space 3, lo que Isaac se encuentra es distintas piezas y componentes, y el jugador puede combinarlas como le dé la gana (cada arma tiene dos tipos de disparo diferentes) para crear todo tipo de armas letales: sierras circulares flamígeras, rayos eléctricos que paralizan al mismo tiempo, plasma explosivo, y cualquier otra locura que se le ocurra.

Otro elemento nuevo en esta entrega es que, por primera vez en la serie, se puede jugar a dobles con un amigo para que el terror resulte más llevadero. Así pues, vuestro mejor amigo puede controlar a Carver a lo largo de la campaña, y ayudar a Isaac a exterminar a todos sus enemigos.

A todo esto hay que añadir una serie de mini puzzles que aparecen en ocasiones tales como tener que hackear paneles electrónicos para abrir puertas, una atmósfera opresiva y envolvente, misiones que alternan la exploración solitaria y enervante con momentos de ritmo tan frenético como vertiginoso, y una factura técnica impecable en todos los sentidos: música, voces, animación, etcétera. Por si no os ha quedado claro, dejadme que os lo diga sin equívocos: Dead Space 3 me ha parecido colosal.

Las quejas de la mayoría de personas insatisfechas con el juego parecen centrarse en  que Visceral Games ha cambiado lo que era una serie de survival horror puro y duro para transformarla, con esta tercera entrega, en un juego de acción y ciencia-ficción con elementos de survival horror. Está claro que cuando las series introducen nuevos elementos o cambian aspectos que se perciben esenciales, los jugadores van a quejarse, pero sinceramente, Dead Space 3 me ha parecido un juego sensacional, y creo que los cambios por tantos denostados no hacen sino mejorar un conjunto que, de otro modo, podría haber quedado muy parecido a la primera entrega. Personalmente, me gustan tanto los juegos de acción como los survival horror, así que Dead Space 3 me ha encantado. No veo necesario que un juego deba mantenerse fiel a un sólo aspecto, género o mecánica, y creo que la mezcla a la que asistimos en esta última entrega de la serie le da una variedad enorme que hace que en ningún momento aburra o resulte monótona. De hecho, Dead Space 3 es sin duda uno de mis tres juegos favoritos del año (compartiendo el podio con Tomb Raider y Sleeping Dogs), y me lo he pasado en grande a lo largo de las diecinueve horas que me ha llevado pasármelo de principio a fin. Si no lo habéis probado, o si las vitriólicas críticas os han hecho pensároslo dos veces, de verdad os digo que le deis una oportunidad, que bien la merece. ¡Cinco estrellas espaciales!

2 comments:

Nash said...

Pues por lo que cuentas mola mucho, pero como siempre a todos no les puede gustar. Eso de que puedas jugar a dobles debe molar mogollon pero no me pillaras para jugar a estas cosas que ahora no estoy para comprar consolas.

Mario Alba said...

Sí que molaría jugar contigo a dobles (no he probado este modo del juego todavía), pero supongo que habrá que esperar :)

Y sí: el juego me ha gustado muchísimo, y bastante más de lo que esperaba. ¡Ciertamente recomendable!