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Friday, October 31, 2014

Cómo cocinar calabazas y percebes

Debo confesar que, cuando se me ocurrió la brillante idea de hacer un homenaje a 13, Rue del percebe, no sabía dónde me metía. Un buen día, hace varias semanas, estaba sentado pensando en qué podía dibujar para celebrar Halloween, y empecé a pensar en distintos personajes: una bruja, un hombre lobo, etcétera. Me puse a pensar cómo podían estar relacionados todos, o qué podían estar haciendo, y fue ahí cuando se me ocurrió que cada uno podía tener su propia viñeta, y que todas estuvieran relacionadas de algún modo. Entonces me vino a la cabeza la clásica tira de Ibáñez, y me dije que sería interesante adaptar el famoso edificio a mis propósitos. Dado que el tema iba a ser Halloween, pensé en transformar el edificio en un castillo o en algo más tenebroso, pero al final decidí que sería más gracioso y mucho más reconocible si mantenía el mismo edificio que Ibáñez utilizó en su página. Ni corto ni perezoso, y sin saber aún qué personajes iba a utilizar, cogí papel, lápiz y regla, me busqué una imagen de referencia en Internet, y me puse a reproducir la emblemática finca. Dicha empresa me llevó la friolera de dos horas y me dejó exhausto, con lo que dejé el dibujo reposar varios días antes de retomarlo. Este tiempo, en teoría, iba a servir para generar ideas, para decidir qué personajes iban a habitar los distintos pisos del edificio, y para ponerle título a la gracia.

Encontrar un título satisfactorio me costó más de lo que pensaba, ya que quería mantener la rima del original y al mismo tiempo señalar la conexión con Halloween. Dada la fecha de la fiesta, quería que el número fuera el 31, pero no se me ocurría nada que rimara o que me hiciera gracia, con lo que consideré seriamente olvidarme del 31 y bautizar la ilustración con 22, Carrer de l'arròs, pero como no quería perder la referencia a Halloween, seguí pensando en qué podía hacer. Tras mucho pensar, me encontré lamentando que la palabra "calabaza" no rimase ni con 31 ni con "calle", y fue entonces cuando comprendí que lo que tenía que buscar era una palabra que rimara con "calabaza". Obviamente, "plaza" se me ocurrió inmediatamente, y la cuestión del título quedó resuelta.

Todo esto sucedió a lo largo de un par de días en los que no quería empezar a dibujar porque no sabía qué narices iba a hacer, ni qué personajes iba a usar. Sin embargo, como quería tener el dibujo listo para el 31 y veía que la fecha se iba acercando, me forcé a coger el lápiz de nuevo pese a que la verdad es que no tenía ni una idea ni media. Algo que se me ocurrió entonces fue que sería interesante si los personajes en mi finca de algún modo remitieran a los inquilinos de la tira original, lo que me llevó a leerme este artículo en el que se describía a cada personaje y cuál era su situación básica a lo largo de la historia de 13, Rue del percebe. Armado con este conocimiento, lo primero que se me ocurrió fue que el personaje de la portera podía ser sustituido por Cerbero, el guardián de las puertas del infierno, con lo que metí al tricéfalo can en la portería, y me quedé tan a gusto. Esta criaturita me llevó a pensar en qué otros monstruos podrían vivir en las alcantarillas, y dado que en la tira original había un tipo que alquilaba el apartamento al que se accedía por la alcantarilla enfrente del edificio, se me ocurrió dibujar un amasijo de tentáculos saliendo de la misma en plan Lovecraft.

La primera idea que había tenido para el dibujo, junto a la de Cerbero y antes de ponerme a dibujar tentáculos, había sido sustituir al tendero de la planta baja por una bruja que, presa también del espíritu comerciante del inquilino original, se dedicaba a vender pociones y demás mejunjes a quienquiera que se atreviera a probarlos. Sin tener todavía muy claro qué le estaba vendiendo a quién, me puse a dibujarla, y mientras lo hacía, la idea de que una joven le había ido a reclamar porque su poción de amor eterno había tenido resultados inesperados empezó a cobrar forma y me pareció que podía ser graciosa.

Siguiendo con paralelismos y equivalentes a los personajes originales, en el piso de arriba de la tienda  vive, en la historieta de Ibáñez, un veterinario al que transformé en médico en mi versión. En vez de una persona, su paciente en esta ocasión es el monstruo de Frankenstein, personaje este que a su vez remite al inquilino original del segundo piso a la derecha. Dicho habitante era, al principio de publicarse la tira, un científico loco inspirado en el doctor Frankenstein, pero que, a causa de la censura, fue sustituido por un sastre pilluelo, lo que nos lleva de vuelta a mi versión, en la que un sastre se ha pasado cortando tela para la momia, lo que me pareció tenía cierta gracia.

Para terminar con el primer piso, en el apartamento de la derecha vemos al jorobado de Notre-Dame (o tal vez sea Igor) enseñándole el piso a un potencial inquilino, referencia esta a la habitante original que era la dueña de una pensión que siempre trataba de alquilar más habitaciones de las que tenía.

En el segundo piso, además del sastre y la momia, nos encontramos con una joven a la que el conde Drácula le tiene echado el ojo y casi el colmillo. En la tira de Ibáñez, en este piso vivía una mujer mayor siempre rodeada de animales, y pese a que estoy bastante seguro de que mi cerebro hizo la conexión entre animales, murciélagos, vampiros y el conde, debo admitir que la referencia en este caso está más bien traída por los pelos. Y lo mismo pasa en el piso de arriba, en el que una mujer le dice a su marido que se quite el disfraz de hombre lobo. En 13, Rue del percebe, este piso estaba habitado por un chorizo llamado Ceferino y su esposa, y pese a que podría tratar de argumentar que dicho caco se ha puesto un disfraz de licántropo para dar su último golpe, la verdad es que esta referencia al original es, más que inverosímil, simplemente inexistente. ¡Al menos, traté de disimular manteniendo el nombre!

Afortunadamente, en los dos apartamentos restantes, la inspiración regresó, y aquí sí que puedo afirmar que existen conexiones premeditadas. En el tercero, a la derecha, la historieta original nos presentaba a una madre y los cuatro gamberretes que tenía por hijos, con lo que se me ocurrió sustituir a los inquietos muchachuelos por los inquietantes muchachillos de El pueblo de los malditos.  Finalmente, arriba en la buhardilla, el comic de Ibáñez presentaba a un artista muerto de hambre que siempre se veía acosado por innumerables acreedores. En mi versión, puse a Dorian Gray y su famoso retrato para reemplazar al pintor original, y lo único que acosa a este literario personaje es no tanto sus acciones sino el miedo a perder su frondosa cabellera.

Según iban ocurriéndoseme personajes y referencias, los chistes y los diálogos fueron formándose en
mi cabeza al mismo tiempo, pero no los escribí hasta el final, con lo que me pasé el proyecto entero esperando no olvidarme de nada de lo que se me había ocurrido. Este temor es hasta cierto punto comprensible dadas las horas que invertí en terminar el dibujo. Como ya he dicho antes, dibujar la finca me llevó dos horas, y abocetar los personajes a lápiz otra más. El cuidadoso entintado con mis rotuladores y bolígrafos negros me costó la friolera de seis horas, y colorearlo todo en mi Cintiq añadió otras cinco al proyecto. Finalmente, dibujar los bocadillos y añadir el texto me supuso otra hora más (cómo no, se me ocurrió hacer una versión en castellano y otra en inglés), con lo que, de principio a fin, la broma me acabó llevando quince horas, que se dice pronto. Al menos, me lo pasé en grande durante todas y cada una de las fases de producción, y espero que mis comentarios al respecto os hayan resultado interesantes. Y si no, que os haya gustado el dibujito. ¡Feliz Halloween!

6 comments:

Nash said...

Como siempre interesantísima como va evolucionando la obra y como cuentas todo el proceso creativo. La idea del castillo me ha parecido genial, aunque que mantengas el formato de Ibáñez también es un puntanzo. Nunca hubiese pensado que el nombre del edificio te fuese a dar tantos dolores de cabeza. Mi piso favorito el de los niños, se sale, pero estan todos geniales

Mario Alba said...

Me alegro de que te haya parecido interesante. El castillo habría estado bien, pero el homenaje es más reconocible con la finca original. Y sí: el piso de los niños es mi favorito también. ¡Coincidimos de nuevo!

Nash said...

Esto empieza a ser preocupante....ahora me diras que Carisma Carpenter es mucho más guapa que nariz torcida Sarah Michelle.

Mario Alba said...

De eso ya hablamos hace meses, y te dije que estaba de acuerdo contigo ;)

Nash said...

....que mala es la edad ya no me acordaba :-(

Mario Alba said...

Jajaja. Yo he perdido la cuenta de las cosas que he olvidado...