El segundo juego de este año es otro de esos títulos modestos y sencillos, aunque hay que ver el buen rato que me ha hecho pasar. Estoy hablando ni más ni menos que de DuckTales: Remastered, la la nueva y flamante versión reprogramada, remasterizada, y requetemejorada del clásico juego de Nintendo. De hecho, recuerdo haber jugado al original en la gloriosa pantalla verde de la Gameboy de mi hermana hará cosa de veintitrés o veinticuatro años, con lo que habérmelo pasado ahora de nuevo me ha transportado a mis tiempos de EGB. Ni qué decir tiene, esta nueva versión de DuckTales en alta definición es visualmente magnífica, con decorados, personajes y animaciones hechas a mano. Esta creación casi artesanal hace que el juego casi parezca una película animada, y ésa fue la principal razón por la que quise hacerme con él.
DuckTales es el típico juego de plataformas de principios de los noventa en el que tienes que saltar encima de los enemigos para acabar con ellos, explorar cada nivel para encontrar cámaras secretas y cofres llenos de diamantes, y viajar a lo largo de niveles tan clásicos como el de hielo, el de fuego, la selva, la luna, las minas, y Transilvania. Los niveles no son muy largos, pero como el juego invita a pasárselo más de una vez, tampoco pasa nada. Además, hay que recordar que ésta es la versión remasterizada de un juego de hace más de veinte años, y por aquel entonces los juegos de 8 bits no es que fueran precisamente largos.
En resumen, controlar al bueno de Scrooge McDuck en su búsqueda incesante de tesoros y riquezas ha sido un ejercicio en nostalgia que me ha hecho recordar las decenas de juegos de plataformas que tanto me gustaban hace dos décadas, y no puedo esperar a pasármelo más veces en otros niveles de dificultad para descubrir nuevos secretos y acometer más difíciles desafíos. Soportar la machacona música será uno de ellos sin duda, porque el juego es fiel a su banda sonora de 8 bits que, aunque tiene su gracia, acaba con la paciencia del más pintado. Pero para eso está el botón del volumen, ¿no?
12 comments:
Pues nunca he jugado, pero patoaventuras es una de las series que más me gustaban en mi infancia. Me parece genial que vuelvan estos clásicos, secillos pero divertidos.
Cuando vengas a verme ya te dejaré jugar :)
Éste era uno de estos juegos que siempre quise tener para jugar en mi NES, pero para los que no me daba el presupuesto (hablo de la propina, claro). Otro era el de Chip y Chop, que era probablemente muy similar a éste.
Qué frustrante era ser niño en aquellos tiempos.
Pues si por que ahora los niños vienen al cole con moviles de 300 euros.
Hablando de jugos a los que siempre quisimos jugar y, en mi caso, nunca pude, el otro día descubrí que el más que clásico matamarcianos R-Type está disponible para el iPad. Tal vez tenga que hacerme con él, aunque llegue treinta años tarde al fenómeno, jajaja.
Juegos, no jugos. Jugos tue todos los que quise...
Pues no me veo yo jugando a un matamarcianos en pantalla táctil, la verdad. Por lo menos al principio se tiene que hacer rarísimo.
Precisamente por eso, como comentábamos el otro día, no sé si hacerme con él o no. Creo haber leído en algún sitio que los botones y el "psd direccional" aparecen en la pantalla, pero no sé.
Ya, pero sin sentir el tacto de los botones, o, sobre todo, del pad direccional... Como digo, por lo menos al principio tiene que hacerse extrañísimo y un poco incontrolable. Ya nos dirás qué tal si lo pruebas.
No creo que lo haga pronto, pero os mantendré informados si lo hago :)
Ah, ahora entiendo lo de "Serendipity". Ni me había dado cuenta. Sí, era yo comentando desde mi android. Lo que pasa es que Rebeca lo usó para entrar en su cuenta Google (tiene un blog con ese nombre para usarlo con sus alumnos) y se me olvidó volver a poner la mía.
Me lo imaginaba. De hecho, hasta la explicación la acerté (bueno, parte).
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