El viernes pasado se estrenó Kingsman: The Secret Service, y Crystal y yo fuimos a verla el domingo como parte de nuestra celebración del día de San Valentín. Y es que, ¿qué mejor forma de pasar el Día de los Enamorados que con una película de humor negro, acción desbordante y violencia ultra estilizada e hipercoreografiada? Pues eso.
Kingsman es una agencia secreta que se dedica a eliminar amenazas globales independientemente de cualquier nacionalidad o agenda política: es como el MI-6 y James Bond, pero sin rendirle pleitesía a la Reina. Liderada por Arthur (Michael Caine), la agencia cuenta con agentes como Galahad (Colin Firth) o Merlín (Mark Strong), quienes están metidos de lleno en la búsqueda de un nuevo agente que reemplace a un camarada caído recientemente. Esto los lleva a organizar una serie de pruebas de entrenamiento del tipo "sólo puede quedar uno", y es aquí donde empezamos a conocer mejor a Eggsy (Taron Egerton), que resulta ser el hijo de un antiguo miembro de la organización. Al mismo tiempo, Galahad se pone a investigar al señor Valentine (un desternillante Samuel L. Jackson), que amenaza con destruir la población mundial y al que hay que pararle los pies. A tal efecto, y al igual que el mítico agente británico, los agentes de Kingsman cuentan con armas letales escondidas en plumas, mecheros o relojes, y con tecnología tan avanzada como resultona, y no dudan ni un instante en partir caras y acuchillar esbirros con un estilo y pericia que dejan al espectador más que boquiabierto, y hacen que James Bond parezca un aficionadillo.
Kingsman está dirigida por Matthew Vaughn, quien sin ninguna duda se ha convertido en uno de mis directores favoritos: Stardust y Kick-Ass, ambas dirigidas por el británico, fueron mis películas favoritas de 2007 y 2010 respectivamente, y esta Kingsman tiene todos los visos de ser mi favorita de este año, ya que es fantástica. Con este currículum, no me puedo creer que aún no haya visto X-Men: First Class, por él también dirigida. Mutantes a un lado, Kingsman me resultó una película entretenidísima llena de humor, acción, buenos diálogos, personajes interesantes y situaciones límite que no decae en ningún momento a lo largo de sus dos horas de duración, y que desprende una energía y unas ganas de pasárselo bien que es difícil describir sin verla.
Al igual que pasaba con Kick-Ass, Kingsman está basada en un comic escrito por Mark Millar, y aunque no es tan violenta como las aventuras del superhéroe titular, sí tiene varias escenas violentísimas y perfectamente coreografiadas con giros imposibles, contorsiones sobrehumanas y decenas y decenas de víctimas despachadas de las más diversas formas, todo ello acompañado por una música tan acertada como irónica que eleva cada una de las escenas y las convierte en algo único y original.
En resumen, Kingsman es una película colosal que sin duda estará en lo más alto de mi lista de favoritas de 2015 dentro de unos meses. Si no la habéis visto todavía, haceos un favor y no os la perdáis, que seguro que os encanta. ¡Cinco estrellas tan flemáticas como brutales!
2 comments:
Pues mira que cuando vi el cartel pense que seria la típica chorrada pero la pones muy bien, le daremos una oportunidad, eso si no en el cine.
Yo había visto un par de trailers diferentes y pensaba que bueeeeno, no estaría mal. ¡Menuda sorpresa más grata me llevé!
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