La historia comienza con una Lara Croft que, pese a tener extensos conocimientos teóricos, todavía no es la aventurera que todos conocemos. De hecho, ésta es su primera aventura. Al principio del juego, Lara y el resto de la tripulación del Endurance naufragan en la isla que han venido a explorar. La mayor parte de los tripulantes están interesados en el aspecto arqueológico de la expedición, pero también hay alguno con otros intereses, como rodar un documental sobre la misma o tratar de proteger a los exploradores. Sin embargo, y como ya os podéis imaginar, el naufragio acaba siendo el menor de los problemas para Lara y el resto de supervivientes, ya que lo que les espera en la isla es un misterio tan antiguo como letal.

A lo largo de niveles y escenarios visualmente magníficos, Lara se dedica a explorar la isla, encontrar tumbas milenarias, salvar a sus compañeros de viaje, y pegarse tiros con todo aquel que se ponga en su camino. Todo esto está bien hilvanado por una historia emotiva y emocionante en la que el jugador asiste a la transformación de Lara de soñadora arqueóloga a curtida aventurera, y en la que los momentos intensos y de gran peligro se suceden a velocidad de vértigo. Y es que, pese a que la duración del juego es más que considerable -¿quince o veinte horas?-, el ritmo no decae en ningún momento, y Lara va de porrazo en porrazo y de trompicón en trompicón salpicándolo todo con caídas aterradoras, huidas imposibles, enfrentamientos apoteósicos, y situaciones límite tan angustiosas como peliagudas. Para poner un ejemplo que Nash entienda perfectamente, este Tomb Raider es como una novela de The Dresden Files: cuando llegas al final, te das cuenta de que estás casi sin aliento ya que la acción desenfrenada y el carisma del protagonista te ha hecho seguir avanzando en la historia, incapaz de dejarla de lado sin importar lo tarde que se haya hecho o las horas que lleves metido en este mundo ficticio pero tremendamente apasionante.
Como ya he apuntado en el párrafo anterior, los gráficos son sublimes, y las escenas con fenómenos atmosféricos como ventiscas, desprendimientos, o edificios (o puentes o pasarelas o barcos o aviones) desmoronándose a tu alrededor mientras corres y saltas para escapar de una muerte segura sólo para aterrizar en una situación aún peor son una auténtica gozada que hay que experimentar para poder comprender completamente, y que hacen que la adrenalina te fluya furiosa por las venas. La animación es también magnífica, y la música y los efectos especiales acompañan de forma magistral a las fantásticas voces (mención especial merece Camilla Luddington, que interpreta a Lara Croft) que el reparto nos regala. De verdad que no hay ni un sólo elemento que desmerezca o que haga lucir menos el impresionante conjunto.
En resumen, y por si acaso no os ha quedado claro, Tomb Raider es una joya que no deberíais dejar pasar, y que con razón apareció en tantas listas de Los mejores juegos de 2013. Tan bueno es, de hecho, que ahora temo que el resto de juegos que me esperan este año me van a decepcionar al compararlos con él. De cualquier manera, espero que Crystal Dynamics se ponga pronto a trabajar en una secuela, porque no puedo esperar a pasar más tiempo con Lara. ¡Cinco estrellas!