Me gusta leer y ver la tele

Tuesday, March 12, 2013

Renacer para decaer

Tras varios años trabajando en el título, Ron Marz y Stjepan Sejic terminaron su brillante colaboración en el número 150 de Witchblade, y aunque quería ser objetivo con el nuevo equipo creativo, sabía que me iba a resultar imposible no compararlo con Marz y Sejic, probablemente los mejores autores que la larga serie de Top Cow ha tenido. Empezando en el número 151, el carismático Tim Seeley y el para mí desconocido Diego Bernard tomaron las riendas del destino de Sara Pezzini, y su primer arco de cinco números, Unbalanced Parts, viene recopilado en el tomo Witchblade: Rebirth.

Lo de Renacimiento no es gratuito, ya que, tras eventos que transcurrieron tanto en la serie regular como en Artifacts (que no he leído), el primer capítulo de esta nueva era supone un cambio radical con respecto a donde Marz y Sejic dejaron las cosas en su último número. Sara ya no es policía en Nueva York, sino detective privada en Chicago. Su hija Hope ha desaparecido del mapa (creo que eso se explica en otro sitio), y Sara parece no recordar su existencia excepto por un momento en que ve una foto cambiar por un segundo para mostrar a nuestra heroína con su hija al brazo. Por fuentes externas (y un corto prólogo al principio del tomo) sé que ha habido algún tipo de cambio en la realidad del universo Top Cow, y las cosas, aunque parecidas, ya no son como eran. Como ya he dicho, creo que esto tiene algo que ver con los sucesos narrados en Artifacts, pero no estoy seguro.

Sea como fuere, Sara se encuentra, gracias a la pluma de Tim Seeley (de cuya soberbia Revival os hablé recientemente), investigando a un grupo de personas que parece llevar una versión orgánica del Witchblade y que está enfrentado a un grupo de brujas moteras con poca ropa y menos escrúpulos. Y aunque podría seguir explicando cosas, lo más importante es que, en general, la historia me dejó indiferente. Tanto la trama como los diálogos son competentes y están bien llevados, pero, sinceramente, el tomo ni me entusiasmó ni me dejó con ganas de más en lo que a las peripecias de la señorita Pezzini se refiere. Y los dibujos de Bernard son también sólidos y competentes (excepto por el típico síndrome superheroico en el que todos tienen la misma cara pero con distinto peinado), pero me dejaron tan indiferente como la historia. Los colores de Arif Prianto, por otro lado, me parecieron estupendos y, junto a las tremendas portadas de John Tyler Christopher, lo mejor del tomo. Una lástima, porque esos dos elementos no son suficientes para hacerme comprar el próximo volumen, pero qué se le va a hacer.

En resumen: que echo de menos a Marz y Sejic, y aunque no descarto volver a la serie en el futuro, no creo que vaya a suceder ni este año ni el que viene, que bastantes cosas tengo por leer. Pero si alguno de vosotros lee este tomo, no dudéis en decirme qué os parece!

5 comments:

Nash said...

jajaja esta serie nunca la seguí, creo que salio cuando ya me estaba desanimando de leer cómics, así que dudo que empiece ahora.

Mario Alba said...

Si empiezas, no empieces con éste ;)

Halagan said...

Vaya por Dios. Si hubieras escrito una crítica principalmente positiva me habría lanzado de cabeza a por Witchblade, pero por desgracia no es el caso. Seguiré adelante con el eterno deshoje de la margarita que es para mí esta serie (la leo, no la leo...)

Mario Alba said...

Léete los números de Ron Marz y olvídate del resto :)

Halagan said...

Tomo nota. :)