(I Can't Get No) Satisfaction

Este post iba a ser originalmente un resumen del concierto que los Rolling Stones iban a dar ayer en Valladolid, España, para el cual tenía entradas. En lugar de eso se ha convertido en una más de esas quejas que circulan hoy en día por la madre patria. Ayer cancelaron, a seis horas de su comienzo, el concierto. Hoy me acabo de enterar de que han cancelado el que iban a dar mañana en El Ejido. Eso, sumado a las dos ya cancelados de Madrid y Barcelona (porque a Keith Richards le dió por jugar a ser Tarzán), ha dejado al país sin ver esta vez a sus Satánicas Majestades.
Sinceramente, si Mick Jagger está afónico, o si le ha salido un forúnculo en el susodicho, pues qué le vamos a hacer. Lo que no tiene perdón de Dios es que unos tíos con tanta experiencia y tantas tablas sobre el escenario suspendan una actuación pocas horas antes de que comience, principalmente porque la laringitis de Jagger (excusa oficial) la arrastraba presuntamente desde el fin de semana. Si no pueden dar un concierto cada dos días, por cuestiones de salud, pues que no lo den, y punto. Y así le ahorran a sus fans el sufrimiento.
A mí, sinceramente, no me importa demasiado. Me he perdido el concierto, sí. Big deal. Mientras me devuelvan mi dinero... Pero, pensando en la gente que hizo cola a la intemperie desde 24 horas antes del concierto, en los que se metieron titánicos viajes en coche, tren o autocar, en los que se gastaron el equivalente a otras dos entradas en alojamiento, o en los que ya intentaron ir a Madrid y a Barcelona, pero nada de nada... la verdad es que se merecían que les hubieran avisado con algo de tiempo, creo yo.
Luego, como siempre, gente que llora, gente que grita, gente que jura que en la vida volverá a escuchar a los Stones (y probablemente en cinco meses ya se habrá olvidado de ello), y hosteleros y demás gente varia del sector servicios que se lamenta de haber perdido la ocasión de hacer literalmente el Agosto en unas fechas en que todo el mundo está en cualquier sitio menos aquí.
Como ya he dicho, no me va a dejar de gustar su música por esto, como tampoco dejaré escapar la oportunidad de ver uno de sus conciertos si se me presenta otra vez. Que no es que vaya a ser seguro, claro, con tantas enfermedades seniles como hay hoy día, que atacan a los mayores de sesenta cuando menos se lo esperan. A duras penas conseguí que me cambiasen el día libre en el trabajo para poder ir al concierto. Y teniendo en cuenta que era el único día libre que tendré en un mes, no me podía quedar en casa. Total, que aproveché para cumplir una promesa. Rompí mi cinebato, que me duraba ya diez meses largos, y me fuí al cine a ver Piratas del Caribe: El Cofre Del Hombre Muerto. Pero eso es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión. En mi próximo post, por ejemplo.