Curso Avanzado de Literatura

Un día más, y un dibujo más. La página 13 tiene una pinta estupenda, ya veréis. Y eso quiere decir (aparte, claro, de prometer un exitoso futuro), que sólo os falta esperar 11 páginas más para poder disfrutar (espero) de la primera parte del proyecto más publicitado, anticipado, y comentado de los últimos tiempos. Con un poco de suerte, en cosa de un mes podréis tenerlo en vuestras ansiosas garras. Espero.
Volviendo a la viñeta en cuestión, ésta es… Bueno, mejor no lo digo, que no quiero desvelar nada. Pero se ha convertido en uno de mis personajes favoritos de la historia. Lo cierto es que ya me gustaba de antes... y esto es una apenas velada referencia a La orden de Adrianna, que no estaría de más releyerais (al menos lo que he escrito hasta la fecha) antes de hincarle el diente a la novela gráfica.
Como decía, este personaje siempre me había gustado -aunque su papel en la ODA no sea exactamente protagonista o espectacular-, pero no había planeado utilizarlo. Simplemente sucedió, como con varios otros aspectos de la novela gráfica; pero cuando pasó, pude ver que tenía sentido que pasara. Y eso trajo consigo otras implicaciones y sucesos que, pese a no haberlos previsto en un principio, cuando me di cuenta de cómo estaba el asunto (y, más importante, de cómo iba a estarlo en el futuro), son como deberían ser, y encajan perfectamente en el tejido de la historia.
Ya sé que todas estas divagaciones son oscuras y abstractas, pero ya he dicho que no quiero desvelar nada. Por otro lado, esto me sirve para abogar un poco por Stephen King (como si lo necesitara) y su forma de escribir historias. Mr. King empieza a escribir sus novelas cuando tiene una idea, y observa cómo los acontecimientos se van desarrollando, sin haberlos planeado o planificado de antemano. Esta revelación me alegró sobremanera, pues ésa es la forma en la que yo siempre he escrito mis historias, y me sentía mal cada vez que leía entrevistas con algún escritor que hablaba de la de libretas de apuntes de personajes y trama que escribía antes de ponerse a trabajar en la novela en sí. Y lo mejor de todo (como también dice King) es que al final todo encaja, y parece que lo tenías planeado desde el 77 (no puedo resistirme a meter la coña). Pero lo cierto es que yo voy descubriendo la historia al mismo tiempo que la voy plasmando en papel (ya sea real o virtual). Y tal vez por eso escribir me divierte tanto: porque no sé lo que va a pasar de antemano, y siempre resulta sorprendente.
Volviendo al ejemplo concreto de mi novela gráfica, sí sabía desde el principio cómo iban a acabar las cosas, pues siendo parte como es de una historia más grande, mis opciones estaban bastante limitadas en muchos aspectos. Y aun así, hay muchas, muchas cosas que difieren de mi pequeño treatment original. Traté de mantenerme fiel al "guión" original (pequeño resumen, más bien) tanto como pude, pero, una vez más, los personajes empezaron a influir y alterar la historia original, y pese a que el final es prácticamente idéntico a la idea original, el camino hasta llegar allí es ciertamente distinto.
Básicamente, el primer episodio es absolutamente fiel al guión original. El segundo se desvía un poco. El tercero casi no se parece en nada al concepto original; y el cuarto vuelve a acercarse a lo que tenía planeado desde el principio.
Espero que todas estas divagaciones tengan más sentido cuando por fin podáis leer el primer episodio. De momento, está en manos de mi hermana. Para hacer la espera más amena, y como ya he dicho antes, podéis releer La orden de Adrianna pues, aunque no es imprescindible para comprender la historia, creo que los lectores fieles (o sea, vosotros dos, Pablo y Nacho) apreciarán muchos de los detalles más (y no sólo tangas y otros anacronismos, aunque esta vez no hay pajitas, pero sí jarras de cristal) por haber leído la citada historia.
Y con esto os dejo por hoy, que lo que iba a ser un post cortito para cumplir se ha convertido en este ensayo sobre escribir ficción y ser demasiado vago para planearla de antemano. Enjoy!