Las dos últimas noches, Crystal y yo hemos visto dos películas que me han resultado bastante similares en más de un aspecto: Kill List y Blue Ruin. Nunca había oído hablar de ninguna de ellas, no cuentan con nadie conocido en su reparto, y aunque en ambas hay tiros y violencia a mansalva, las dos películas se desarrollan a un ritmo lento y pausado que a mí se me hizo algo pesado en más de una ocasión.
En Kill List, un par de tipos británicos que parecen ser asesinos a sueldo retirados deciden aceptar un trabajo para eliminar a varias personas que han estado cometiendo crímenes atroces, aunque ni el espectador ni ellos saben muy bien de qué va la cosa hasta el final. Por lo tanto, aunque la película no está mal, me pasé la mayoría del metraje preguntándome a dónde iba aquello y qué era lo que me estaban contando mientras los protagonistas se movían con parsimonia de un lugar a otro y se lo tomaban todo con una calma inaudita.
En Blue Ruin, el protagonista descubre que el tipo que asesinó a sus padres está a punto de volver a las calles, y decide tomarse la justicia por su mano y darle el pasaporte. Sin embargo, dado que no es un hombre de acción, la cantidad de pistas que deja tras de sí se lo pone muy fácil a la familia del finado para seguirlo y tratar de matarlo a él a su vez. De nuevo, tiros y violencia se suceden con pausa, sin prisa, y las cosas se encaminan lenta pero inexorablemente al enfrentamiento final.
Los finales de ambas películas son también ciertamente similares, pero no voy a destripároslos, obviamente. Lo que sí diré es que, pese a que ambas películas tenían muy buenas críticas y puntuaciones en distintas páginas web, a mí no me parecieron nada del otro mundo: se dejan ver, y poco más, con lo que no voy a urgiros a que las veáis. Pero si lo hacéis, armaos de paciencia, pues la necesitaréis.
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