El tercer juego que me ha obligado a pasar horas y horas pegado al mando de mi 360 este año ha sido Silent Hill: Downpour, el octavo juego de la serie de terror, pero el primero al que he tenido la oportunidad de jugar.
El protagonista de la historia responde al (en mi opinión) improbable nombre de Murphy Pendleton, un presidiario que inesperadamente se encuentra en libertad cuando la furgoneta que lo transporta de una prisión a otra se sale de la carretera y acaba en el río (¿os suena de algo este comienzo?). Desgraciadamente para él, el siniestro ha tenido lugar en las afueras de Silent Hill, pueblecito este del que nunca nada bueno (o nadie vivo) salió. El objetivo principal de Pendleton es lograr salir de Silent Hill, pero las decenas y decenas de horas que me pasé intentándolo demuestran que es más fácil decirlo que hacerlo.
Según vas avanzando en el juego, Murphy puede acceder a nuevas secciones del pueblo (las calles tienen todas nombres de autores de novelas de terror), y en cada una hay multitud de misiones secundarias y objetivos que el jugador puede perseguir o ignorar según le apetezca. Ni qué decir tiene, cuantas más misiones completas, más partes de la historia descubres, más información revelas sobre el misterioso Silent Hill y el pasado de Murphy (¿fue encarcelado injustamente? ¿es un buen tipo? ¿es un criminal?), y más puedes disfrutar de la claustrofóbica ambientación que permea todos y cada uno de los escenarios del juego. Además, dado que este juego está basado en la exploración y la investigación más que en matar enemigos (de los que no hay muchos), decidir saltarse todas estas misiones es ciertamente ir en contra de la naturaleza del juego, lo que no tiene mucho sentido.
Aunque hubo un par de detalles que me hicieron enfadar bastante (como el famoso glitch de la caña de pescar que me impidió, como a muchos, terminar una misión), en general, Downpour me gustó mucho, y si nunca habéis probado esta serie, no me parece un mal momento para empezar. Además, el juego ofrece seis finales diferentes dependiendo de tus acciones y decisiones a lo largo de la partida, con lo que siempre cabe la posibilidad de pasárselo múltiples veces. (Yo, como soy muy listo, logré ver tres de los finales pasándomelo sólo una vez.) O también puedes buscar en YouTube y ver los otros finales que te has perdido, recurso este mucho más rápido y atractivo dada la larga duración del juego. Pero lo dicho: si os apetece disfrutar de un juego de miedo, Silent Hill: Downpour cumple más que de sobra.
7 comments:
Si las pelis de terror no me gustan, los juegos no creo que lo hagan tampoco. Esta claro que que los guionistas de videojuegos tiene que reciclarse eso o realmente los conductores de furgonetas son realmente malos.
No creo que sea tu tipo de juego, es verdad :)
Mire que te gusta pasar lo mal, ¿para que quieres que te den sustos?
Me confundes con alguien que se asusta cuando ve estas películas o juega a estos juegos :)
jajajaja tipo duro.
Yo no es que sea un fan total del horror, pero entiendo lo que es disfrutar del subidón de adrenalina que le entra a uno cuando se lleva un buen susto. Es como el amargo dulzor que es comer guindillas.
El juego suena a que es un juegazo. Aclárame, Fel: ¿cómo pudiste ver tres de los seis finales pasándote el juego sólo una vez? ¿A base de salvar partidas como un loco?
Jaja, no. Cuando el enemigo final me mató, vi el final del juego que ves si mueres en el combate final. Entonces, cargué la partida, me enfrenté a él de nuevo, y, al derrotarlo, tienes dos opciones: acabar con él o perdonarle la vida. Por tanto, lo único que tuve que hacer fue escoger una de las dos opciones, ver el segundo final, cargar de nuevo, derrotarlo por segunda vez, y ver el tercero. O sea: que sólo tuve que cargar la partida dos veces, repitiendo tan solo la última batalla. No está mal, ¿verdad?
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