Me gusta leer y ver la tele

Monday, August 10, 2009

San Diego ComicCon (4/5)

Sábado, 25 de julio

Si algo había aprendido sobre el legendario Hall H a lo largo de los tres últimos días era que era tan difícil entrar allí como fácil era sobrevivir en su interior una vez alcanzada tan codiciada posición. También sabía, o mejor dicho intuía, que la presentación de Iron Man 2 que allí estaba programada a las cuatro de la tarde iba a ser el acto más popular y espectacularmente atendido después de Avatar. La ecuación, pues, era fácil de resolver dada la información durante los últimos días recogida: si Iron Man 2 empezaba a las cuatro, tendría que estar haciendo cola desde las dos, o desde la una para asegurarme. Esto, evidentemente, quería decir que si pensaba que tenía que estar en cola a la una, lo más probable es que realmente tuviera que estar en la cola sobre las doce –algo que se probaría cierto más tarde-. Eso suponía renunciar, de forma inequívoca e inmediata, a asistir a la charla de Joe Hill sobre su comic Locke & Key (y cuyo libro 20th Century Ghosts acababa de leerme) a las doce y media, y que la conferencia de Futurama de una a dos menos cuarto que iban a dar Matt Groening, los guionistas, y los actores de la serie la iba a tener que presenciar alguien que no fuera yo. ¿Y todo por Iron Man 2? Bueno, sí y no.

Por un lado, tenía mucho interés en asistir a la presentación de Iron Man 2 por dos razones básicas. Una, porque la primera película me encantó; y dos, por la potencial presencia de mi adorada Scarlett Johansson, pese a que no había ningún invitado anunciado en el programa. Por otro lado, a Iron Man 2 le seguía inmediatamente una sesión de hora y media con Kevin Smith, y si había un solo acto que no estaba dispuesto a perderme por absolutamente nada del mundo en los cinco días de convención, ése era la charla de Kevin Smith. Y si eso significaba pasar la mayor parte del día en el Hall H para asegurarme plaza en el evento, no había nada más que discutir.

Una vez decidido esto sólo quedaba escoger entre dos sesiones a primera hora: un taller de dibujo con el gran Adam Hughes de once a una, o una mesa redonda de Lost de once a doce con los productores de la serie… en el Hall H. Era pues mi destino pasarme el sábado entero en la sala más grande del Centro de convenciones de San Diego.

El plan perfilado, caminé una vez más desde el Holiday Inn hasta el exterior del Hall H, y me puse a hacer cola a las nueve menos cuarto. Lost empezaba a las once, y aunque el viernes me había costado dos horas entrar en la sala, esperaba poder hacerlo con mayor rapidez esta vez dado que Lost era el primer acto del día. Eso significaba que la sala estaba vacía, y yo estaba sin duda entre las primeras seis mil quinientas personas de la cola. Sin duda. Creo.

Como no valía la pena angustiarse en demasía, saqué El club Dumas y me dispuse a aguantar lo que cayera. Sobre las diez y cuarto más o menos, la fila empezó a moverse: las puertas al paraíso habían sido abiertas.

A las once menos cuarto, dos horas después de haber llegado y haberme puesto en fila, me estaba sentando en una de las sillas de una de las últimas filas de la sala. Por imposible que pareciera, casi me había quedado fuera, pero los casis daban lo mismo, pues había conseguido entrar. Ahora sólo quedaba disfrutar del espectáculo y planear con cuidado mi régimen de comida y bebida.

En lo que a comida se refería, me había parado, de camino al Centro de convenciones, a comprar un bocadillo enorme en un supermercado que me pillaba de paso. Era, ni qué decir tiene, más grande, más barato, y con mejor pinta que cualquier cosa que hubiera podido comprar en la sección de comida del Hall H. Con respecto a las bebidas, me había traído dos botellas de agua rellenadas arteramente en la habitación del hotel porque estaba harto de pagar tres dólares por botella. Sin embargo, había que tener cuidado con cuánto bebía, pues abandonar mi silla para ir al baño suponía renunciar a mi plaza y tener que buscarme otra cuando volviera. La alternativa, dejar la mochila en la silla y marcharme al servicio era impensable, pues me negaba a correr ese innecesario riesgo. Además, en las pantallas de la sala nos decían, entre acto y acto, que no dejáramos nuestras cosas en las sillas para ir al baño o reserváramos sitios para nadie; y dado que soy el único imbécil que obedece las normas, no tenía elección. Así pues, lo que hice fue beber bastante durante la presentación de Lost, ir al baño cuando terminó, cambiar de sitio al regresar, y luego apenas beber nada hasta que terminó Iron Man 2, sabiendo que podía aguantar sin ir al aseo hasta que Kevin Smith terminara por más que bebiera entonces. Un plan preciso, calculado al milímetro.

Una vez decidido cuál iba a ser mi estrategia y comportamiento, y antes de que empezara Lost, eché un vistazo al programa para ver qué era lo que iba a ver en el Hall H, tanto si me interesaba como si no:

11:00- 12:00- Lost
12:15- 1:15- Solomon Kane
1:30- 2:30- Miramax: Extract
2:45- 3:45- Sony: Zombieland, 2012
4:00- 5:00- Paramount: Iron Man 2
5:15- 6:45- Kevin Smith

En Lost, como ya he dicho, estaba interesado, pues he visto las primeras cinco temporadas y me apasiona la serie. De Solomon Kane no había oído hablar en mi vida. Extract debía ser alguna película de bajo presupuesto. De Zombieland había leído algo, y de 2012 había visto un tráiler. Finalmente, Iron Man 2 y Kevin Smith eran las razones de mi presencia allí. Podría ser peor.

En la charla sobre Lost, Carlton Cuse y Damon Lindelof ofrecieron más bien poca información y menos respuestas a las preguntas que les hicieron, aunque prometieron desvelar la historia de Richard Alpert. También nos aseguraron que tenían el final de la serie pensado desde el principio, y nos enseñaron un par de páginas en las que la escena final estaba escrita. Acto seguido, los productores metieron las páginas en una caja fuerte con dos cerrojos, y cada uno se colgó una llave al cuello con una cadena. La caja, dijeron, sería abierta en directo en televisión tras el último capítulo de la próxima temporada.

Después de un par de preguntas del público, la tercera persona que se acercó al micrófono para hacer una pregunta resultó ser Jorge García, que interpreta a Hurley en Lost, y con quien me había cruzado en la sala de muestras el día anterior. Cuse y Lindelof empezaron a esquivar sus perceptivas preguntas, y en éstas estaban cuando a Jorge García se le acercó Michael Emerson, Ben Linus en la serie. Ambos empezaron a discutir, y García señaló que Emerson estaba rabioso porque se había presentado para hacer de Hurley pero el papel ya se lo habían dado a él. Emerson negó aquella estrafalaria idea con vehemencia, momento en el cual Cuse y Lindelof pusieron un hilarante vídeo de la audición de Emerson para el papel de Hurley, todo, por supuesto, preparado para la SDCC. Al terminar el vídeo, Emerson y García se unieron a los productores en la mesa del escenario, y el público siguió haciendo preguntas. (El momento surrealista llegó cuando dos tipos del público se levantaron, uno detrás del otro, a hacer preguntas, y ambos iban disfrazados de Hurley.) Alguien preguntó sobre el pasado de Richard Alpert, y otra persona preguntó si el actor Néstor Carbonell se pone la sombra de ojos él mismo o si tiene una maquilladora. A esta pregunta siguió un vídeo de Carbonell en su camerino, delante del espejo, poniéndose la sombra de ojos y gritando, enfadado, que le habían dado azul cobalto cuando él había pedido negro ónice. Tras las risas de rigor, Néstor Carbonell apareció en el escenario, y la sesión de preguntas y lo que en Lost pasa por respuestas continuó. Cuse y Lindelof dijeron que en la última temporada veremos a Claire, a Faraday, y a Juliet, aunque todos sabemos que esto no significa realmente nada, ya que pueden ser flashbacks o cualquier otro recurso narrativo que no implique necesariamente el retorno de dichos personajes de entre los muertos.

A continuación, los productores anunciaron que un miembro más de la serie iba a unírseles en el escenario, y pusieron un vídeo que tenían preparado para presentarlo. El vídeo consistía en un montaje de escenas de la serie, y la primera imagen que se vio fue la del doctor Jack Sheperd con una linterna. Inmediatamente, las mozas presentes empezaron a gritar enfervorecidas. Lo que no sabían era que lo que Jack estaba haciendo con la linterna era iluminar al verdadero personaje que iba a aparecer. Así pues, cuando el buen doctor se dio la vuelta, la figura que apareció fue la de Sawyer.

Más gritos más enfervorecidos. Multiplicados por diez.

Tras las varias escenas del montaje mostrando a Sawyer con y sin camiseta, las luces se volvieron a encender y Josh Holloway apareció en el escenario. Una vez se hubo acercado a la mesa y hubo saludado a Néstor Carbonell, Holloway se sacó un taser del bolsillo, electrocutó a Damon Lindelof, y le robó la llave del candado.

- Dame la tuya –le dijo a Carlton Cuse.
- No –se negó el productor.
- O me la das, o vuelvo a electrocutar a tu amigo J.J. Abrams.
- Ése no es J.J. Abrams –dijo Cuse entre las risas del público-. Abrams no ha trabajado en la serie desde la primera temporada.
- Entonces, ¿quién es éste?
- Es Damon Lindelof.
- ¿Quién?
- Damon Lindelof.
- ¿Damon… Lilly qué? No sé quién es, pero da igual. Dame la llave, o lo electrocuto de verdad.

Una vez dicho esto, Holloway le cogió el brazo izquierdo a Lindelof y le metió la mano en el vaso de agua, supongo que para electrocutarlo de verdad. Ante tan horrible amenaza, Cuse cedió y le entregó la segunda llave. Holloway se acercó a la caja fuerte, la abrió, sacó los papeles, y tras probarse incapaz de leer lo que ponía –dijo que se había dejado las gafas en la isla-, le dio las hojas a Michael Emerson, que se puso sus gafas y empezó a leer el guión… que inmediatamente resultó obvio era para un episodio de Heroes, no Lost. Emerson se giró hacia Carlton Cuse, y su impagable pregunta fue: What the fuck is this?

Tras las risas generalizadas, Cuse y un recuperado Lindelof presentaron un vídeo que era un montaje con todos los personajes que en la serie han pasado a mejor vida. El último personaje en aparecer, el único con voz en vez de música fue Charlie, en un par de escenas con Claire y finalmente bajo el agua con Desmond. Fue entonces cuando las luces se encendieron y Dominic Monaghan apareció en el escenario. ¿Acaso volveremos a ver al personaje en la última temporada? No lo sabemos, pues su aparición marcó el final de la entretenidísima presentación.

Gran parte de los asistentes se levantaron para marcharse, así que aproveché para ir al baño y después reubicarme en un buen sitio mucho más cercano al escenario. Saqué a continuación mi fantástico bocadillo, y me puse a comer mientras empezaba la presentación de Solomon Kane.

Los invitados a esta presentación eran el director Michael J. Bassett, el productor Samuel Hadida, y el protagonista, James Purefoy, que nos enseñaron varias escenas de la película y nos contaron que el personaje de Solomon Kane fue creado por Robert E. Howard, el creador de Conan. Bassett estaba emocionadísimo con la película y lo que nos mostró, y aunque la peli no parece terrible, la verdad es que no estoy seguro de que vaya a ir a verla cuando la estrenen. Echadle un vistazo al tráiler y ya me diréis qué os parece.

Al terminar la sesión prácticamente nadie abandonó la sala: estaba claro que todo el mundo estaba esperando a Iron Man 2, lo que me hizo felicitarme a mí mismo por haber decidido pasar el día en el Hall H. De no haberlo hecho, no hubiera podido ver Iron Man 2.

El programa continuó con Extract, que resultó ser el título de la nueva película de Mike Judge, creador de Beavis and Butthead, y director de las hilarantes Office Space e Idiocracy. Curiosamente, había visto –y disfrutado enormemente- Idiocracy tan sólo unas semanas antes, con lo que tener allí al director me pareció sumamente interesante. A Judge se le unieron en el escenario dos de los protagonistas de la película: Jason Bateman y la hermosísima Mila Kunis, y los allí reunidos pudimos ver varias escenas de la película, que parece será bastante divertida.

Cuando terminó la presentación, lo mismo que había pasado al final de Solomon Kane volvió a suceder: nadie se movió del sitio. Pena me daban los que estuvieran fuera de la sala esperando con infinita paciencia. Más les valía que así fuera su paciencia: infinita.

Eran las tres menos cuarto y le tocaba el turno a Sony, que sacó al escenario al director de Zombieland, Ruben Fleischer, y a los actores Jesse Eisenberg, Emma Stone –preciosidad a la que conocía de The House Bunny-, y Woody Harrelson, que parecía haberse fumado algo antes de hacer acto de presencia. Después de enseñarnos el tráiler, el grupo se puso a discutir la película y nos regaló varias escenas escogidas del film, que debo decir tiene buena pinta. (Si te gustan las películas de zombis, claro.)

Después de contestar varias preguntas del público y ver el tráiler una vez más, todo el grupo excepto Harrelson abandonó el escenario, y el presentador anunció a Roland Emmerich, director de 2012, la película de catástrofes protagonizada, junto a John Cusack, por, fíjate tú, Woody Harrelson. Emmerich me parece un director irregular, y aunque confieso me gustan Independence Day y The Patriot, Stargate y The Day After Tomorrow me dejaron indiferente, y 10,000 BC me pareció bastante mala. (De Godzilla mejor no hablamos.) Sea como fuere, Emmerich estaba allí para vendernos 2012, película en la que el fin del mundo, según el calendario maya o algo parecido sucede justamente en el año 2012. Emmerich nos enseñó una larga escena de acción en la que Cusack rescata a su ex-esposa, su nuevo marido, y sus hijos de una muerte segura, y todos juntos huyen de una ciudad que se cae a pedazos debido a los terremotos, meteoritos y tsunamis que la azotan por todas partes. Qué suerte que Cusack sea un conductor de pro y el marido de su ex resulte ser piloto de avionetas. O en otras palabras: que ya os imagináis cómo va a ser esta película.

Cuando esta presentación hubo concluido, absolutamente nadie se movió de sus sillas. Quince minutos más tarde, el presentador hizo acto de presencia, y el productor de Iron Man 2, Kevin Feige, apareció en el escenario. A Feige le siguió Jon Favreau, director tanto de la primera como de esta película, que nos puso un vídeo con “imágenes” del esperado film. Dichas imágenes eran más bien un cómo se hizo, con pantallas azules, ensayos, y actores haciendo el tonto entre toma y toma. Cuando el vídeo terminó y las luces se encendieron, Robert Downey Jr. apareció en el escenario pidiendo explicaciones y preguntando qué demonios era aquella porquería. Favreau dijo que no sabía de qué hablaba, que eso era todo lo que tenían porque la película no estaba terminada. Robert Downey Jr. dijo que era mentira, que él había visto unas imágenes fantásticas, y que los asistentes se merecían verlas también. Resignado, Jon Favreau puso otro vídeo, y el silencio se hizo en la sala.

En el vídeo había tres o cuatro escenas de la película. La primera era corta, y en ella Tony Stark habla con Nick Fury, interpretado por Samuel L. Jackson. En la segunda, Tony Stark está en el juzgado, donde un ladino juez intenta incautarle la armadura de Iron Man por el bien de los ciudadanos. Esta escena fue razonablemente larga y combinaba humor con buen diálogo y una actuación formidable del amigo Downey Jr. Finalmente, tras una escena cortita con Rhodey y Iron Man volando, la última escena incluía unos segundos de War Machine, que hizo que las seis mil quinientas personas en el Hall H reunidas empezaran a gritar y aplaudir, alzándose todos a una en cuanto las luces se encendieron. Standing ovation lo llaman a eso por estas tierras.

Una vez el público asistente tuvo a bien sentarse de nuevo, Favreau pidió al resto de invitados que subieran al escenario, uno de los dos momentos que había estado esperando desde que compré las entradas para la SDCC en diciembre. ¿Habría venido Scarlett Johansson? ¿Estaba a punto de aparecer en aquel escenario la criatura más hermosa del planeta, validando así mis horas de espera? Apareció entonces Don Cheadle, que interpreta a Jim Rhodes/War Machine, y me dio un tic en el ojo. ¿Sería ella la siguiente? ¿Sería? Fue entonces cuando apareció Scarlett Johansson, la bella, la diosa, el paradigma de la belleza, y no pude reprimirme y lancé un par de gritos mientras me levantaba para aplaudir con furia (latina). Tras ella apareció Sam Rockwell –que ya os podéis imaginar lo que me importaba-, y durante el resto de la sesión no tuve ojos para nadie más que no fuera mi amada Scarlett, que llevaba un vestido beige de faldita corta que le quedaba estupendo. Scarlett Johansson y yo estábamos en la misma sala juntos. Dejad que os lo diga una vez más: Scarlett Johansson y yo estábamos en la misma. Sala. Juntos.

Los invitados contestaron varias preguntas en las que Robert Downey Jr. se probó excepcionalmente carismático y Scarlett Johansson demostró que es no sólo perfecta físicamente sino también inteligente y dedicada, pues para su papel de Natasha Romanov/Black Widow aprendió distintos tipos de técnicas de lucha e hizo más del noventa por ciento de sus escenas de acción sin necesidad de dobles. Es lo que tiene la perfección: que todo lo puede.

Mientras el abajo firmante babeaba como un imbécil, Don Cheadle señaló que él todavía no había visto el tráiler, así que Favreau lo volvió a poner, y una vez más el público rugió su aprobación al unísono cuando salió War Machine. Tras esto, el grupo se despidió y, ahora sí, gran parte de los asistentes se levantó para marcharse. Yo, por otro lado, me levanté para avanzar aún más y ganar una nueva posición incluso más cerca del escenario.

El Hall H volvió a llenarse mientras pasaban los minutos de rigor entre presentaciones, y yo me terminé mi segunda botella de agua mientras leía El club Dumas y esperaba a Kevin Smith. Finalmente, el director de New Jersey apareció sobre el escenario, y la siguiente hora y media ofreció carcajadas ininterrumpidas. Después de haber visto todas sus películas, haber disfrutado sus tres DVDs dobles de An Evening with Kevin Smith, y haber escuchado todos los episodios de SModcast disponibles hasta la fecha (ochenta y nueve), verlo por fin en persona era no sólo una recompensa ganada a pulso, sino la mejor forma de poner el broche final al último día completo que iba a pasar en San Diego.

A las siete, ocho horas después de haber entrado en el Hall H aquel día, me reuní por fin con Glen, que había asistido a varias sesiones sobre el uso de los comics en la clase, charlas que le habían parecido tan interesantes que había empezado a pensar en la posibilidad de hacer algo conmigo para su clase. Estuvimos discutiendo los detalles del proyecto mientras cenábamos en el mismo restaurante italiano de hacía un par de noches –me pedí lo mismo y, al igual que el jueves, sólo me pude comer la mitad del delicioso calzone de lo grande que era-, charla tras la cual volvimos al hotel para pasar nuestra última noche allí. Debido a la hora de partida de nuestro avión, el domingo sólo iba a tener aproximadamente una hora para pasarla en el Centro de convenciones, así que tenía que planear con precisión milimétrica lo que quería hacer a la mañana siguiente. Pero seguro que tendría tiempo para todo. O eso esperaba.

2 comments:

Nash said...

Muy interesante esta nueva entrega, es lamentable como te ilusiona ver a esa tipa tan fea, pero bueno para gusto colores. Y eso de que estabas en la misma sala...con 6000 personas más y a 500 metros, esta claro que el que quiere ser feliz lo es.
Por lo demás me das mucha envidia, la charla de Kevin smith y lo de iron man 2.
De lo de Lost sinceramente puede que tuviesen escrito el final desde el 77 pero toda la basura de por el medio ni de coña, asi que no creo que lo sepan enlazar bien.

Mario Alba said...

Confiemos en Cuse y Lindelof, al menos hasta que demuestren lo contrario.

Y con respecto a Scarlett... ah, hermosa criatura... con la que estuve en la misma sala... juntos...