El juego que me ha tenido entretenido durante el último par de meses es Dead Space, publicado por Electronic Arts y del que os hablé el pasado septiembre, cuando estaba a punto de salir. De momento sólo me lo he pasado en fácil, así que me quedan normal, difícil, e imposible, modo este que está disponible después de haberte pasado el juego una vez en cualquier nivel de dificultad.
En Dead Space el jugador controla a Isaac, uno de los tres miembros de la tripulación de la navecilla que encuentra a la USS Ishimura, una nave enorme que se haya orbitando un lejano planeta y en la que parece que algo ha ido mal. Tras el requerido aterrizaje en el hangar que va peor de lo que debería, Isaac y sus dos compañeros de viaje se adentran en las profundidades de la Ishimura y descubren, como a nadie debería sorprender, que algo ha ido espectacular y letalmente mal. En vez de tripulantes hay sangre por toda partes, las luces de emergencia están encendidas, y unos extraños monstruos hacen acto de presencia e intentan merendarse a los intrépidos rescatadores.
A partir de aquí, una serie de misiones separan a Isaac de sus compañeros, que, a través del sistema de comunicaciones incorporado en los trajes, le van dando instrucciones sobre los nuevos objetivos: reparar esto, buscar la sala tal, encontrar la llave para acceder a cierta cubierta, etcétera. Todo con el objetivo de reparar la Ishimura y ver si queda alguien vivo, aunque, ni qué decir tiene, al final lo único que importa es lograr escapar con vida del infierno en que la Ishimura se ha convertido.
Dead Space pertenece, como supongo habréis ya intuido, al estupendo género del survival horror, en el que, como su propio nombre indica, hay que sobrevivir al horror que te rodea. En este tipo de juego los gráficos, la ambientación, y la música y/o efectos de sonido son importantísimos, y Dead Space es fantástico en cada uno de estos apartados. Los gráficos están más que bien cuidados, y tanto tu animación como la de la infinidad de bichos que quieren ver a qué sabe tu brazo es estupenda. El diseño de las horripilantes criaturas sigue la tradición de bichos que parecen estar hechos de carne cruda (lo que supongo se puede decir de cualquier criatura, ahora que lo pienso) con extraños y afilados apéndices para sacarte las tripas con facilidad. Estos amables personajes parecen medio zombies, medio experimento genético fracasado, lo que sin duda explica sus malas pulgas y peores intenciones, y la mecánica del juego te obliga a desmembrarlos estratégicamente (sangre a borbotones) en vez de disparar a todo lo que se mueva. Cuando les cortas una pierna (o las dos), las dulces criaturitas se siguen acercando a rastras para degustarte, y en más de una ocasión, cuando les disparas en el estómago, la tripa se les abre para expulsar un montón de parásitos intestinales que, como ya habréis adivinado, no pierden tiempo en echarse sobre ti. La próxima vez, apunta a la cabeza.
Todos los niveles del juego (excepto uno) transcurren en el interior de la Ishimura, y gracias a que los creadores del juego han creado una grandísima variedad de camarotes y salas y secciones en la nave, los escenarios no se hacen repetitivos. A esto contribuye también la iluminación, con varias secciones en penumbra o pasillos en los que, de pronto, se va la luz por espacio de unos segundos, y lo único que oyes son ruidos de patas sobre metal caminando a tu alrededor. Como para tomárselo con tranquilidad, vamos.
Algo que también añade variedad a las misiones son las partes de la nave con gravedad cero. Moverse en gravedad cero es bastante irritante hasta que te acostumbras a ello (consultar el de otro modo utilísimo mapa en estas secciones es una pesadilla que os aconsejo evitéis), y hace que ciertos puzzles resulten más interesantes. Y a lo mejor es porque no soy muy inteligente, pero en más de una ocasión acabé, tras caminar por techo y paredes y dar vueltas y más vueltas, "llegando" a la escotilla por la que había entrado, y con mis reservas de oxígeno bajo mínimos.
El tanque de oxígeno es algo que se puede recargar en distintas estaciones, pero también se puede comprar en la imprescindible tienda cerca del principio de cada nivel. Es allí donde se pueden comprar packs médicos, munición, y nuevas armas, siempre y cuando hayas encontrado la tarjeta de datos correspondiente y la hayas llevado a la tienda. También aquí puedes ir cambiando de traje para mejorar tu protección y aumentar el número de objetos que puedes llevar contigo, algo que a priori puede parecer tonto pero que en más de una ocasión (y de cinco, y de diez) interfiere cuando menos te lo esperas. Afortunadamente, puedes vender lo que quieras en la tienda y guardar cualquiera de tus pertenencias en la caja fuerte que allí se encuentra, con lo que con un poco de planificación y paciencia puedes sacarle partido a prácticamente todo lo que te encuentres.
Otro aspecto importante son los bancos ("bench" en inglés), estaciones en las que puedes mejorar armadura y armamento utilizando los nódulos que hayas encontrado por ahí o adquirido en la tienda. Cada arma puede mejorarse hasta un máximo de aproximadamente unos diecisiete nódulos, y cada vez que haces esto debes decidir si prefieres decantarte por maximizar daño, velocidad de recarga, o cuánta munición cabe. En mi caso, me concentré en mejorar mis dos armas favoritas y mi traje, pues aumentar la resistencia y la capacidad del tanque de oxígeno es literalmente vital.
Ya que menciono salud y oxígeno, debo comentar que la forma en que las tradicionales barras de energía y demás están incorporadas en la pantalla me parece muy ingeniosa. Dead Space es un juego con perspectiva en tercera persona, con lo que siempre ves a Isaac desde detrás, y es ahí, en la armadura, donde se puede ver cuánta energía te queda, cuánto oxígeno has gastado, y un par de cosas más. De la misma forma, cada arma tiene un pequeño contador al lado de la mirilla que te dice cuánta munición te queda y lo rápido que la estás gastando cada vez que te toca luchar por la supervivencia del más apto.
En lo que a entretenimiento se refiere, me lo he pasado en grande con Dead Space, y sin duda volveré a pasármelo en distintos niveles de dificultad al menos un par de veces más. Cada nivel (hay doce) me costó "oficialmente" una hora y media aproximadamente, pero creo que el sistema no cuenta las inevitables repeticiones tras diñarla o cuando cargas una partida salvada, con lo que creo que decir dos horas o dos horas y media por nivel es más adecuado. Además, el nivel de dificultad (al menos en modo fácil) está bien medido, pues el juego no me resultó ni fácil ni difícil, y no me desesperé e insulté a mi pobre 360 más que dos o tres veces.
En resumen, Dead Space es un juego fantástico que hará las delicias de todo aquel al que le guste matar monstruos, y más aun si le gusta la ciencia ficción. También es requisito casi indispensable que te divierta ver sangre salpicando por todas partes, ya que el jueguecito es sangriento a más no poder. Pero vamos, que si lo que os he contado os resulta interesante, os garantizo que el juego os parecerá formidable.
2 comments:
Suena bastante interesante, lo que me sorprende de estos juegos es que tengas que comprar cosas en una tienda, pero no estan todos muertos, que pasa que el cachondo de la tienda es el unico que sobrevive y encima tiene las narices de cobrarte para darte armas.
En defensa del juego diré que la tienda está completamente automatizada, y por tanto no hay ningún tipo que debería estar muerto pero que casualmente encontró santuario en la tienda, hahaha.
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