Tanto insistió Halagan en que Crystal y yo viéramos la primera temporada de Fargo, que al final le hicimos caso y acabamos devorándola el verano pasado. Tanto Crystal como yo coincidimos en que era una de las mejores series que habíamos visto, con lo que os resultará comprensible que recibiéramos las noticias de que iban a hacer una segunda con emoción y entusiasmo.
Al igual que la primera, esta segunda temporada de Fargo que vimos hace poco está compuesta por diez episodios, y cuenta una historia autoconclusiva, con lo que el relato tiene un principio, un nudo, y un desenlace. Además, ambas temporadas se pueden ver independientemente dado que esta segunda transcurre varias décadas antes de la primera, y hay sólo un personaje que las conecta: el policía Lou Solverson, interpretado por Keith Carradine en la primera temporada, y por Patrick Wilson en la segunda.
Si en la primera temporada conocimos a un Solverson mayor y retirado, en la segunda nos lo encontramos joven, lleno de energía, y metido hasta las cejas en una sangrienta guerra entre varias organizaciones criminales que arrasa con todo lo que se cruce en su camino. Todo empieza cuando el hijo menor (Kieran Culkin) del líder de un pequeño imperio criminal se cepilla a varias personas en una cafetería, y es atropellado accidental pero inmediatamente al tratar de abandonar la escena del crimen. La joven al volante, Peggy (Kirsten Dunst), trata de ocultar lo sucedido con la ayuda de su marido (Jesse Plemons), y a partir de aquí las cosas comienzan a desmadrarse episodio tras episodio, y la violencia se extiende cobrándose víctima tras víctima.
Al igual que sucedía en la primera temporada, Fargo rebosa violencia, pero la forma calmada y el ritmo pausado con que se nos presenta todo y se desarrolla la historia suponen un brutal pero interesante contraste que causa tanto terror como desasosiego. Además, los helados parajes que se retratan en la serie, que transcurre en distintas pero igualmente gélidas áreas de Minnesota y Dakota del Sur, aumentan esta sensación de calma, de aislamiento, y de soledad.
Como también sucedía en la primera temporada, las interpretaciones del reparto al completo (Ted Danson y Zahn McClarnon se salen, y los anteriormente citados Dunst y Plemons lo bordan también; y eso por no hablar del pequeño pero brillante papel del genial Nick Offerman) son brillantes, los diálogos acertadísimos, y la trama oscura, compleja, y tremendamente adictiva. Así pues, si aún no habéis empezado a ver la que podría sin duda ser una de las mejores series de todos los tiempos, no lo dudéis y dadle una oportunidad a Fargo, que os dejará temblando de frío y de gusto. ¡Cinco heladas y sangrientas estrellas!
2 comments:
Tiene muy buena pinta a pesar de que la niña bollo salga en esta nueva temporada... a ver si la traen por Netflix
La serie es excelente, y no deberías perdértela :)
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