Hace ya más de diez años mi mujer, yo y millones de telespectadores dijimos adiós a la que aún hoy es una de las más exitosas comedias que ha dado la televisión: la hilarante Friends.
El gran vacío que dejó en nuestros corazones y en nuestras sobremesas llegó a hacerse insoportable por momentos. Tanto, que mi mujer y yo buscamos alternativas con qué llenarlo. La primera y más evidente fue el spin-off que vio la luz durante la siguiente temporada televisiva: Joey. Pero, como no fue el éxito inmediato que cabía esperar, la serie no solo fue injusta aunque comprensiblemente comparada con su predecesora, sino también maltratada en su emisión, puesta en el congelador durante su segunda temporada y, finalmente, cancelada. Sinceramente, Joey me parecía y aún me parece una buena comedia. Pero está claro que no terminó de ofrecer lo que la mayoría de la gente demandaba de ella. Es la ley del juego.
Varios meses después del estreno de Joey, mi mujer y yo nos enteramos de que otra de las estrellas de Friends, en este caso Lisa Kudrow, estaba preparando su regreso a la televisión. Así que le seguimos la pista y, en junio de 2005, acudimos puntuales a nuestra cita con la nueva serie de la actriz que había dado vida a Phoebe Buffay.
La susodicha serie, co-creada por Lisa Kudrow y una de las principales mentes creativas tras Sex and the City, Michael Patrick King, resultó ser The Comeback, una comedia tan alejada del agradable tono de Friends que en primera instancia nos pilló desprevenidos por completo.
Aquella primera temporada de The Comeback seguía el día a día de Valerie Cherish, una actriz que, tras haber copado portadas en el pasado como la protagonista de la sit com del momento, trata de volver a ser de actualidad al protagonizar The Comeback, un reality show que muestra su vida privada mientras comienza a rodar la nueva comedia en la que actúa: Room and Bored. Si esta premisa suena a meta, es porque lo es. Mucho. Pero la serie no nos pilló desprevenidos a mi mujer y a mí por eso, sino porque, allá por 2005, nuestros primitivos cerebros televisivos aún no estaban preparados para lidiar con una antiheroína del calibre de Valerie Cherish, que era objeto de abuso, crítica y vejación episodio sí, episodio también. Muchas veces por ella misma. Y sus metas y objetivos, al menos en la superficie, no eran precisamente los más nobles ni los más loables. House M.D., que ya llevaba un año en antena, estaba protagonizada por un médico impertinente pero a la vez brillante. Dexter, que no vería la luz hasta un año después, seguía a un asesino en serie que utilizaba sus, ejem, cualidades especiales para hacer el bien en lugar del mal. Incluso Walter White no comenzaría su andadura hacia el lado oscuro hasta mucho tiempo después. Todos estos antihéroes posteriores, tan prominentes, no se acercan tanto al límite como lo hacía Valerie Cherish en 2005. Todos tienen alguna cualidad que hace algo más fácil querer seguirlos: su superioridad en algún campo concreto, como Hannibal Lecter; sus al fin y al cabo buenas intenciones, como el citado Dexter; o su capacidad para el descaro, como Hank Moody. Pero Valerie Cherish, al menos desde mi punto de vista entonces, no tenía ninguna cualidad que me lo pusiera fácil: no era una profesional brillante, sus motivaciones no eran las más honrosas, y socialmente no era el pez más brillante del río. Ver cada uno de esos primeros episodios de The Comeback dolía literalmente. Era un sufrimiento. Y, por eso, tras cosa de media temporada, decidí dejar de verla.
Diez años después, nada menos, tanto el panorama televisivo como mi interpretación de éste han evolucionado considerablemente. Ya no califico las series como “de reir”, “de llorar” y “de pensar” (bueno, tampoco lo hacía antes gracias a Buffy, pero ésa es otra historia). Y soy capaz de aceptar que el humor no tiene por qué ser exclusivamente blanco, verde o negro, sino que acepta un espectro mucho más amplio de colores.
Es por eso que, cuando comencé a ver por curiosidad la segunda temporada de The Comeback, estrenada este mismo año, mis reservas fueron tiradas por los suelos casi de inmediato. Me encontré ante una temporada con un tono prácticamente calcado al de su predecesora. Con una Valerie Cherish culpable de los mismos vicios y las mismas faltas, y en una situación profesional incluso más desesperada si cabe. Pero mi reacción no fue la misma. El sentimiento de vergüenza ajena seguía presente, pero difuminado hasta tal punto que sufrir las desventuras de nuestra protagonista ya no era en absoluto incómodo, sino natural.
Los ocho episodios de la segunda temporada de The Comeback resultaron ser tan sublimes, tan hilarantes, tan satisfactorios, que cuando terminé de verlos no pude frenar el impulso de comenzar a ver de nuevo la primera temporada. Y, sorpresa (o quizá no), aquellos mismos capítulos que diez años antes se me habían hecho insufriblemente incómodos de ver resultaron ser toda una delicia para los ojos y la mente. Una década después me había puesto por fin a la altura de ese metamonumento a la televisión que es esta serie. Y podía al fin disfrutar por completo de lo maravillosamente escrito, dirigida, montada e interpretada que está. Porque, por poner el ejemplo que más persistentemente me viene a la mente, Lisa Kudrow conoce de tal manera su personaje que literalmente DESAPARECE dentro de Valerie Cherish.
Según tengo entendido HBO ha dado el visto bueno a una potencial tercera temporada, pero ni King ni Kudrow tienen prisa por producirla hasta que los astros narrativos no se hayan alineado. Sea cuando sea que llegue ese momento, allí estaré para verlo. Y estoy seguro de que será una delicia
4 comments:
El mejor, el humor amarillo.
Bromas aparte, estoy de acuerdo contigo en que The Comeback es una serie tan meta como adelantada a su tiempo fue su primera temporada. Verla es como ver a Michael Scott en The Office: te hace sentir vergüenza ajena y una incomodidad difícil de transmitir, pero al mismo tiempo no puedes evitar seguir las desventuras del personaje. Ambas temporadas de The Comeback son hilarantes, y la segunda termina de forma magnífica. No sabía que hubiera posibilidad de una tercera, pero estoy contigo en que no me la perderé si algún día llega a suceder. Gran serie :)
Pues sí: según tengo entendido HBO ha debido encargar una nueva temporada, y a Lisa Kudrow y a Michael Patrick King les parece una buena idea hacerla cuando confluyan la historia ideal con el momento ideal.
Suena a que podría llevarles una eternidad; pero mejor que hagan algo bueno cuando sea, que no algo malo rápido y para cumplir.
Por supuesto. Totalmente de acuerdo.
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