Hay que ver lo bien que escribe Carlos Ruiz Zafón, y el gusto que da leer cualquiera de sus novelas del Cementerio de los libros olvidados. La entrega que nos ocupa hoy es la tercera, El prisionero del cielo, que me ha parecido casi tan fantástica como las dos anteriores, y que no puedo dejar de recomendaros.
Los diálogos y la forma de hablar de los personajes es probablemente lo que más me gusta de la novela. El prisionero del cielo transcurre en 1957 y 1958 por un lado, y en 1939 y 1940 (la historia dentro de la historia) por otro, y la forma en que se expresan los personajes me recuerda, por rara que esta comparación pueda parecer, a los tebeos de Mortadelo y Filemón. Personajes como Daniel Sempere o David Martín siempre hablan de usted incluso a sus amigos íntimos, utilizando una sintaxis rica y, hasta cierto punto y por desgracia, anticuada. Y luego está Fermín Romero de Torres, el gran Fermín Romero de Torres, cuya prolijidad léxica no hace sino añadir a lo colorido de su discurso, y que cada vez que suelta un trapacero u otro vocablo similar y ya en desuso me remite de forma invariable a los diálogos de Ibáñez; lo cual, por si no ha quedado claro, me parece sublime. Y ya que menciono al carismático Fermín, no destripo nada al decir que El prisionero del cielo es básicamente la historia de Fermín: quién es, quién fue, y cómo llegó a donde está y por qué. A tal propósito, y muy astutamente, Zafón utiliza el recurso de la historia dentro de la historia y hace que Fermín le cuente a Daniel la historia de su vida, que aunque no es la única parte relevante de la novela, es probablemente la más extensa e importante y como se podría resumir este libro, lo que me lleva a comentar el pequeño párrafo que precede al primer capítulo. En él se dice que los libros del ciclo del Cementerio de los libros olvidados pueden leerse en el orden que sea, y que aunque hay personajes comunes y arcos argumentales que se entrecruzan, el lector puede leerlos en el orden que le plazca. Qué queréis que os diga. Aunque el lector es muy libre de hacer lo que le venga en gana, la verdad es que no creo que leerlos en otro orden que en el que se publicaron sea una buena idea, especialmente este último. Hasta cierto punto, se podría leer El juego del ángel antes de La sombra del viento sin problema alguno dado que tiene lugar antes de los acontecimientos narrados en La sombra del viento, pero en El prisionero del cielo se habla en profundidad del desenlace de ambos volúmenes previos, con lo que leerlo antes que las otras entregas de la serie sería una equivocación. Además, el cliffhanger con el que termina la novela es de órdago y me hace esperar la siguiente entrega (que creo haber leído en algún sitio será la última) con impaciencia y anticipación inusitada, y no tendría mucho sentido leer los libros anteriores después del final de éste. Pero allá cada cual.
En resumen: personajes interesantes, tramas impredecibles, diálogos fantásticos, y una prosa magnífica que da gusto leer y saborear componen una novela recomendable para todo aquel a quien le gusten las buenas historias bien contadas. Y para los que queden por ahí que todavía no hayan leído el fenómeno editorial que La sombra del viento supuso hace ya una década, dejaos de perder el tiempo con otros libros menores y comprad esta fantástica novela, que no os arrepentiréis.
6 comments:
Suena interesante, pero es curioso que tu digas de leer los libros en orden con tu conocida tendencia a no hacerlo ;-)
Me encantan las novelas en las que los personajes no hablan todos igual y se reflejan diferentes educaciones.
Ya me imaginaba yo que alguien haría el comentario... Pero imagínate: para que yo diga que hay que leer la serie en orden, necesario debe ser!
necesario debe ser maestro Alba la serie leer en el correcto orden para tu entenderla ;-)
Jajaja.
¿Entonces el segundo libro es una precuela, y éste segundo es una secuela con un flashback dentro, à la Wizard & Glass?
Qué grande, Fermín Romero de Torres. Es prácticamente lo único que recuerdo de La sombra del viento. Mi resúmen de éste, aquí, no me refresca mucho la memoria.
Exactamente, Hal: así son los tres libros. Y no veas la cara que se me quedó cuando, después de haber comentado el otro día que Fermín debería aparecer en todos los libros del universo, me puse a leer El prisionero del cielo y me di cuenta que él era el protagonista absoluto, hahaha.
Jajaja. No me extraña.
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