Me gusta leer y ver la tele

Monday, March 03, 2014

A martillazo limpio

Hammered es el tercer libro de las Crónicas del druida de hierro escritas por Kevin Hearne, y es igual de entretenido que los dos anteriores. En esta ocasión, y tal y como se apuntó al final de Hexed, Atticus tiene que vérselas con el panteón nórdico por una serie de razones que no voy a desvelar aquí. A tal efecto, el milenario druida reúne un equipo de lo más interesante formado por personajes de distintos poderes que tampoco voy a destripar, y viaja a Asgard para vérselas con prácticamente todos los dioses y valkirias que tienen a bien aparecer.

Como en entregas anteriores, el libro está repleto de humor y personajes interesantes, y la historia general de la saga avanza hacia lo que varios dioses (incluido uno muy famoso con quien Atticus se va de bares en una desternillante escena) profetizan va a ser un desastre de proporciones cósmicas. Con tales  augurios, las cosas no pintan pero nada bien para el pelirrojo druida, pero los lectores (o, al menos, yo) ya se están frotando las manos tratando de imaginarse los cataclismos que se avecinan.

Algo que me gusta de esta serie y que se ve perfectamente ilustrado en Hammered es la forma en que Hearne narra las batallas. Aunque el autor nos esté contando un enfrentamiento cruento con decenas de combatientes y de consecuencias cósmicas, no se extiende más de lo necesario (muchos dirían que lo hace menos de lo necesario, de hecho), y las peleas son cortas pero intensas, bien desarrolladas pero breves. Esto, en mi opinión, hace que las novelas de esta serie sean dinámicas y que no resulten cansinas, y logra que no me aburra con una retahíla de mandobles y fintas que no me hacen ninguna falta para comprender lo que está sucediendo. Hearne parece tener claro que las batallas son parte de su historia, pero que su historia no es una batalla o sucesión de las mismas, y eso es muy de agradecer, especialmente cuando tantos autores pasan decenas de páginas describiendo cómo el héroe rotó el codo veinte grados para bloquear la acometida de su enemigo, quien trataba de hundirle la espada cinco centímetros y medio en el cuello al lanzarla en un ángulo agudo de cuarenta y tres grados desde una distancia de dos metros y treinta y seis centímetros. Cuando quiera leerme un manual de esgrima, me compraré uno.

Otra cosa que me gusta tanto como a Nash molesta es que los dioses en esta serie no sean inmortales (excepto los de algunos panteones en particular), y que básicamente fueran creados por los humanos que creían en ellos y les rendían culto, algo que, si mal no recuerdo, también hace Terry Pratchett en DiscWorld. Esta humanización de los dioses los convierte en personajes mucho más interesantes al añadir una dosis de incertidumbre con respecto a sus capacidades e integridad física que no suele estar presente en otras series de fantasía en las que las deidades hacen y deshacen a su antojo sin que nadie pueda hacer nada al respecto. En mi opinión, todo un acierto.

Pese a que sigo pensando que esta serie es Dresden Light, no es menos cierto que, de momento, los tres libros que me he leído me han hecho pasar un rato de lo más agradable y no puedo dejar de recomendároslos. Si no sois Nash, ¡os encantarán!

6 comments:

Nash said...

No es que no me guste que humanicen a los dioses o que no se les pueda matar. La opcion que sean seres de otros planetas con otra tecnologia superior a la humana me gusta más que eso de que si yo creo en algo aparece.En Stargate o Thor se ve esta opción.
Así nos dejamos de paradojas, de si los dioses creen en algo surgirian dioses de los dioses, o los dioses al ser disoses no pueden crear nuevos dioses con sus creencias.
Si algun dia lo traducen y lo encuentro en formato economico lo leere pero no estará entre mis prioridades.

Mario Alba said...

A cada uno le gusta lo que le gusta, y ahí no hay discusión que quepa: si te gustan los dioses de otro planeta o con tecnología superior, perfecto. Sin embargo, se podría aducir que entonces esos seres no son dioses, sino simplemente extraterrestres.

La paradoja con respecto a los dioses aparece, creo, en el mismo momento en que tienes más de uno. Si un dios es un ser omnipotente, entonces por definición sólo puede haber uno, ya que en el momento en que un segundo le puede plantar cara al primero y negar así su voluntad, ninguno de los dos es un dios propiamente dicho. Y si se excluye el adjetivo "omnipotente" de la definición, entonces no sé yo si lo que queda es un dios o simplemente un ser superpoderoso.

Por otro lado, y anulando la posible paradoja que mencionas, los dioses saben que ellos son los amos, con lo que no necesitan creer en sus propios dioses, ya que, por definición, los dioses están por encima de los que creen en ellos, y los dioses saben que no hay nadie por encima suyo, por lo que dicha creencia es innecesaria. Está claro, ¿no? ;)

Halagan said...

Claro como el agua estancada, así es como está. Vaya coloquio filosofante que tenéis montado.

Sobre esta saga, como creo que ya he dicho, pues tiene buena pinta. Pero antes me leo Dresden, eso seguro.

Mario Alba said...

Ambas están muy bien, aunque Dresden es superior, sin duda :)

Nash said...

Esta claro que a cada uno nos gustan unas cosas, solo faltaria.
Pero es que el tema de los dioses no me gusta, y no solo en esta saga, la de la guerra de la reina araña e incluso dresden se ven afectadas por este fenomeno y en mi opinion solo empobrece las historias.
A los españoles los idios nos consideraron dioses la primeravez que nos vieron por que tecnologicamente heramos muy superiores.
¿Si los dioses son creados por la fe de los humano, la ausecia de la misma los destruiria?
Los dioses de diferentes religiones se pueden reproducir entre ellos generando todo tipo de dioses extraños.
Pero bueno dejando las chorrados aparte simplemente es que veo una buena historia que podia ser mucho mejor.

Mario Alba said...

A mí, en general, nunca me gusta que aparezcan dioses en las novelas que leo. Al menos, en las aventuras de Atticus, son lo suficientemente humanos como para que me resulten agradables. Pero a cada uno lo suyo :)