Desaparecida

Sin haber visto la primera temporada (cosa que a Nash no le sorprenderá), Crystal y yo nos pusimos a ver la segunda de The Missing, serie que gira en torno a la desaparición de dos niñas. Once años después de su rapto, una de ellas, Alice Webster (Abigail Hardingham), reaparece tras escapar de su cautiverio y dice haber estado retenida junto a la otra niña, Sophie Giroux, lo que reactiva la investigación en torno al secuestro de ambas. Julien Baptiste (Tchéky Karyo), un detective retirado que investigó la desaparición de Sophie en su día, vuelve a la acción para desentrañar el misterio que lo ha tenido en vilo durante más de una década, y que está empeñado en resolver antes de que el tumor que lo aqueja acabe con él.

Los ocho episodios de la temporada son intensos y están llenos de emoción y sorpresas. Todos los actores hacen un papel estupendo, y sus relaciones a lo largo de los años (la historia transcurre en tres períodos diferentes) resultan interesantes e impredecibles, lo que no hace sino aumentar la tensión y el suspense de principio a fin. Vamos: que resulta un placer ver esta temporada de The Missing, y si no la habéis visto, os la recomiendo encarecidamente. ¡Cinco reaparecidas estrellas!

Los vampiros atacan al druida

Staked es el octavo libro de las Iron Druid Chronicles escritas por Kevin Hearne, serie a la que sólo le queda una novela para concluir.

Tras los eventos narrados en la anterior entrega, Atticus se encuentra inmerso en una guerra sin cuartel contra los vampiros liderados por Theophilus, y en Staked vemos cómo termina tan tremendo enfrentamiento. Como ya sucedió en el libro anterior, los capítulos alternan los tres puntos de vista de los druidas: Atticus, Granuaile, y Owen, y aunque todos resultan interesantes, mis favoritos son sin duda los de Atticus, seguidos por los de Owen (pobre Granuaile).

Al igual que en anteriores entregas de la serie, Staked rebosa humor, acción, y situaciones límite, y la novela se lee rápidamente y se disfruta de principio a fin. Dicho esto, creo que Staked es, junto a Tricked, la entrega más floja de la saga, y aunque es más entretenida que esta última, no lo es tanto como las otras seis. Le doy tres druídicas estrellas y media, y quedo a la espera del desenlace de la serie.

El guardián de la galaxia

Hace poco me leí Agent of the Cosmos, el primer volumen de Venom: Spaceknight, una serie de Marvel escrita por Robbie Thompson e ilustrada por Ariel Olivetti que me compré de super oferta hace un par de meses. Pese a no ser un fan acérrimo del personaje, la serie me llamó la atención por las portadas de Olivetti, que dibuja y pinta los seis números que este tomo recopila. Las ilustraciones están muy bien, y no quiero ni saber la de horas que le debió costar al artista hacer cada página. La historia, por otro lado... no está mal, pero tampoco es nada del otro mundo.

La acción comienza con Flash Thompson y su simbionte Venom convertidos en Agentes del cosmos, un título que nadie les explica, pero que poco a poco van descubriendo consiste en ayudar a cualquier ser de la galaxia que necesite su ayuda. Esto los lleva a saltar de planeta en planeta, a conocer distintas criaturas, y a partirse la cara con otras tantas. Todo bastante sencillo y sin complicaciones.

En general, el guión de Robbie Thompson no me pareció nada destacable, y sus chistes e intentos de ser gracioso se quedan justamente en eso: en intentos. Las aventuras de Flash y Venom se dejan leer, y poco más, y los personajes cumplen sin resultar (ni de lejos) memorables. Con respecto a las ilustraciones, como ya he dicho antes, Ariel Olivetti se luce, y en mi opinión son lo mejor del comic.

En definitiva, Venom: Spaceknight es un comic de superhéroes más, pero ambientado en el espacio. Si lo leéis, bien; y si no, también. Le doy dos estrellas simbióticas y media, y aparco la serie indefinidamente.

Sopulu retratado

Aquí tenéis a Sopulu, uno de los chimpancés favoritos de Crystal. Como los otros dibujos en esta serie, éste está hecho completamente a tinta (con encaje a lápiz) sobre papel marrón. ¡Espero que os guste!

Señorita chimpancé

Nuestro primate de hoy es Samira, una de las chimpancés con las que trabaja mi esposa en Project Chimps. Como los dibujos anteriores en esta serie, lo empecé con un encaje a lápiz, y luego lo entinté con mis bolígrafos negros, mi Pentel pocketbrush, y mi tinta blanca Speedball a pincelazo limpio. ¡Espero que os guste!

Invasores extraterrestres

El otro día terminé de leerme Video Night, una novela escrita por Adam Cesare que rinde homenaje a las películas de monstruos e invasiones extraterrestres de los ochenta. La historia está protagonizada por Billy, el típico empollón de instituto que está enamorado de su vecina Rachel con la que ni se atreve a hablar, y su mejor amigo Tom, tipo duro que no va a clase y se dedica a fumar y hacer lo que ese tipo de adolescente suele hacer. Ambos amigos se reúnen cada viernes por la noche en casa de Billy para ver una película de terror, y es en los dos o tres días que preceden al esperado evento que la historia transcurre. Dicha historia no es ni más ni menos que la llegada de unos parásitos extraterrestres que entran en cuerpos humanos en forma de semilla, crecen rápidamente, y les salen a sus desdichados huéspedes por la boca, mandándolos al otro barrio en el proceso. Su misión: multiplicarse, destruir a los humanos, e instalarse en la Tierra. Y, ni qué decir tiene, los únicos aparentemente capaces de detenerlos son los expertos en películas de terror Tom y Billy, y su amor platónico Rachel, que pasaba por allí (no exactamente).

Video Night está perfectamente ambientada en los ochenta gracias a referencias a videojuegos y películas de terror en VHS, y de principio a fin transmite la sensación de estar viendo una de esas películas de invasiones alienígenas y parásitos extraterrestres de bajo presupuesto que todos vimos y disfrutamos cuando éramos pequeños. Al igual que estas películas, Video Night entretiene sin ser gran cosa, y hace gala de las mismas virtudes y defectos que dichos filmes: personajes unidimensionales, decisiones cuestionables, más atención puesta en los monstruos que en los personajes, etcétera. O sea: que para pasar un rato entretenido recordando las películas que veíamos hace veinticinco años está bien, pero su falta de sofisticación o profundidad (que no aspira a tener, que quede claro) hace que se olvide con facilidad y no sea más que un divertimento temporal sin pretensiones. Le doy tres estrellas invasoras, y os recomiendo que veáis una película de la época en vez de leer este libro: sacaréis lo mismo de la experiencia, y acabaréis antes.

Fiesta de graduación

Aquí tenéis otro dibujo que me contrataron para hacer hace unas semanas. En este caso, la señora quería una invitación para la graduación de su hijo que incluyera al citado estudiante y a su perro en uno de sus lugares favoritos: el campo de béisbol de los Sewanee Tigers, equipo universitario para el que el chaval ha jugado durante sus años en la institución. Como siempre, el dibujo es una mezcla de dibujo tradicional y acabado digital, con los personajes dibujados en papel a tinta, y el fondo hecho directamente en mi Cintiq antes de colorearlo todo. ¡Espero que os guste!

De magia y océanos

The Ocean at the End of the Lane es una novela escrita por Neil Gaiman que rebosa magia, misterio, honestidad, melancolía y curiosidad a partes iguales. La historia está protagonizada por un niño de siete años, y narra los extraños sucesos que tienen lugar cuando Lettie Hempstock, una niña de once años que vive en una granja cercana, le descubre un mundo de criaturas extrañas y monstruos imposibles. Uno de esos seres logra cruzar a este lado de su dimensión, y no se detendrá ante nada para controlar al protagonista y su familia.

Cualquier cosa que leo escrita por Gaiman me suele encantar, y esta novela no es una excepción. The Ocean at the End of the Lane es bastante breve (se lee en unas cuatro horas), y lo entretenida y emocionante que resulta hace que se lea incluso más rápido de lo que uno se esperaría dada su extensión. ¡Cinco mágicas estrellas!

Harta

I Don't Feel at Home in This World Anymore es la película escrita y dirigida por Macon Blair, y protagonizada por Melanie Lynskey e Elijah Wood que recibió el premio del jurado de Sundance 2017. La historia narra la historia de Ruth (Lynskey), una enfermera con mala suerte que un buen día decide que ya está harta de que la tomen por el pito del sereno. Tras una confrontación con su vecino Tony (Wood), cuyo perro hace sus necesidades en el jardín de Ruth día sí y día también, ambos comienzan una extraña relación que no hace sino volverse más y más rocambolesca cuando alguien entra en casa de Ruth y le roba el portátil, y ésta le pide ayuda a Tony para recuperarlo. Armado con una estrella ninja y una cachiporra medieval, Tony acepta la misión, y ambos se embarcan en una curiosa aventura que los conduce a un final inesperado.

I Don't Feel at Home in This World Anymore es una película divertida, sorprendente y trágica que entretiene de principio a fin. Tanto Melanie Lynskey como Elijah Wood se lucen en sus respectivos papeles, e imbuyen a sus personajes con grandes dosis de humanidad y ternura. La película recuerda bastante a las de los hermanos Cohen, así que, si os gustan sus películas, probablemente ésta os gustará también. ¡Cuatro rocambolescas estrellas!

Pececillo bajo la lluvia

Aquí tenéis otro boceto ultra rápido que hice en una reunión el otro día. ¡Cinco minutos bien invertidos!

Hay un perro en mi sofá

Aquí tenéis otro dibujo que me contrataron para hacer. En este caso, es una reproducción de una fotografía en la que Vladimir, el perro retratado, aparecía cómodamente instalado en el sofá junto a sus "padres". Como siempre, hice el dibujo a mano primero, y luego lo terminé en mi Cintiq. ¡Espero que os guste!

Máquinas expendedoras y contenedores de basura

Hace cerca de tres meses los del club de Infinity de Barcelona decidimos hacer un pedido a una web australiana de escenografía en dm, que es madera cortada con láser. La verdad es que tiene cosas espectaculares: coches, edificios, ruinas... De entre todas sus opciones, yo pedí un conjunto de decoración para calles compuesto de máquinas expendedoras y contenedores de basura, una furgoneta y un set de alcantarillas. La verdad es que desde el principio la cosa fue mal. Para empezar, los cabrones de mi banco nos cobraron 30€ sólo por el cambio de divisa: una auténtica salvajada. Después, el pedido tardaba en llegar, hasta que un buen día llegó un sobre a casa... Un sobre no puede ser, me dije, si el paquete pesaba unos seis kilos... Los cracks de los australianos habían cerrado el paquete sólo con una cinta de embalar, y en vez de ponerla rodeando todo el paquete, sólo estaba cogiendo un pequeño trozo, con lo que obviamente la mercancía se salió y sólo llegaron a mi casa un kilo y medio de los seis. Hay que tener los huevos bien grandes para entregar el paquete así, pensé, pero luego me fijé que yo había pedido esto por DHL y los muy hijos de su madre, al ver cómo había llegado, lo mandaron por correos. Así que tocó reclamar, y la verdad es que la gente australiana resultó ser muy maja. Les envié fotos de cómo había quedado el paquete, y me lo reenviaron en seguida, así que un mes después me llega una carta de los desgraciados de aduanas diciendo que nos paran el paquete y que tenemos que pagarles porque les sale de los huevos, ya que ya pagué los impuestos australianos, los impuestos españoles, más un recargo porque ellos me habían parado el paquete... Pues joder, no me lo pares. Total, que otro medio mes para solucionar esto y 150 euros de más para que llegue el paquete.

Después de esta aventura me tocó clasificar y repartir a cada uno del club lo suyo, y por fin hace unos días me puse a pintar mi escenografía, que va a quedar genial en mi estación de tren. Lo primero que hice fue el contenedor, al que le di un toque desgastado, y la máquina expendedora de balas. El cartel no lo he pintado, pues me di cuenta de que el tamaño del dibujo que había en la caja en que venía era exacto al de las máquinas de verdad, así que recorté y pegué.

Estoy muy contento con el resultado y espero que os guste.

Corredor y astronauta

Aquí tenéis un par de bocetillos rápidos que hice el otro día en una reunión.

¡Espero que os gusten!

Quintin el chimpancé

Aquí tenéis otro chimpancé de los que conoce Crystal. En esta ocasión, el simio retratado es Quintin, uno de los favoritos de mi esposa.

Como ya hice con el dibujo de Arthur, esta ilustración está hecha a mano sin retoques digitales, y con los mismos materiales que utilicé para el anterior: lápiz, Pentel pocketbrush, tinta blanca aplicada con pincel, y rotulador Copic para los ojos. A estos materiales añadí tinta negra Speedball aplicada con pincel también (además de los trazos negros del pocketbrush), y lápices pastel negros y grises, que no acabaron de convencerme y acabé ocultando casi por completo con pinceladas de tinta negra (aunque algún trazo rebelde se puede apreciar todavía). Una ensalada de medios y materiales, vamos. ¡Espero que os guste el resultado de tanto empastre!

Monstruo ciclópeo peludo

Aquí tenéis un dibujillo que hice en cosa de diez minutos para probar mi nueva tinta blanca Speedball y el bloc de papel marrón que compré para hacer dibujos de chimpancés como el que os enseñé hace un par de días. El encaje a lápiz me llevó cosa de un minuto, y perfilarlo un poco más con mi bolígrafo negro no más de dos o tres. Una vez hecho esto, lo enguarré todo bien con mi Pentel pocketbrush, y luego cogí el pincel y terminé de empastrarlo todo con la tinta blanca. A continuación, usé el bolígrafo negro para definir mejor los contornos alrededor de las masas blancas, y luego coloreé el ojo con un rotulador Copic. El resultado: un bicho curioso que espero que os guste.

Arthur el chimpancé

El dibujo de hoy es un retrato de Arthur, el líder de los chimpancés con los que trabaja Crystal en Project Chimps. El dibujo, hecho completamente a mano sobre papel marrón, está basado en una foto del simpático primate. Primero, encajé el dibujo a lápiz, y después me puse a empastrar con mi bolígrafo negro, mi Pentel pocketbrush, y mi nueva tinta blanca, que apliqué con uno de mis pinceles. Finalmente, usé un rotulador Copic para colorear los ojos, y di por terminada la pieza. ¡Espero que os guste!