Mi querido co-blogueador Nash me regaló Falcó, la última novela de Arturo Pérez-Reverte, para mi cumpleaños el pasado diciembre, aduciendo que los libros del Cartagena siempre son una apuesta segura, especialmente en mi caso: no hay más que ver mi lista de lecturas favoritas de 2016 para ver que el señor Reverte figura no una sino dos veces. Tras agradecerle el regalo profusamente, me dispuse a leerlo, y en cuestión de cuatro días ya me lo había ventilado: una, porque es una novela cortita (no llega a las trescientas páginas); y dos, porque una vez la empiezas, no puedes dejar de leer.
La historia, que transcurre en el otoño de 1936 durante la Guerra Civil Española, está protagonizada por Lorenzo Falcó, un agente del franquista SNIO (Servicio Nacional de Información y Operaciones) al que le encargan liderar el rescate de José Antonio Primo de Rivera, que se halla preso en la cárcel de Alicante. Sin embargo, que Falcó esté trabajando para el SNIO no significa que esté en el bando nacional, aunque tampoco milita en el republicano. Falcó, como dice la contraportada del libro, lo tiene muy claro: en esta guerra hay dos bandos: él, y todos los demás. Es decir, que lo suyo es cumplir las misiones que le den, independientemente de ideologías o agendas partidistas. O sea: que consigue no caerle bien a nadie porque no comparte ni las ideas ni las creencias de sus aliados, pero tampoco las de sus enemigos. Ha sido esta frialdad calculadora, esta independencia apolítica, la que lo ha mantenido con vida durante su carrera como espía, agente secreto, ejecutor, y, por resumir, tipo que se encarga de solucionar los asuntos que se le encomiendan con discreción, pero con tanta brutalidad como sea necesario. ¿Suena contradictorio? Eso es porque Falcó no es ni blanco ni negro sino gris, lleno de impulsos opuestos, capaz de ayudar a unos y a otros según resulte necesario o conveniente. Y aun así, como personaje resulta simpático y carismático, tal vez porque resulta íntegro en su falta de integridad, o porque juega respetando la única regla del juego: que no hay reglas que valgan.
Como ya he dicho antes, Falcó se lee rápido y se disfruta enormemente de principio a fin gracias a una trama dinámica, unos personajes excelentes, y unos diálogos magníficos escritos con la siempre brillante prosa del autor, que, como suelo decir, sabe usar la palabra exacta en el momento adecuado. Así pues, si os apetece leer una novela de espionaje y acción ambientada en un período histórico importantísimo para España, no lo dudéis y leed Falcó, que os encantará. ¡Cinco estrellas más que merecidas!
2 comments:
Me alegra que te gustase tanto. Suena muy interesante la verdad y su lema mola aunque queda un poco solitario
Un poco, jaja. Pero está muy bien. Gracias de nuevo por regalármelo!
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