Como ya sabéis, hace un par de semanas Crystal y yo hicimos un viaje relámpago a Escocia para ver la Isle of Skye, una isla en la costa oeste de Escocia famosa por sus increíbles paisajes naturales. Para que os hagáis una idea de nuestro itinerario, volamos desde Chattanooga hasta Edimburgo el miércoles 10 de junio, y como sucede con todo vuelo transatlántico, llegamos allí el jueves 11 por la mañana. Ese día lo pasamos entero caminando por Edimburgo y haciendo fotos de los distintos sitios que vimos: el castillo de Edimburgo, los Jardines del Príncipe, un par de cementerios (uno de ellos, el Greyfriars Kirkyard, tiene la reputación de estar plagadito de fantasmas), y The Elephant House, el pub donde J.K. Rowling escribió el primer libro de Harry Potter, y donde Crystal y yo cenamos estupendamente.
Al día siguiente, cogimos el tren para ir a la Isle of Skye, el motivo principal de nuestra visita. El viaje en tren era semidirecto (tuvimos que hacer transbordo en Glasgow), y duró unas seis horas y media, con lo que Crystal y yo tuvimos tiempo más que suficiente para leer y dormir. Una vez llegamos a Mallaig (la última estación de la línea), cogimos el ferry para ir a la isla, y al desembarcar nos reunimos con el hombre de la compañía de alquiler de coches que nos esperaba allí para llevarnos a nuestro vehículo. Este señor era igualito a Walter White de Breaking Bad, lo que nos resultó bastante gracioso ya que era como si estuviésemos hablando con el famoso personaje, pero con acento escocés. Seguro que a él le habría hecho menos gracia que a nosotros si se lo hubiéramos comentado, pero supongo que nunca lo sabremos.
Al llegar a nuestro coche, un Ford Mondeo plateado, metimos las maletas en el maletero y nos preparamos para conducir por el otro lado de la carretera, algo que al principio me resultó aterrador, pero a lo que poco a poco le cogí el tranquillo y acabó pareciéndome normal. En este primer viaje conduciendo por la izquierda no tuvimos más que recorrer unas diez millas para llegar a nuestro alojamiento de aquella noche: una caravana muy cerquita del agua, donde por cierto pudimos ver focas pasando el rato tranquilamente.
Los dos días siguientes, sábado 13 y domingo 14, los pasamos conduciendo por la Isle of Skye, parando para ver el paisaje y hacer fotos, y también para cederle el paso a los cientos de ovejas que pacen libremente por la isla, y a las que poco les importa que haya coches o personas a su alrededor. Entre los lugares que vimos cabe destacar Dunvegan Castle, el castillo en el que, desde hace ochocientos años y hasta la actualidad, reside el jefe del clan MacLeod. Ni qué decir tiene, nos acordamos de Nash y de su gran afición por la película Highlander mientras estuvimos allí.
Esas dos noches las pasamos en un bed & breakfast en la parte norte de la isla con unas vistas del océano espectaculares, aunque en la habitación estuvimos más bien poco, ya que la mayor parte del tiempo estuvimos conduciendo y caminando por la isla.
El lunes, día 15, nos levantamos pronto para reunirnos con Walter White, devolver el coche, coger el ferry, coger el tren, y volver a Edimburgo, donde íbamos a pasar la última noche antes de volver a casa. Esta vez nos hospedamos en un lugar diferente al de la primera noche, y cenamos en un pub cercano con el simpático nombre de The Kilted Pig. Conversando mientras cenábamos, Crystal y yo decidimos que lo mejor que podríamos hacer en el futuro sería mudarnos a Escocia, con lo que estuvimos discutiendo cómo y cuándo hacerlo mientras degustábamos nuestros platos. ¡Una cena memorable!
Al día siguiente, nos volvimos a levantar bien pronto para ir al aeropuerto, y unas veinticuatro horas después llegamos a Chattanooga, cansados (y acartonados) de tanto avión, y tristes de no seguir estando en las Tierras Altas. ¡Con algo de suerte, volveremos pronto!
Por cierto: si esta entrada se os ha hecho corta, sabed que planeo escribir una versión mucho más larga y detallada, pero estará en inglés. Si no estáis versados en la lengua de Shakespeare, al menos con este resumen y con el vídeo y las fotos (Skye y Edimburgo) enlazadas (hecho todo por Crystal) os podréis hacer una idea de nuestras aventuras. Y si queréis saber más, siempre podéis preguntarme. ¡Espero que os haya resultado entretenido!
11 comments:
Que pasada de viaje, para la próxima vez a ver si podemos unirnos, me encantaría como bien has dicho conocer las tierras altas de escocia y toda la magia que encierran.
Practicare mi ingles intentando leer tu entrada más larga aunque seguro que el vídeo y las fotos de Crystal las disfruto más.
Sí que fue una pasada, sí; y seguro que te hubiera encantado. Cuando vivamos allí, puedes venir a visitarnos :)
¿Todas las fotos las ha hecho Crystal? ¿Eso significa que habéis visto en directo todo lo fotografiado? Sin duda, ¡vaya bestialidad de viaje!
Pero lástima que haya sido tan corto, ¿no? Teniendo en cuenta que teníais casi dos días de viaje en avión, cinco o seis días de vacaciones se os habrán hecho cortísimos.
Vaya envidia, macho. A ver si mis niñas van creciendo lo suficiente como para poder montarlas en aparatos voladores de largas distancias, jeje.
Jajaja. Sí: todo lo que aparece en las fotos (y vídeos) está ahí porque Crystal lo vio a través de su cámara, lo editó, y lo puso en nuestra página web. Y sí: el viaje fue fantástico.
En lo que a la duración del mismo se refiere, claro que se nos hizo corto, pero el problema es siempre el mismo: cuanto más tiempo pasamos fuera de casa, más dinero nos cuesta. Y con esto, que puede parecer una perogrullada, quiero decir que, por cada día que no estamos en casa, tenemos que pagar un día extra a la chica que nos cuida a los perros, y un día extra a la mujer que nos cuida los caballos, y el costo del viaje aumenta rápidamente y "no nos luce", porque no es que nos estemos gastando la pasta en ver más castillos o qué sé yo. Pero bueno: lo tenemos asumido, y sabemos a lo que vamos :)
Y sí: en cuanto las niñas sean algo más mayores, llévatelas de viaje, hombre. De hecho, podéis venir a visitarnos a Escocia cuando estemos allí instalados, jejeje.
Cuanta con mi visita en cuanto esteis ;-)
Me lo apunto, Nash :)
Jajaja. Lo mismo digo.
Sobre el tema del dinero, me hago cargo. De todas formas, no sé cuánto cuidado necesita un caballo, pero, ¿los perros? Sí son perros, ¿no? Están diseñados para cuidarse solos. Como mucho podíais pagarle un extra a la mujer que cuida de los caballos para que les eche la comida un par de veces al día también...
No sé, quizá digo esto porque mis perros son pequeños, y no necesitan gastar demasiada energía a diario. Igual tus tres mastodontes sí que requieren de alguien a tiempo completo,jajaja.
Lo que dices tiene sentido, pero no puede ser. Uno de nuestros perros, el más mayor, necesita ayuda constante casi cada vez que quiere levantarse. Y cuando sale al jardín a hacer lo que tiene que hacer, hay que ayudarlo a subir las escaleras. Además, no sé cómo duerme, pero siempre acaba debajo de la cama y hay que ayudarlo a salir, con lo que tiene que haber alguien controlándolo a lo largo del día. Sin embargo, no puede ser la misma persona que cuida de los caballos porque la grana está a cuarenta minutos de la casa, con lo que tenemos alguien que vive cerca de la casa que cuida a los perros, y alguien que vive no muy lejos de la granja para los caballos. Un lío, como puedes ver :)
Pobre animal. Totalmente comprensible lo de contratar a una dog sitter entonces.
Impresionante!!!!!! Tengo que ahorrar para ir con vosotros a un sitio así. Yo no tengo ni papa de inglés así que no puedo ir sólo. Os necesito!!!!
Crystal y yo tendríamos que empezar un negocio de guías turísticos, jajaja.
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