Estamos ante una nueva entrega de las aventuras de Los fantasmas de Gaunt,
nuestro regimiento preferido de la Guardia Imperial, tras el 501. En esta cuarta
entrega, Guardia de honor, escrita cómo no por Dan Abnett, tenemos una de cal y otra de arena.
En plena cruzada por recuperar los mundos que el caos ha corrompido, nuestros chicos, ahora reforzados por miembros de la ciudad arrasada de Vernun que intentaron salvar en el anterior libro, se enfrentan a una misión como mínimo curiosa: rescatar los restos de una santa que luchó contra el caos, mientras una horda de naves enemigas se acerca para destrozar el planeta y los restos del enemigo les van haciendo la puñeta mientras avanzan hacia el templo que guarda los restos. Como siempre, Guardia de honor es una novela intensa de principio a fin, donde los combates están muy bien descritos y te mantienen en vilo en todo momento. Lo bueno es que por fin se han decidido a dar apoyo aéreo; pero lo absurdo es que sólo les dura unos cuantos kilómetros y nada de utilizar satélites o las naves del espacio para buscar enemigos en el planeta o echar una mano. Otra cosa buena es que por fin los carros de combate tienen relevancia en los combates, y nuestro amigo Dan lo hace realmente bien en lo referente al combate urbano con vehículos pesados. Pero otra de las pegas grandes es que nos meten el tema religioso/místico que no me gusta nada de nada, ni en esta saga ni en ninguna. Como ya he dicho al principio: una de cal y otra de arena.
En definitiva la saga de Los fantasmas de Gaunt continúa muy bien, y aunque en esta ocasión los
personajes no tengan una evolución como en anteriores entregas, estoy más que dispuesto a continuar leyendo la serie.